La ira de Paiporta: hablan los vecinos indignados por una visita que ha llegado "cinco días tarde"
La llegada de la comitiva corrió por los móviles y muchas personas acudieron a mostrar su indignación, incluidos ultras que se convocaron por redes. Una testigo asegura que un joven fue herido por un caballo de la Policía
Apenas dos centenares de metros separan la gasolinera en la que esperaban los coches oficiales de la rotonda de la calle Valencia de Paiporta, donde una multitud rabiosa recibía a gritos, insultos e incluso agresiones a la comitiva de los Reyes Felipe VI y Letizia, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, entre otras autoridades. Es una zona de guerra absoluta. Nada escapa al marrón del barro. En ese corto paseo por una zona industrial hasta el núcleo de viviendas. es posible ver decenas de coches destrozados, un parque infantil arruinado y varias naves de empresas con las puertas reventadas, las aceras repletas de escombros y restos de muebles y enseres sacados a pulso de los bajos, garajes y locales comerciales.
Desde primera hora de la mañana, el acceso había sido vetado a los miles de voluntarios que, desafiando las restricciones de movilidad, siguen llegando a las zonas afectadas. Era un elemento más de indignación entre la ciudadanía. "Es que hemos tenido que pasar por caminos con barro hasta las rodillas para poder llegar. Venimos a ayudar. Es normal que la gente esté cabreada. Nos ha tocado dar toda la vuelta. Y luego allí lo que ha pasado es que, en cuanto han aparecido, les han tirado barro, les han insultado: asesinos, hijos de puta. No querían que viniesen. Obviamente, entendemos la indignación, porque esto es desgarrador", relatan personas que fueron testigos del altercado. "Había gritos de asesino y todo eso. Yo pensaba que era para Mazón, pero la gente de los balcones se lo estaba diciendo también a Pedro Sánchez y al Rey", continúan.
Otro grupo de voluntarios, hasta arriba de barro tras pasar la jornada colaborando en las tareas de limpieza, cuestiona la idoneidad de la propia visita, que creen que era del todo inadecuada. "Tenían que haber venido el primer día, no cinco días después", afirma uno de ellos. "Mi opinión es que los asesores son muy malos, porque no se entiende que un asesor no vea lo que iba a pasar", dice otro. "Si hubieran venido solamente los reyes, a lo mejor no hubiera pasado, pero al venir Sánchez y Mazón…".
Fuentes cercanas al dispositivo de coordinación de Emergencias señalan que entre los mandos de la Guardia Civil y la Policía Nacional ya corría el comentario de que podría haber lío por la tensión que se ha acumulado en la última semana. Los servicios de información habían estado el día antes analizando el terreno. El escenario es dantesco, con cientos de personas, en su mayor parte civiles, trabajando con botas de agua, palas, escobas y cubos. Hay calles todavía atascadas de pilas de coches destrozados, pese a que ayer era visible ya la presencia de vehículos militares, grúas, camiones o retroexcavadoras. El problema es que la magnitud del destrozo es enorme y la indignación, en un municipio donde hay contabilizados 62 muertos provisionales, se acumula desde el martes, no solamente por las posibles negligencias en el sistema de alertas, ("no nos avisaron", recriminaba una mujer a la cara a la reina Letizia), sino por la lentitud en la capacidad de respuesta y ayuda por los problemas de coordinación entre la Generalitat, todavía al mando del operativo, y el Gobierno central.
"Tengo amigos que son militares que nos han dicho que estaban apuntados en lista y que no les llaman, que están tardando en organizarse y darles la orden. Y cuando les dan la orden, van por secciones, que son 20 personas, solamente", afirma un afectado.
