Dentro del Roig Arena: 'sprint' final del coliseo de más de 300 millones del dueño de Mercadona
Un millar de operarios trabaja contrarreloj para culminar antes del 6 de septiembre el nuevo espacio multieventos, sede del Valencia Basket y auditorio para conciertos con un aforo de hasta 20.000 personas
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Un trasiego de operarios ataviados con chalecos verdes fluorescentes y cascos blancos trabaja sin descanso dentro y fuera del recinto del Roig Arena. El tiempo corre. El próximo 6 de septiembre, si ningún acontecimiento extraordinario lo impide, el nuevo coliseo abrirá por primera vez sus puertas al público con un concierto homenaje al vocalista valenciano Nino Bravo en el que está previsto que participen artistas como David Bisbal, Niña Pastori, Antonio Carmona o Pitingo. En semanas y meses posteriores llegarán Sabina (tres fechas vendidas), Quevedo y otros muchos. Más de 18.000 personas (20.000 si se ubica el escenario en modo 360 grados) podrán acceder a un recinto cubierto que aspira añadir una nueva infraestructura dedicada al entretenimiento, un espacio multi eventos que reemplazará a La Fonteta municipal como sede del Valencia Basket (masculino y femenino) y a la vez pretende dinamizar (y obtener ingresos) de la vida cultural y social de la ciudad como escenario de espectáculos musicales y deportivos o reuniones corporativas.
Para llegar a esa estación, ha hecho falta una inversión de más de 300 millones de euros, más de 100 millones de euros por encima del presupuesto inicial que barajó el promotor del proyecto, el dueño de Mercadona, Juan Roig, a la vez principal accionista y financiador del club de baloncesto. Desde que en 2017 comenzó a trabajar en la idea de un nuevo pabellón con capacidad para albergar competiciones internacionales, con el Uber Arena de Berlín como primera inspiración, han pasado muchas cosas: una pandemia, una guerra en Ucrania, un proceso inflacionario sobre las materias primas en el sector de la construcción… Las suficientes como para encarecer la factura del proyecto, sin que ello haya supuesto un freno a las obras, iniciadas en el año 2020 sobre un terreno municipal cedido en concesión por el Ayuntamiento de Valencia por un periodo de 50 años, prorrogables en otros 25 años.
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El estadio quedará, por tanto, como un legado para la ciudad, pero el gran reto de Roig es obtener retorno económico de una iniciativa que ha financiado a pulmón a través de la mercantil Licampa 1617. Esto explica el trabajo frenético de marketing que se ha hecho para contar con distintos patrocinadores (CaixaBank, Coca-Cola o Heineken) y rellenar el calendario (ya hay un año entero de conciertos programados, hasta septiembre de 2026) con el fin de que la rueda del Roig Arena comience a girar sin parar desde el primer día. Nada de aperturas a medio gas.
El proyecto lleva la firma de los despachos de arquitectura HOK y ERRE. El primero es el estudio fundado en 1955 por Gyo Obata, George Hellmuth y George Kassabaum, un histórico de los estudios de diseño de edificios que está detrás de grandes infraestructuras emblemáticas como el Tokio Telecom Center y de cuyos planos han crecido museos, aeropuertos, complejos empresariales y universitarios y, especialmente pabellones deportivos en Estados Unidos. Por su parte, ERRE es el partner local de arquitectura, el que ha llevado el peso del proyecto, y del que son socios José Martí, Amparo Roig (hija de Juan Roig) y María Ángeles Ros. Cuesta encontrar hoy en Valencia un proyecto de envergadura en el que no esté implicado este despacho. En la obra colabora el departamento de construcción y expansión de Mercadona, implicada también en la iniciativa.
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Sobre un espacio de 58.500 metros cuadrados construidos, rodeado a su vez por un parque de 20.000 metros que servirá para esponjar la afluencia de asistentes, HOK y ERRE han diseñado un complejo cubierto en el exterior por una segunda piel de 8.600 lamas cerámicas cocidas en los hornos del Grupo Pamesa, del hermano de Juan Roig, Fernando, caracterizadas por su superficie rugosa, similar a la de una pelota de baloncesto. Durante el día, las lamas proporcionan sombra a los vestíbulos y terrazas exteriores, reduciendo el calor sin impedir la ventilación natural. "Los tres tonos de esmalte cerámico azul generan sutiles variaciones de color que animan la fachada a lo largo del día", señalan fuentes vinculadas al proyecto. Se trabaja también en un sistema de iluminación tenue lama a lama que dote de una personalidad propia al edificio por la noche.
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Este martes, cuando El Confidencial pudo acceder al espacio de obras y al interior del recinto, cientos de empleados de las contratas que trabajan en la obra ultimaban cableados, sistemas de iluminación, suelos y acabados, a la vez que instalaban paneles en las zonas de restauración o se culminaban tareas en camerinos, zonas de vestuario, salas y la pista central, envuelta por dos grandes anillos de asientos y una grada retráctil y presidida cenitalmente por un enorme videomarcador móvil, capaz de ser elevado o descendido en función de las necesidades del momento. En uno de los fondos, el que servirá para ubicar el escenario en los espectáculos que no opten por un diseño de 360º, es visible una enorme pantalla de 76 metros de largo y algo más de seis de alto que alimentará y complementará cualquier show que ocurra sobre la pista.
