El plato tradicional de la Semana Santa valenciana que no lleva carne: receta para hacerlo en casa
Las tradiciones culinarias asociadas a la Cuaresma y la Semana Santa siguen vivas en muchas cocinas valencianas. En esta época, donde los platos sin carne cobran protagonismo, destaca una popular receta casera
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Durante la Semana Santa, especialmente los viernes de Cuaresma y el Viernes Santo, es tradición en muchas familias preparar platos de vigilia, es decir, sin carne, en cumplimiento de la práctica cristiana que evita el consumo de carne de animales terrestres en señal de abstinencia. Uno de los más representativos en Valencia es este pan relleno y rebozado, que se sirve frío y se prepara con antelación, ideal para reuniones familiares, excursiones o almuerzos compartidos.
La creadora de contenido gastronómico Rakel Ribes Ruiz (@rakelentumantel en Instagram) ha recuperado esta receta que aprendió directamente de su madre, manteniendo la versión más tradicional, con ingredientes de la huerta, huevo duro y conservas de pescado. Su preparación es sencilla, pero requiere mimo para lograr el relleno perfecto y evitar que se abran durante la fritura.
Aunque existen versiones que incluyen carne o magro con tomate, la receta que suele considerarse más clásica para Semana Santa en Valencia es la que no lleva carne, pero sí atún, respetando así la costumbre de los viernes de vigilia.
Receta de los pepitos valencianos
Estos son los ingredientes utilizados en la receta de Rakel Ribes Ruiz, que representan la versión más tradicional de los pepitos valencianos para la Semana Santa. Dependiendo de las cantidades de ingredientes y número de panecillos que utilicéis, os saldrán más o menos pepitos.
- Tomate frito (muy reducido)
- Pimiento rojo y verde frito, cortado en cuadraditos
- Atún en conserva (al gusto)
- Huevo cocido
- Piñones
- Panecillos (mejor del día anterior o vaciados en caliente)
- Huevo batido y leche entera (para rebozar)
- Aceite de oliva abundante (para freír)
Se comienza preparando el relleno, que se compone de tomate frito bien concentrado, pimientos rojos y verdes previamente fritos, atún escurrido, huevo duro picado y unos cuantos piñones tostados. Todo se mezcla hasta obtener una masa homogénea, jugosa pero compacta. A continuación, se vacían los panecillos con cuidado. Rakel recomienda hacerlo cuando el pan aún está tibio, ya que la miga se retira mejor. Una vez vaciados, se rellenan con la mezcla presionando bien con los dedos para que quede compacto, pero sin romper el pan.
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Una vez todos los panecillos están preparados, se pasan primero por leche entera, luego por huevo batido y se fríen en aceite caliente, con mucho cuidado, ya que si se abren durante la fritura pueden "saltar" con fuerza. Se recomienda freírlos poco a poco, manteniéndolos vigilados para que no se quemen ni se deshagan. Una vez fritos, se dejan reposar sobre papel absorbente. Aunque se pueden comer templados, lo ideal es dejarlos reposar al menos 5 o 6 horas para que los sabores se integren y el pan adquiera una textura más jugosa. En muchas casas, se preparan incluso de un día para otro, lo que realza aún más su sabor.
Este plato sencillo, pero lleno de tradición, sigue siendo un imprescindible en la Semana Santa valenciana. Un bocado humilde, sin carne, que evoca la cocina de siempre y que, gracias a la difusión de creadores como Rakel, recupera su lugar en la mesa.
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