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Ferran Torrent: "Habrá quien diga que he aceptado un premio del PP y me he vendido"
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EN FEBRERO PUBLICA NUEVA NOVELA

Ferran Torrent: "Habrá quien diga que he aceptado un premio del PP y me he vendido"

Ferran Torrent, Premio de las Letras de la Generalitat Valenciana en 2024, lleva toda una vida novelando con éxito de ventas la sociedad valenciana y alumbrando sus rincones más turbios

Foto: El escritor Ferran Torrent, en una imagen de archivo. (EFE/Toni Albir)
El escritor Ferran Torrent, en una imagen de archivo. (EFE/Toni Albir)

Empieza a otear un horizonte despejado de entrevistas y eso le alegra. No porque recele del gremio al que un día perteneció, sino porque quiere recuperar su rutina: escribir mucho, leer muchísimo, hacer algo de deporte. El último Premio de las Letras de la Generalitat Valenciana, Ferran Torrent (Sedaví, 1951), lleva cuarenta años novelando la sociedad valenciana, a menudo alumbrando lugares adonde no incide la arquetípica luz mediterránea: bajos fondos, reservados en restaurantes, opacos despachos.

En un momento de la entrevista resume inconscientemente su currículum y su carácter: "El escritor más conocido en catalán del País Valencià, aunque País Valencià ya no lo dice ni Compromís". Sabe que el periodista iniciará la conversación por una aparente paradoja: que el partido político más retratado en su serie de novelas sobre la corrupción, el PP, sea quien le haya concedido tan alta distinción. Siempre afable, nunca condescendiente, Torrent, fugaz púgil en la juventud, no se protege de ninguna pregunta.

PREGUNTA. ¿Ha preguntado cómo y por qué se decidieron a darle el premio?

RESPUESTA. No, no. A mí me llamó Miquel Nadal, director general de Cultura, a quien conozco personalmente. Me ofreció el premio, yo lo acepté. Fui al acto del día 8 a recoger el premio, pero no fui el día 9 [el 9 d'Octubre, día de la Comunidad Valenciana, se celebra el acto institucional con los premiados en el Palau de la Generalitat].

P. ¿Por qué no fue el 9?

R. Yo fui el día que en me tocaba recoger el premio a mí, el otro día solo estaría figurando allí.

P. En una entrevista de hace unos años bromeaba sobre todo el material que el PP le había aportado a sus novelas sobre la corrupción en la Comunidad Valenciana. Y, después de todo, son ellos los que le dan este premio.

R. Sí, el PP me ha dado mucho material, evidentemente. La política en general, piensa que en Sociedad Limitada también se habla de quienes estaban en la oposición en aquel momento. Lo que ocurre es que yo avancé la corrupción del PP. Lo que yo explico en Sociedad Limitada, que se publicó en 2002, todavía no se sabía, no había explotado. Mucha gente me preguntó: '¿Pero tú sabías todo lo que iba a estallar?'. No, pero lo intuí. De todas maneras, yo lo que quería hacer era una novela sobre la sociedad valenciana y veía que había corrupción porque he tenido buenos informadores. Los buenos informadores hacen que te avances a las situaciones. Te dan información que muchas veces no es para gastarla, o que como periodista no puedes decirlo, pero como novelista sí. Como periodista tienes que demostrar lo que cuentas, como novelista no. La gente habla más tranquila con un novelista que con un periodista.

placeholder El presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, entrega a Torrent el Premio de las Letras. (EFE/Pablo Miranzo)
El presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, entrega a Torrent el Premio de las Letras. (EFE/Pablo Miranzo)

P. En cualquier caso, ¿le dejó descolocado que el partido al que más ha retratado en esas novelas le concediera el premio?

R. Descolocado no sería la palabra, pero sí me sorprendió. Sorprender, sí, pero si me lo hubiera dado el Botànic también me habría sorprendido. No trabajo pensando en los premios y no concibo que haya gente que lo haga. Yo trabajo pensando en hacer una buena novela. Para llevarte premios hay que hacer mucho pasillo y mucho amiguismo. Yo eso no lo practico. Soy amigo personal de Ximo Puig y podría haberle pedido que me lo dieran en los ocho años de Botànic, pero en la puta vida, eso me daría vergüenza. Ahora me han dado el premio a la trayectoria aunque sinceramente, si me lo hubiera dado Vox no lo habría aceptado. Me han preguntado eso varias veces y es una pregunta trampa: Vox no me dan un premio ni locos. Pero partidos que se alternan en el poder, como el PP y el PSOE, los premios que me quieran dar. Si son en metálico mejor, claro. Yo creo que el PP tiene más problemas en darme ese premio a mí que yo en recogerlo. Yo escribo en catalán y nunca he negado la unidad de la lengua.