"En el recinto se ofrece una amplia gama de niveles de asientos, zonas VIP y espacios gastronómicos premium que crean una experiencia inmersiva al tiempo que generan ingresos. Se evaluaron productos y modelos de hospitalidad de las mejores arenas del mundo para adaptarlos al mercado valenciano", señalan desde el Roig Arena. Esa adaptación ha tenido especial reflejo en la oferta gastronómica, ocupada por tres espacios diferenciados. En Ultramarinos Roig, los usuarios podrán degustar cocina tradicional, con platos del día y productos clásicos como jamón, tortillas, croquetas, charcutería, encurtidos o cocas. El Mercat de Roig Arena destacará por un amplio surtido de comida rápida de factura local ofrecido por firmas como la hamburguesería Hundred Burgers, La Mesedora, Adicto y Adicta, Perme, Xé Chicken, Dichō, Maverick’s y Dolç.
El chef Miguel Martí estará al frente de Poble Nou, un restaurante de cocina valenciana donde se prepararán paellas y arroces a leña y que contará con una terraza propia exterior y con una zona interior con vistas a la pista principal.
Terrazas exteriores
"Las terrazas escalonadas que rodean el edificio extienden la experiencia del interior hacia el exterior, creando espacios de encuentro sombreados que conectan el edificio con el paisaje e invitan al uso continuo durante todo el año. El equipo orientó el Roig Arena para abrazar su entorno y dar la bienvenida a la comunidad. Un parque conduce a los visitantes hasta una gran escalinata enmarcada por una fachada dinámica con medios digitales. La entrada se abre a un vestíbulo bañado por luz natural que funciona como mercado gastronómico permanente".
Vista desde dentro, la cubierta del recinto consta de ocho cerchas, cada una con una luz de 123 metros. Los equipos de construcción ensamblaron y soldaron estas cerchas o grandes vigas monumentales en el suelo, incluyendo todos los equipos de instalaciones, antes de elevarlas con dos grúas gigantes. "Las cerchas pueden soportar hasta 180 toneladas de equipos de espectáculos, lo que permite al Roig Arena acoger cualquier gran producción", añaden.
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Una zona de trabajo subterránea, a la que se accede desde la avenida de Antonio Ferrandis, ofrece los muelles de carga necesarios para el trasiego logístico de las producciones. Puede albergar simultáneamente cuatro camiones articulados descargando en paralelo, mientras un quinto accede directamente a la pista del evento.
Ubicar este espacio de entrada y salida de vehículos de carga a cubierto y en sótano forma parte de la estrategia de los promotores de minimizar en todo lo posible las molestias al vecindario. La experiencia del Santiago Bernabéu, que ha llevado al Real Madrid a suspender los conciertos por las quejas de los vecinos y perder una importante fuente de ingresos, se mira con lupa por el equipo del Roig Arena, que antes de que estallase la polémica en la capital de España ya había iniciado conversaciones con asociaciones de vecinos y comunidades de propietarios de los edificios colindantes para hacer pedagogía, trasladar tranquilidad y ofrecer garantías sobre el sistema de insonorización.
Decibelios que no son el Bernabéu
Este mismo miércoles, los representantes vecinales fueron convocados para comprobar in situ el impacto del sonido en una prueba al máximo de decibelios autorizado para proyectar hacia el exterior (104). El recinto también invitó a periodistas a la prueba para trasladar calma sobre el impacto en las inmediaciones. El sonómetro con la música a toda pastilla en el interior marcaba a unos treinta metros fuera del recinto sobre 70 decibelios, similar al ruido ambiental y de tráfico de la zona.
Según explicó Paül Mollà, director de tecnología del Roig Arena, el cierre completo del coliseo, en un sistema distinto al del Bernabéu, y aislamientos laterales de un metro de grosor con "20 capas aislantes" favorecen la insonorización.
La clave de la buena relación de vecindad, en un barrio de nueva construcción en la zona de Quatre Carreres, donde un piso nuevo de tres habitaciones en uno de los residenciales con zonas comunes y piscina de las promociones fronterizas con el Roig Arena puede rozar el medio millón de euros, va a estar en la capacidad de gestionar los flujos de miles de personas que acudan a los partidos del Valencia Basket o los conciertos.
El equipo del nuevo complejo mantiene negociaciones con las autoridades municipales y autonómicas para que intensifiquen las frecuencias de transporte público en las jornadas en las que se prevea mayor afluencia de público. Dentro del proyecto de urbanización, que incluía también la construcción de un colegio como cargas urbanísticas, se ha levantado un aparcamiento en altura con capacidad para algo más de mil vehículos.
Un trasiego de operarios ataviados con chalecos verdes fluorescentes y cascos blancos trabaja sin descanso dentro y fuera del recinto del Roig Arena. El tiempo corre. El próximo 6 de septiembre, si ningún acontecimiento extraordinario lo impide, el nuevo coliseo abrirá por primera vez sus puertas al público con un concierto homenaje al vocalista valenciano Nino Bravo en el que está previsto que participen artistas como David Bisbal, Niña Pastori, Antonio Carmona o Pitingo. En semanas y meses posteriores llegarán Sabina (tres fechas vendidas), Quevedo y otros muchos. Más de 18.000 personas (20.000 si se ubica el escenario en modo 360 grados) podrán acceder a un recinto cubierto que aspira añadir una nueva infraestructura dedicada al entretenimiento, un espacio multi eventos que reemplazará a La Fonteta municipal como sede del Valencia Basket (masculino y femenino) y a la vez pretende dinamizar (y obtener ingresos) de la vida cultural y social de la ciudad como escenario de espectáculos musicales y deportivos o reuniones corporativas.