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¿Qué fue de Ressy? La marca que cosió la ‘senyera’ de Kempes nació, murió y su nieta sueña con rescatarla
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Emblema también fuera del estadio

¿Qué fue de Ressy? La marca que cosió la ‘senyera’ de Kempes nació, murió y su nieta sueña con rescatarla

La firma deportiva entró en los hogares valencianos en los ochenta con la camiseta más emblemática del club de Mestalla, hoy pieza de coleccionista. La nieta del fundador relanzó la marca y barrunta un nuevo resurgimiento

Foto: Mario Alberto Kempes, con la camiseta de la 'senyera' de Ressy en 1979. (Getty/EMPICS/Peter Robinson)
Mario Alberto Kempes, con la camiseta de la 'senyera' de Ressy en 1979. (Getty/EMPICS/Peter Robinson)

La película de aquel partido tiene tantas alertas para un espectador de 2024 que es difícil elegir por dónde empezar. Por el principio, quizás: el entonces rey Juan Carlos I desviando la atención de su frente despejada con la sombra de una barba, saludando desde el palco del Vicente Calderón a las hordas de plebeyos, junto a Sofía y el heredero Felipe. Están a años luz, si contamos el tiempo en amantes y los vaivenes políticos del país, de la borbónica sacudida actual.

Es la final de la Copa del Rey de 1979, transición profunda. La disputan el Real Madrid, plagado de lesionados según se queja el narrador de la pieza, y el Valencia Club de Fútbol, que es sobre todo una melena: la de Mario Alberto Kempes, reciente campeón del mundo, icono espigado de una generación, ídolo de un juvenil Diego Armando Maradona.

En el minuto 24 ocurre el "delirio", según la templada descripción del narrador. Marito se interna en el área desde el costado derecho y dispara con el exterior de la bota, batiendo al portero madridista, García Remón. El delirio son tracas improvisadas en las gradas y esa celebración tan poco ensayada en el césped: puños en alto, carrera desbocada y greñas a volar. La eufórica armonía del mejor futbolista del mundo.

Y ahora sí, los colores: una camiseta que era a la vez una bandera y oh, no la española, en años convulsos y violentos de redefinición de identidades. La camiseta del Valencia C.F. con los colores de la 'Senyera', si bien no era la primera vez que saltaba al campo, habría de cristalizar en icono ese mismo día, para convertirse en pasto de recreaciones modernas más o menos acertadas. Reconocible en Mestalla y fuera: hoy juegan con la 'Senyera', apunta de tanto en tanto el comentarista de turno, en diferentes épocas, cuando el club decide rescatarla, ponerla a prueba de supersticiones y pertrechar su renqueante deriva tras sus franjas verticales y el azul de sus hombros.

placeholder El empresario Vicente Borrás a la derecha, con Ricardo Arias (centro) en el estand de Ressy en la Feria Internacional del Deporte en Madrid. (Cedida)
El empresario Vicente Borrás a la derecha, con Ricardo Arias (centro) en el estand de Ressy en la Feria Internacional del Deporte en Madrid. (Cedida)

Ese estandarte de manga corta nació en otro símbolo de una tierra y una época, previa a la deslocalización industrial del textil. Fue Ressy, la marca valenciana que llenó de ropa deportiva a todos los niños de este rincón del mundo durante dos décadas.

"Mi abuelo había emigrado a Venezuela con sus padres y allí empezó en el textil. Eran los años del primer boom de ropa deportiva. Se trajo la idea de crear su propia factoría. Al principio, como siempre, cosiendo en casa. Luego llegó a tener unas cuarenta costureras", explica Hilde Borrás, nieta del fundador de aquel emblema, Vicente Borrás.

La nieta recuerda una infancia marcada por la factoría del abuelo: "Yo entre semana iba con el uniforme de la escuela y el fin de semana de Ressy". Miles de niños y niñas de la Comunidad Valenciana emulaban a Hilde: chándales de tactel inundaban los patios de los colegios, surgidos del taller de los Borrás. "El otro día vi una noticia sobre un suceso en Valencia y el tipo de la foto llevaba una camiseta estampada de Ressy", se entusiasma Hilde. En el fondo de muchos armarios, en desvanes y cajas, perviven reliquias de aquella ciudad que lucía el emblema del textil local.

