¿Vieron los suecos lo que nosotros no vimos? Así se salvó Ikea de la DANA y refugió a 700 personas

Un grupo de bomberos de Canarias se equipa con trajes EPI para su próxima misión. Bajo la base diáfana de la tienda de Ikea de Alfafar (Valencia) ha situado su puesto de mando avanzado (PMA). Es el punto de reunión de sus efectivos, con sus todoterrenos amarillos llegados vía barco y carretera con el puerto de Huelva como primera escala desde las islas. En otra esquina cubierta, pero completamente abierta el exterior, afectados de los municipios circundantes escrutan una montaña de bolsas de ropa acumulada y revuelta por las donaciones que han llegado de toda España, en busca de alguna prenda que les sea útil, en la mejor prueba de que a veces la solidaridad puede derivar en desperdicio. Oficiales del Consorcio Provincial de Bomberos de Valencia atienden a medios de comunicación franceses junto con compañeros galos, que también se han desplazado a Valencia.

Los bajos del establecimiento de la multinacional sueca sirven de base de operaciones en las tareas de respuesta a la DANA. Arriba, el expositor de muebles, restaurante, cajas, almacén logístico de autoservicio y el resto de la tienda están intactos. Ni una gota de agua llegó a alcanzarles. La riada pasó por debajo, por el aparcamiento desnudo. Solo algunos coches se vieron afectados. Nada que ver con otros comercios del mismo parque comercial, Alfafar Parc, donde las retroexcavadoras seguían este jueves sacando barro y género inservible de los locales. ¿Por qué?

"IKEA, como consecuencia de la morfología del terreno e hidrología, tomó la decisión de edificar en altura", señalan fuentes oficiales de la compañía. El establecimiento abrió sus puertas en 2014. El proyecto y dirección de obra fueron encargados al grupo de ingeniería catalana IDP, de la mercantil PBV Investment Holding Europea-America. Sin embargo, Ikea señala que la tienda de Málaga, inaugurada en 2007, tiene características similares por razones de hidrología y niveles freáticos y fue construida por un equipo diferente.

El Plan de Actuación Municipal frente al riesgo de inundaciones de Alfafar describe un término municipal casi al completo susceptible de verse afectado por un desbordamiento del barranco del Poyo. La diferencia respecto de otros establecimientos o viviendas que han sufrido mayores destrozos en la misma zona es que en el caso de la empresa sueca esos riesgos se tuvieron más en cuenta. La tienda valenciana está construida sobre una base de pilares, pilotes o columnas de unos cuatro metros. El aparcamiento, a ras de suelo, no en sótano, sirvió de filtro.

Uno de los oficiales del Consorcio de Bomberos que tiene aquí la base justifica en la ausencia de información de los años sesenta o setenta que muchas viviendas de Alfafar y municipios de L'Horta Sud se hayan visto especialmente afectadas. Pero las dudas sobre si España planifica sus desarrollos urbanísticos y constructivos, teniendo siempre en cuenta las advertencias de los planes de inundaciones, sobrevuela cualquier visita a las zonas afectadas, especialmente Alfafar Parc, un espacio de apenas una década de existencia.

La afluencia de público escasa un martes por la tarde impidió graves daños personales en el aparcamiento de Ikea. Ha habido daños en los huecos de los ascensores, en algunas salas de máquinas y en las puertas de acceso a las escaleras. El Confidencial ha podido observarlos en una visita al recinto este jueves. Pero toda la parte superior, el grueso de la tienda, quedó a salvo y sirvió además de refugio para los clientes y para decenas de personas que llegaron incluso nadando desde otros puntos del Alfafar Parc.

"Hubo personas que vinieron de la autovía (la Pista de Silla). Un autobús de línea se quedó atrapado en el agua. Tuvieron que salir porque se inundaba el autobús. Algunos se quedaron cuatro horas atrapados en un poste y se hizo una cadena humana con sillas de ruedas para meterlos dentro de la tienda", explican fuentes de la compañía. "Tuvimos la suerte de que había un policía nacional que hizo de autoridad y se coordinó con los trabajadores de seguridad de Ikea y de otros comercios de la zona para organizarse y dar servicios". Muchos cenaron esa noche las clásicas albóndigas del restaurante de la multinacional sueca. La Guardia Civil trasladó allí como pudo a personas que habían quedado atrapadas en sus vehículos y luchaban contra la corriente del agua.

"El agua llegó a unos 1,70 o 1,80 metros, aproximadamente. Les ha beneficiado mucho el hecho de que tengan el producto en plantas superiores en comparación con otros comercios. También es verdad que aquí el agua llego más laminada (con menos fuerza, fue inundándose a menor velocidad) y que la tipología de la estructura es diferente", explica uno de los oficiales del Consorcio. "Algunas viviendas que tienen otro tipo de cimentación sí que ha podido tener arrastre y ahora se ven comprometidas, aquí es totalmente diferente".

Diferente porque el agua pasó por debajo de la estructura elevada y no amurallada del edificio. Los clientes se quedaron arriba. Muchos grabaron la inundación con sus móviles. A salvo. Otros, en otros lugares, no tuvieron tanta suerte.