P. En el discurso hablaba de valorar a los autores sin apriorismos ideológicos invocando a Pla, a Fuster y a Chesterton.

R. Soy lector de gente conservadora y no conservadora. Yo soy un gran lector de Vargas Llosa, que es un señor de derechas, pero a mí no me importa, es un buen novelista y a mí lo que me interesa son las novelas. He leído mucho a Borges, a Chesterton, a Pla, que era un conservador a tope.

P. También dijo que escribe, en parte, para atenuar el paso del tiempo.

Citaba a Borges ahí: escribo para mí, para mis amigos y para atenuar un poco el paso del tiempo. Cuando escribes detienes un poco el tiempo porque tú te creas un universo. Cuando estoy con una novela, escribo tan apasionado que pertenezco más al universo de la novela que al mundo real. Me interesa mucho más y me encuentro más a gusto y estoy más entre mis personajes que en la vida. Y no es que mi vida sea amarga, pero creo universos en los que me encantaría vivir.

Foto: Primer 'macrojuicio' de la trama Gürtel contra 37 acusados. (EFE/Chema Moya)

P. ¿Le hubiera gustado ser alguno de esos personajes de los que escribe?

R. He conocido muchas vidas al margen de lo legal, no permitidas por esta sociedad, pero lo que me gusta a mí es ir a la contra. Me gusta mucho la gente que no tiene convenciones. Aunque yo no tenga más remedio que tener alguna. Siempre ha sido así, las masas no me dan confianza. La gente, en general, es muy conservadora y muy gregaria.

P. Se declara individualista.

R. Sí, pero soy muy solidario. Los solitarios y los individualistas son muy solidarios. Yo lo soy con la gente que tengo más cerca porque sé que mi ayuda les llega. Pero no soy de afiliarme, la única afiliación que mantengo es la de la Sociedad Protectora de Animales de Valencia.

P. Se declara animalista, también.

R. Y antitaurino.

P. Redunda en la imposibilidad de que le hubiera dado este premio el anterior conseller de Cultura, siendo torero.

R. Con educación le hubiera dicho que no. No porque fuera de extrema derecha hubiera sido maleducado. Piensa que yo vivo en un pueblo y en el pueblo todos hablamos con todos. A mí me ha felicitado gente de Vox de aquí, ya sé que son militantes. Yo voy al casino a jugar una partida y no me importa quién piensa qué. La gente de pueblo somos mucho más abiertos en esto. No tenemos prejuicios. No juzgaré ideológicamente al otro, ojo, siempre que el otro a mí me respete. Seguramente no me iré a comer con alguna gente, pero de entrada no tengo problemas con nadie. Siempre le digo a mi hijo: 'Si tienes opiniones propias vas a tener enemigos, pero si no tienes serás un idiota, más vale tener enemigos'.

Foto: Alberto Haller, editor de Barlin. (Irene Civera)

P. Hablaba de sus cuarenta años de trayectoria. En sus novelas cabe una hemeroteca entera de Valencia, hay mucha memoria de esta ciudad.

R. Creo que es más fiable mi bibliografía que la hemeroteca [ríe]. Sí, y he sido novelista negro, novelista simbolista, novelista político, lo he tocado todo.

P. ¿Ha huido de los sitios donde intentan colocarle, de las etiquetas?

R. Etiquetar es muy cómodo. Piensa en la etiqueta y no tienen que reflexionar, entiendes. Hay gente que se convierte en radical en ese sentido. Vuelvo a los radicales ideológicos: un radical no piensa nunca, tiene su manual. Esto crea muchos burros a derecha y a izquierda. Antes yo pensaba que los burros estaban solo en la derecha, pero no, están repartidos. Y si el partido en el que militan cambia el argumentario ellos cambian y ya está. Pero el problema no es cambiar de opinión, es no tener una propia. Yo también he cambiado a lo largo de mi vida: si el mundo cambia, yo también.

P. ¿Alguna posición en la que haya virado radicalmente?

R. En política. Yo era de la extrema izquierda, ahora no sé dónde estoy, porque todos tienen cosas buenas y cosas que no me gustan. Por lo tanto, si la derecha hace algo que no me gusta, lo digo. Si la izquierda hace algo que no me gusta, lo digo. Todavía tengo una carta de Ximo Puig en la que me agradece mi sinceridad. Habrá gente que ahora dirá que he aceptado un premio del PP y me he vendido, pero no puedo hacer caso de eso. Quien me conoce sabe que no me caso con nadie.