Voluntarios y habitantes de Paiporta presentes en el incidente confirman que al conocerse la visita institucional muchas personas se habían convocado por mensaje de móvil en el lugar de entrada para mostrar su protesta. Ha trascendido también la presencia de personas vinculadas a colectivos ultra, algunos encapuchados, y la aparición en redes de extrema derecha de avisos apelando a acudir a la llegada de la comitiva. Revuelta, la marca juvenil de Vox, reivindicaba el caos generado en su cuenta de Telegram. Individuos con tatuajes vinculados al colectivo ultra Yomus del Valencia CF o con prendas de la División Azul, como uno que aparece en las imágenes, encarado con el Rey Felipe VI, estaban entre los que protestaban. La Policía investiga la autoría de una agresión a Sánchez, que en los vídeos difundidos por redes se le ve escoltado por policías de paisano andando dolorido hacia el coche oficial, tras activarse el protocolo de seguridad. Tras la evacuación de Sánchez, el Rey y Letizia se quedaron un rato más hablando con afectados, mientras seguían recibiendo improperios. Los lanzamientos de barro llegaban desde grupos de personas ataviadas con ropa de trabajo, manchados hasta las orejas, que llevan días achicando sus casas o ayudando a amigos y familiares.
La alcaldesa de Paiporta, Maribel Albalat (PSOE), opinaba que el grupo de gente se había convocado para recibir a la comitiva. "Estaban esperando a los Reyes. No sé quién les ha alertado. Yo soy de Paiporta y había mucha gente de Paiporta, pero también mucha gente de fuera", señalaba en declaraciones a Televisión Española. En el Objetivo de La Sexta manifestaba: "La impresión que a mí me ha dado es que no dudo que hubiese gente de Paiporta, pero la mayoría era gente de fuera. Y lo sé porque Paiporta es grande, pero es un pueblo, y a mucha gente no la conocía y ellos a mí tampoco me conocían. Estaba preparado y me da mucha pena que se utilicen estas cosas para cualquier interés político". No obstante, añadía: "Lo que ese ha visto es el grito de un pueblo que se siente abandonado. No llegan los medios necesarios. Las calles siguen atascadas y seguimos teniendo problemas con el agua, con la luz. Es una situación apocalíptica muy difícil de describir".
"Estaba organizado y Sánchez sabía que se corría mucho riesgo. Ha sido un empeño de Felipe VI", explican fuentes del dispositivo de forma extraoficial. Otro detalle de los momentos previos en el Puesto de Mando Avanzado de Paiporta, donde el Rey visitaba las instalaciones de campaña de los distintos cuerpos implicados en la emergencia, es que Felipe VI no quiso ponerse la mascarilla que las autoridades están recomendando a todos los ciudadanos de la zona para evitar problemas respiratorios. Durante la visita previa al paseo por Paiporta, el presidente del Gobierno mostraba un gesto cariacontecido, dejando todo el protagonismo al monarca.
El altercado tuvo momentos de mucha tensión. Uno de los testigos asegura que hubo una carga de policías montados a caballo, aunque otra joven matiza que más bien fue un movimiento de dispersión de la multitud que se había amontonado alrededor de la comitiva institucional. "Ha habido una persona que no sé si habrá muerto, un chaval de unos 20 años. No sé si ha sido culpa de la Policía, no le voy a echar la culpa a la Policía, pero ha habido un caballo que se habrá asustado y se ha puesto a correr y le ha golpeado", explica. "Sí, hostia. Lo hemos cargado, lo hemos metido en un coche de la Guardia Civil y se lo han llevado al ambulatorio. Y me han dicho unos conocidos que en el ambulatorio le han visto que le estaban haciendo la reanimación cardiopulmonar". El Confidencial se puso en contacto ayer con el Centro de Información y Coordinación de Urgencias (CICU), que aseguraron que no tenían ningún aviso de emergencia sanitaria grave en esa zona.
Apenas dos centenares de metros separan la gasolinera en la que esperaban los coches oficiales de la rotonda de la calle Valencia de Paiporta, donde una multitud rabiosa recibía a gritos, insultos e incluso agresiones a la comitiva de los Reyes Felipe VI y Letizia, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, entre otras autoridades. Es una zona de guerra absoluta. Nada escapa al marrón del barro. En ese corto paseo por una zona industrial hasta el núcleo de viviendas. es posible ver decenas de coches destrozados, un parque infantil arruinado y varias naves de empresas con las puertas reventadas, las aceras repletas de escombros y restos de muebles y enseres sacados a pulso de los bajos, garajes y locales comerciales.