Feijóo mide los tiempos para afrontar el "problema" de Mazón: "Debe hacerse este verano"
En el PP apuntan a que el líder nacional "ya ha tomado la decisión" de activar su relevo y piden resolverlo antes de septiembre, aunque no es una operación fácil. El gallego necesita pactar la salida, encontrar un sucesor interino y convencer a Vox
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Alberto Núñez Feijóo ha activado el "modo electoral". La "inestabilidad" del Gobierno avivó el temor a un anticipo de las generales y llevó al líder popular a acelerar a julio el congreso nacional del PP, con el fin de pulir los problemas internos que podrían obstaculizar su aterrizaje en la Moncloa. El gallego pudo optar por una convención política para limar el engranaje programático o por impulsar cambios en el comité de dirección sin necesidad de adelantar el cónclave nacional. Pero Feijóo no quiere dejar cabos sueltos, sino una "puesta a punto completa" de la organización para enfrentarse a Sánchez en el partido de vuelta.
El líder del PP convocó el congreso tras la finalización del período de sesiones, y no quiso esperar al arranque del nuevo curso para terminar de apretar las tuercas orgánicas. "Tras el verano, todos a sus puestos", recalcan en la dirección nacional. La lectura que hacen en Génova es que, de cara a septiembre, "Feijóo quiere tener cerrados todos los asuntos que le puedan restar" electoralmente. Y al margen del cambio de roles en la ejecutiva y de cuestiones como la relación con Vox, en el partido asumen que "el mayor foco de desgaste" para Feijóo está en la Comunidad Valenciana.
Oficialmente, en Génova aseguran que no hay una decisión tomada respecto al momento en que se abordará el futuro de Carlos Mazón, pendientes aún del avance de la investigación judicial. Pero diversos dirigentes del partido creen que "la decisión lógica es que Feijóo active su relevo este verano", justo tras el congreso nacional de julio y aprovechando el menor impacto mediático que conlleva el periodo estival para abordar un desafio de esas características. "Debe empezar el ciclo político que se abre en septiembre con el problema de Valencia resuelto. Y más si se sospecha de que Sánchez pueda convocar", anotan.
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Fuentes del PP próximas a la cúpula nacional y autonómica afirman que el líder popular "tiene la decisión tomada" de apartar al presidente de la Generalitat y que Feijóo ya habría iniciado conversaciones con Mazón para intentar acordar su posible paso al lado. Las Cortes Valencianas aprobarán el presupuesto autonómico pactado con Vox el próximo 29 de mayo. Esa era la primera fecha de referencia en Génova. "Feijóo podría justificar la salida de Mazón en que su labor con la reconstrucción ya se ha encaminado tras la aprobación de las cuentas para dejar paso a un sucesor interino hasta que se acerquen las próximas elecciones", reflexionan.
Pero la solución no es fácil y por eso ningún miembro de la dirección nacional se atreve a mojarse con los tiempos. El taburete de la crisis valenciana tiene tres patas. En primer lugar, Feijóo necesita pactar con Mazón su posible abandono. Génova tiene potestad para elegir el liderazgo de la formación y a su candidato electoral, pero depende del valenciano renunciar o no a la presidencia de la Generalitat.
Aunque el dirigente está mostrando cierta resistencia y retrasar el melón de la sucesión a 2026, fuentes del PP a nivel territorial afirman que la soledad y el rechazo, incluso dentro de su propio partido, al que se ha enfrentado Mazón en los últimos meses la está pasando factura. "No le compensa, ni a nivel político ni personal. Está carbonizado y, si se resiste, terminará carbonizando al partido", apuntan. "Carlos es plenamente consciente de la situación, pero una parte de él sigue pensando que quizá puede seguir", sintetiza otro dirigente.
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En segundo lugar, la dirección del PP debe encontrar un reemplazo. La opción más clara y la que se perfila como favorita de Génova es la de la alcaldesa de Valencia, María José Catalá. La distancia con la próxima convocatoria electoral —no toca hasta 2027— despierta recelos sobre la posibilidad de quemar a su bala electorale antes de tiempo. Por eso gana enteros la posibilidad de impulsar a un "sucesor interino", una presidencia de transición hasta que las urnas vuelvan a aparecer en el horizonte. Para la batalla por el relevo tampoco se descarta que la actual vicepresidenta, Susana Camarero, dé el paso para pelear por el liderazgo, aunque en su caso no cuenta con el acta de diputada en las Cortes Valencianas.
Esa fórmula tiene un precedente. En 2002, tras la renuncia a la presidencia de la Generalitat para incorporarse al Gobierno de José María Aznar, Eduardo Zaplana designó a su vicepresidente en el Consell, José Luis Olivas, como sucesor, pero encargó a Francisco Camps la candidatura para las siguientes elecciones autonómicas, previstas para algo más de un año después.
La tercera y última pata de la operación reside en Vox. Cualquier propuesta para suceder a Mazón debe refrendarse en las Cortes, donde el PP no tiene mayoría absoluta y, por tanto, depende de los de Santiago Abascal. Y en el partido temen que los ultraconservadores, que se están alimentando demoscópicamente del desgaste de Mazón, pongan trabas a la sucesión. Pero la reflexión que hacen en el PP es que llegará un momento en que esta situación perjudique al bloque de la derecha frente al de la izquierda —ahora prácticamente empatados, según sondeos internos— y a Vox tampoco le compense sostener al presidente de la Generalitat.
"La reflexión que hacen en el PP es que llegará un momento en que esta situación perjudique al bloque de la derecha frente al de la izquierda"
Una vía alternativa pasaría por la posibilidad de que Carlos Mazón anunciase, previa mediación de Génova, que no optará a la reelección al frente de la Generalitat, dejando vía libre a un candidato alternativo cuando llegue el momento. Pero es una opción que cada vez convence menos a la interna, por el temor a que su permanencia siga penalizando a las siglas, tanto en la Comunidad Valenciana como a nivel nacional.
Lo que sí se descarta categóricamente en Génova es celebrar en el corto plazo el congreso autonómico del PP que, según los estatutos, correspondería convocar este mismo mes de junio. En las últimas semanas ha brotado otro factor disruptor en el polvorín en que se ha convertido la organización valenciana, y es la reaparición de Francisco Camps, que ha iniciado una campaña para volver a la primera línea política y reclama a Feijóo que convoque la asamblea regional. Es precisamente lo último en lo que piensa Génova: reabrir viejas heridas y guerras internas por el liderazgo en el peor momento político.
Alberto Núñez Feijóo ha activado el "modo electoral". La "inestabilidad" del Gobierno avivó el temor a un anticipo de las generales y llevó al líder popular a acelerar a julio el congreso nacional del PP, con el fin de pulir los problemas internos que podrían obstaculizar su aterrizaje en la Moncloa. El gallego pudo optar por una convención política para limar el engranaje programático o por impulsar cambios en el comité de dirección sin necesidad de adelantar el cónclave nacional. Pero Feijóo no quiere dejar cabos sueltos, sino una "puesta a punto completa" de la organización para enfrentarse a Sánchez en el partido de vuelta.