La policía detiene un bingo vecinal porque cantaban los números con un megáfono
Los vecinos de una localidad cercana a A Coruña tuvieron que dejar su pasatiempo tras la denuncia de uno de los residentes
Por si era poco suplicio llevar casi dos meses encerrado en casa, ahora se pasaba el día escuchando cómo sus vecinos se pasaban el día jugando al bingo por la ventana con un megáfono. Números y más números sin parar, hasta que decidió llamar a la policía: ya no podía aguantar más. Eso es lo que debió pensar el hombre que ha acabado con un bingo vecinal en A Coruña.
Tal y como publica La Voz de Galicia, eso es lo que ha sucedido en Costa de Tapia, una zona situada a menos de diez kilómetros de la capital coruñesa y donde el bingo se había convertido en una distracción para un grupo de vecinos. Sin embargo, no todos disfrutaban del pasatiempo y uno de ellos, cansado de tanto número, llamó al 092.
Juan, uno de los impulsores de este bingo vecinal, explica cómo fue la notificación policial: "Los agentes se presentaron en mi casa y, la verdad, fueron muy amables. Entiendo que ellos tienen que hacer su trabajo. Dijeron que una persona había denunciado porque estábamos molestando y que teníamos que dejar de cantar números. Eso sí, nos dijeron que pasada media hora podíamos poner música como siempre".
Cantando números con megáfono
El bingo comenzó el pasado viernes y a la iniciativa se unieron vecinos de varios edificios: "Había un montón de gente. Llegamos a los 300 cartones e íbamos haciendo un seguimiento por un grupo de WhatsApp de los números que iban saliendo". El problema es que, con tantos jugadores, no todos alcanzaban a oír los números.
Llegaron a jugar con 300 cartones, lo que obligó a utilizar un micrófono unido a un equipo de sonido para que se pudieran escuchar los números
Para solucionar ese problema, Juan utilizó un micrófono que conectó a un equipo de sonido, por lo que los números se escuchaban por todo el vecindario. Pero mientras muchos de los vecinos disfrutaban del juego, otros no lo estaban pasando tan bien y uno de ellos decidió llamar a la policía: no podía más.
Los agentes hicieron su trabajo y suspendieron el juego: no había premios ni regalos, solo el hecho de pasar un buen rato en los largos días de confinamiento, pero el derecho de unos a disfrutar termina donde comienza el de los demás a descansar. Eso sí, con una sonrisa, Juan cree que la persona que les denunció lo hizo "porque no cantó ni una línea ni un bingo". ¿Será verdad?
Por si era poco suplicio llevar casi dos meses encerrado en casa, ahora se pasaba el día escuchando cómo sus vecinos se pasaban el día jugando al bingo por la ventana con un megáfono. Números y más números sin parar, hasta que decidió llamar a la policía: ya no podía aguantar más. Eso es lo que debió pensar el hombre que ha acabado con un bingo vecinal en A Coruña.
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