Mientras, la marca se abría paso en la élite del deporte en la prehistoria de los patrocinios multimillonarios. En casa de los Borrás no recuerdan quién llamó a quién, pero el matrimonio entre Ressy y el Valencia sucedió. «Entonces no se pagaba al club para que luciera nuestra marca, se le compensaba en especie: se quedaban con las equipaciones y, además, los jugadores venían a la fábrica a por ropa», cuenta la nieta.

Futbolistas y toreros

Para contrastar su memoria, Hilde recurre a quien vivió en primera persona la bonanza de Ressy. Cecilia Borrás, hija de Vicente, trabajó en la factoría. Conserva algunas escenas que, imaginadas hoy, son arrebatadoras: el propio Kempes apabullado por la chiquillería del valenciano barrio de Campanar, donde se encontraba el almacén de la marca, después de que algún crío lo avistara acercándose a hacer acopio de prendas.

"No solo los futbolistas, también nos pedían ropa toreros", revela la hija del fundador, en un salto inesperado: «querían chándales para entrenar e incluso les cosíamos el escudo de la ganadería». No solo Kempes, el Soro y Rafi Camino daban muletazos vestidos de Ressy.

La firma se consolidó en la moda de los fluorescentes ochenta y vistió a un buen puñado de equipos valencianos, además de otros en toda España. Hubo incluso una tentativa, apunta Hilde Borrás, de ser comprada por Adidas. Pero la modernidad, entendida como deslocalización de la manufactura, entre una maraña de razones que solo sabe la familia, acabó con Ressy, que claudicó en 1991.

Vicente Borrás ya no vivía cuando su nieta quiso rescatar la firma del abuelo. No del imaginario futbolero, puesto que las diferentes marcas, ya multinacionales, que han vestido al equipo de Mestalla han reeditado su propia versión. La apuesta de Hilde Borrás era rescatar la original, con el escudo de Ressy.

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Foto: Cedida.

Sumiller de profesión, se embarcó así en una cruzada legal para recuperar la propiedad intelectual de la marca, que había acabado lejos de la familia. En 2021, un vídeo raptó la nostalgia de la afición valencianista: era la Senyera y era Ressy. La marca regresaba con una reedición de la icónica casaca. Hilde apunta que le envió un ejemplar al Matador y le tentó para que actuase de embajador, pero no hubo acuerdo, aunque el mito argentino la vistió en privado, por los viejos tiempos.

En poco tiempo se agotaron las tallas grandes, reclamadas por ese sector del valencianismo de memoria tan dilatada como el abdomen. Muchas otras zamarras, de tallaje más pequeño, se quedaron en la caja. Cuando cesó la fiebre nostálgica, Hilde Borrás dio por concluido aquel capítulo y cerró la tienda online, aunque no descarta nuevas aventuras para Ressy, buscando socios que hagan posible el resurgimiento. "En los 2010 veía marcas como American Apparel o Nasty Gal, de estética relajada, que me remitían a ropa que aún conservo en casa", apunta sobre la vigencia de aquellas prendas.

En todo este tiempo, lo que no se ha repetido es la alianza entre club y marca: la Senyera de Hilde no portaba el escudo del Valencia C.F. Sin embargo, esa ausencia no devaluó su fugaz reaparición. Al contrario, hay para quien el emblema de Ressy tiene tanto peso como el del club: "Hace poco encontré la mía, la de 2021, en una web de coleccionismo; la vendían por cien euros más de lo que yo la lancé y apuntando que era una reedición del trigésimo aniversario". Para acceder a las originales, la de Kempes y compañía, hay que preparar una pequeña fortuna. Hay una Valencia que aún viste Ressy y otra que ansía volver a vestirla.

La película de aquel partido tiene tantas alertas para un espectador de 2024 que es difícil elegir por dónde empezar. Por el principio, quizás: el entonces rey Juan Carlos I desviando la atención de su frente despejada con la sombra de una barba, saludando desde el palco del Vicente Calderón a las hordas de plebeyos, junto a Sofía y el heredero Felipe. Están a años luz, si contamos el tiempo en amantes y los vaivenes políticos del país, de la borbónica sacudida actual.

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