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P. Mencionaba antes que ha dejado escrita en sus novelas mucha memoria de Valencia. Aquella era una ciudad habitada. El otro día salió muchísima gente a protestar porque cada vez es más difícil vivir en ella.

R. Antes había mucha oferta y poca demanda. Ibas a sitios en los que prácticamente nos conocíamos todos. Ahora el turismo está reventando las ciudades. Dirán: 'pero si tú también eres turista'. Sí, pero soy educado. La mayoría de los que vienen aquí no lo son.

La respuesta desemboca en el incivismo como plaga contemporánea, a juicio del escritor. Recuerda entonces unos apuntes recientes tomados sobre un filósofo alemán de mediados del XX. El escritor lee, casi declama, la tesis de un teórico sobre la idiotización de la masa. Torrent deviene entonces un torrente: "Al final sospechas que a la derecha y a la izquierda les interesa que seamos todos idiotas para poder manipularnos. El otro día leí que este gobierno pide traducir a Estellés al catalán. ¿Pero tú crees que no saben cómo tratan de manipular? ¡Pero si me han premiado a mí, el escritor más conocido en catalán del País Valencià! Aunque País Valencià ya no lo dice ni Compromís". Y cierra como un vehemente y socarrón coronel Kurtz que ha visto el horror: "Yo conozco una política que no entra en las iglesias porque es de izquierdas pero va a todas las procesiones para que la vean y la puedan votar. La mediocridad nos hundirá".

P. Hay titulares recientes que siguen remitiendo a novelas suyas, por más que avise de que sus personajes no tengan correspondencia en el mundo real. Zaplana, por ejemplo.

R. No quiero hablar nunca de corrupción con superioridad moral. Lo he dicho en entrevistas: yo no soy corrupto porque no he tenido la oportunidad de serlo. No voy a juzgar a otros. Sobre la corrupción se habla mucho de dinero, pero poner a este o al otro porque son amiguitos también es corrupción. Siempre que hablo de la corrupción me refiero a ella como ciudadano, no como alguien moralmente superior.

placeholder Ferran Torrent. (EFE/Toni Albir)
Ferran Torrent. (EFE/Toni Albir)

P. Otra obra suya en la que sigue encastillada la ciudad podría ser Un dinar un dia qualsevol, en la que novelaba las conexiones entre política y el Valencia CF. Ahí sigue esperando el Nou Mestalla, como monumento a toda aquella época.

R. Los valencianistas tienen que entender que esto ya no es un club, es una empresa en la cual no se invierte. Y si no has invertido lo que quieres es, cuando hayas recogido el dinero que pusiste en la compra, irte. Por lo tanto, yo creo que el que está ahora no tardará mucho en marcharse.

P. Hablando de empresa. ¿Se interesa por esa parte del oficio: saber cuánto se venden sus libros?

R. Hombre, me interesa que se venda, no soy tan idiota, pero no pienso en eso cuando escribo. Ni en lo que gusta o no gusta. Se venden mucho las novelas históricas, pero no voy a ponerme a hacer novela histórica por ello. Yo hago la novela que a mí me gusta leer. Si no hago una novela que me gusta, no lo hago con pasión.

P. Le han llamado escritor popular a veces con admiración, otras con condescendencia.

R. Tengo todos los premios: Sant Jordi, el Nacional de la Crítica... Pero no entro en esos temas. Mi objetivo es construir una obra. Y lo importante, cuando pasan los años, cuando hay una trayectoria, es que quede un número de obras que permanezcan. Que veinte años después continúen leyéndote. Esto es lo más importante.

Pese a que de momento bajará el zumbido mediático, Torrent volverá pronto a las páginas de cultura, en febrero publica nueva novela. "Se llamará El jo que no mor, El yo que no muere, porque saldrá en valenciano y castellano. El protagonista es el mismo falsificador de Memorias de mí mismo. Está ambientada en Valencia, le hago un homenaje al hotel Metropol, creo que lo reabren dentro de poco". Hasta entonces, el escritor recuperará su anhelada rutina.

Empieza a otear un horizonte despejado de entrevistas y eso le alegra. No porque recele del gremio al que un día perteneció, sino porque quiere recuperar su rutina: escribir mucho, leer muchísimo, hacer algo de deporte. El último Premio de las Letras de la Generalitat Valenciana, Ferran Torrent (Sedaví, 1951), lleva cuarenta años novelando la sociedad valenciana, a menudo alumbrando lugares adonde no incide la arquetípica luz mediterránea: bajos fondos, reservados en restaurantes, opacos despachos.

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