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La paradoja de la desertificación: los bosques valencianos crecen más del 45% en dos décadas
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La paradoja de la desertificación: los bosques valencianos crecen más del 45% en dos décadas

El último inventario forestal de Transición Ecológica revela un aumento de los árboles por encima de los 330 millones de ejemplares. Los expertos advierten de que no es incompatible con la mayor aridificación

Foto: Paraje de la Juncanilla, en Titaguas (Valencia). (Ayto de Titaguas)
Paraje de la Juncanilla, en Titaguas (Valencia). (Ayto de Titaguas)

La Comunidad Valenciana tiene bosques cada vez más frondosos y con más árboles y a la vez está sufriendo un proceso de desertificación similar al que vive el sur y el sureste de España como consecuencia del calentamiento global. Puede parecer una paradoja, pero es lo que dicen por separado los trabajos de investigación científica de organismos gubernamentales. Cuando las dos conclusiones se juntan, invitan a la contradicción, pero los expertos advierten de que no la hay. La expansión de las zonas áridas va por barrios (ubicaciones geográficas), igual que la masa forestal está creciendo a través de un progresivo proceso de colonización de terrenos de cultivo abandonados.

El Ministerio de Transición Ecológica ha publicado recientemente el Cuarto Inventario Forestal Nacional, un ingente trabajo de campo dedicado a poner cifras a los bosques y montes del país. La última vez que se publicó, entre los años 2005 y 2006, hace casi dos décadas, el informe ya reflejó una importante expansión de los bosques en importantes extensiones españolas. En el caso de la Comunidad Valenciana, el inventario que se ha conocido ahora refleja que las existencias de los bosques locales, en cifras redondas, ascienden a más de 330 millones de pies mayores, a cerca de 35 millones de metros cúbicos de madera y a casi 594 millones de pies menores. Los tres parámetros han aumentado fuertemente desde el tercer inventario, siendo los incrementos de en torno al 46%, 73% y 40%, según refleja el informe, cuyo trabajo de campo se realizó en el año 2022.

"La superficie forestal arbolada de Comunidad Valenciana se compone de diferentes formaciones, con 16 especies dominantes. Entre ellas, por orden de importancia según su extensión, destacan los pinares de pino carrasco (Pinus halepensis), formación que ocupa un 63% de la superficie y aporta en torno al 55%, 65% y 48% de los pies mayores, volumen con corteza y pies menores de todas las formaciones autonómicas", recoge el documento.

Foto: Imagen de la columna de humo de un incendio en Manitoba (EFE/Gobierno regional de Manitoba)

"Los datos son espectaculares", señala el ingeniero forestal Fernando Pradells, jefe de sección de medio natural y gestión forestal en la Diputación de Valencia y expresidente de la Plataforma Forestal Valenciana, que agrupa a propietarios forestales privados. Pradells subraya que, "a pesar de los incendios y del contexto del calentamiento", la masa forestal sigue creciendo y lo atribuye básicamente al "abandono agrícola". Pero a su juicio, la aparente buena noticia del aumento de los bosques esconde complicaciones, como la proliferación de madera muerta y una mayor densidad arbórea en determinadas zonas, que eleva la carga de combustible cuando aparecen los incendios, mucho más devastadores. El 70% de la madera muerta en los montes valencianos es de pino carrasco, altamente inflamable, según el inventario forestal.

"Esto es como cuando echamos más leña a la chimenea, que aumenta mucho la llama. Tenemos una ausencia total de cultura de gestión y aprovechamientos forestales", dice Pradells. Para este ingeniero, esta falta de intervención está generando resultados perjudiciales: "Está ocurriendo lo contrario a lo que perseguimos". Su apuesta es la recuperación de un "mosaico de bosques y pequeños cultivos, con las densidades óptimas y aprovechamientos de madera, ganado, colmenas…". "A los montes vivos les cuesta más arder". En esencia, el crecimiento forestal descontrolado, sin una gestión adecuada, está comprometiendo la diversidad de nuestros ecosistemas y aumentando el riesgo de grandes incendios, explica este ingeniero.

¿Y cómo casa esto con la progresiva desertificación del territorio que detectan otros trabajos científicos y a la que no es ajena la Comunidad Valenciana? El último estudio sobre desertificación en España, liderado por la Estación Experimental de Zonas Áridas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), refleja que el territorio valenciano, en general, ha experimentado un notable aumento de pérdida de humedad o aridificación del suelo. Las zonas áridas y semiáridas han ganado 733 kilómetros cuadrados y 7.209 kilómetros cuadrados, respectivamente, en la última década, según un trabajo de campo de las dos últimas décadas elaborado a partir de datos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).

Foto: Un escarabajo Tomicus. (Reuters/Alexandros Avramidis)

Miguel Verdú, vicedirector del Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CIDE), adscrito a la Universitat de València y el CSIC, ve completamente compatible el crecimiento de la masa forestal con la desertificación. "La expansión de la masa forestal en toda España es constante desde los años 60 del siglo pasado, por el abandono de ellas tierras rurales. Las plantas van colonizando las áreas abandonadas. Esto no es contradictorio con que los suelos se estén aridificando. Están pasando las dos cosas a la vez", explica Verdú.

El investigador cree que muchos bosques que ya existían tardarán todavía por verse afectados por la pérdida de humedad derivada del calentamiento global, pero es pesimista sobre aquellas partes del territorio más influenciadas por el régimen atmosférico del norte de África: el sur y el sureste de España. Habla de "distintas velocidades" que, en el caso de la Comunidad Valenciana, hacen que las zonas áridas sean más visibles en el litoral de la provincia de Alicante, especialmente a partir de la Marina Baixa hasta Murcia, donde no hace falta ser un experto para ser testigo de los cambios en el paisaje. Mutxamel, Elche, Callosa de Segura u Orihuela están entre los municipios que han perdido más tierras húmedas.

La Comunidad Valenciana tiene bosques cada vez más frondosos y con más árboles y a la vez está sufriendo un proceso de desertificación similar al que vive el sur y el sureste de España como consecuencia del calentamiento global. Puede parecer una paradoja, pero es lo que dicen por separado los trabajos de investigación científica de organismos gubernamentales. Cuando las dos conclusiones se juntan, invitan a la contradicción, pero los expertos advierten de que no la hay. La expansión de las zonas áridas va por barrios (ubicaciones geográficas), igual que la masa forestal está creciendo a través de un progresivo proceso de colonización de terrenos de cultivo abandonados.

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