Haraganes y motobombas: el plan de estos 'manitas' para desaguar la zona cero de la DANA
Un grupo de industriales que comparte 'coworking' en Alboraya se han volcado en encontrar y poner a punto motobombas para apoyar las tareas de desagüe que tanto están costando a los equipos especializados
Llamo a César Calero a eso de las 10 de la mañana del martes, justo una semana después de la DANA. César y Miracle son los propietarios de Generador, un coworking de industriales en Alboraia, en L’Horta Nord, que acoge a todo tipo de perfiles profesionales: de ingenieros a mecánicos, soldadores, cerrajeros, carpinteros o diseñadores.
Y muchos se han puesto manos a la obra para ayudar con una de las tareas más complicadas y laboriosas en los pueblos afectados por la DANA: el desagüe de garajes, aparcamientos y pasos bajos inundados.
“Me pillas en la ferretería intentando comprar mangueras para probar las bombas de desagüe. A ver qué tal, porque aquí ya les faltan hasta llaves Allen. Los bomberos se han llevado más de cien porque no paran de romper filtros en las suyas”.
El desagüe de garajes y aparcamientos subterráneos se trata de una prioridad para los bomberos y otros equipos especializados, ya que, no solo son focos de putrefacción muy peligrosos por la concentración de gases, sino que se teme que en alguno de ellos puedan seguir apareciendo los cuerpos de personas registradas como desaparecidas.
La tarea es compleja y requiere de manos expertas para ajustar y manipular las bombas. De hecho, ya se dio el caso de un grupo de voluntarios intoxicados por monóxido de carbono por la mala combustión de una bomba de desagüe que estaba utilizando.
Ya en el taller, un espacio lleno de maquinaria de todo tipo, bancos de trabajo, cascos de soldador y varios neones que le dan a todo un aspecto al más puro estilo neoyorkino, César relata su motivación. “Después de estar en la zona cero los primeros días y ver a todo el mundo sacando barro con palas y escobas, me puse a pensar en un tipo de máquina, en algún prototipo que fuera ideal para mecanizar esa tarea”.
Pero César encontró lo que necesitaba en el mercado: bombas especializadas en la extracción de fangos. “Publicamos en redes una propuesta para que la gente nos ayudara a alquilarlas”. Y la gente respondió de inmediato, pero lo de alquilar bombas se puso difícil.
“El sector que maneja este tipo de bombas de extracción de lodos es muy cerrado. Se utilizan sobre todo en minería y obra civil para drenar cuando excavan en un sitio. Es algo que tampoco se utiliza a diario”, explica.
La cuestión es que, la bomba de lodos, al contrario que otras, se puede sumergir directamente en el fango y va recogiendo la materia más espesa y lanzándola por los orificios que tiene. Finalmente, encontraron una, pero no era suficiente.
Abrieron la búsqueda a otro tipo de bombas. “Pero el mercado de las bombas de desagüe es muy amplio”, continúa César. “Las hay para trasegar aguas limpias, para mover agua de un sitio a otro, para riego, para extraer aguas sucias, aguas fecales. Y las específicas para extraer lodos”.
Básicamente, se tuvieron que hacer un máster acelerado en el sector y al final se arreglaron adquiriendo dos grupos de motobombas normales. “Además, a precio de coste”, matiza, “que es de agradecer, porque habrían salido mucho más caras”.
“Pero es que creemos que podemos aportar mucha ayuda por nuestro perfil técnico y de experiencia con estas cosas”, explica César. “Porque, por ejemplo, estas motobombas de gasolina, que son muy comunes, llevan unos niveles de aceite, llevan unos filtros, llevan bujías… Si le das a alguien inexperto, que no tenga ese tipo de destrezas, igual se queda sin bomba en media hora”.
En cuanto ajusten las bombas y las tengan funcionando, el plan de César y lo suyos es cargarlas en sus ya famosas Ruinabikes, un tipo de bicicleta de fabricación propia hecha de retales, y llegar a todos los sitios donde requieran ayuda los equipos de bomberos sobre el terreno o incluso llegando allí donde estos aún no hayan podido llegar.
“Con los mecánicos que tenemos y con el equipo de gente que sabemos utilizar este tipo de máquinas, esperamos poder hacer un montón de horas de servicio, ponerlas a rodar sin parar, las 24 horas y ayudar a sacar toda el agua posible, lo antes posible”.
Y por si fuera, poco, además de las bombas, tienen tiempo también para ensamblar haraganes, un tipo de escobilla para cristales de gran tamaño, soldada a una barra de aluminio, que está siendo especialmente útil para arrancar la capa más fina de barro de los suelos de las casas. “En vista de que ahora vas a una ferretería a comprar un cepillo o algo y está todo agotado, con unos restos de aluminio, hemos construido estos haraganes para empujar agua y barro y aquí tenemos ocho o diez, para quien los pueda necesitar”.
Llamo a César Calero a eso de las 10 de la mañana del martes, justo una semana después de la DANA. César y Miracle son los propietarios de Generador, un coworking de industriales en Alboraia, en L’Horta Nord, que acoge a todo tipo de perfiles profesionales: de ingenieros a mecánicos, soldadores, cerrajeros, carpinteros o diseñadores.
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