Manolo Noguera, el valenciano que lleva una vida 'disparando' a las estrellas del rock
La obra del fotoperiodista constituye uno de los mayores archivos del rock en la ciudad de Valencia durante los años ochenta y noventa. Su cámara capturó a grandes como Iggy Pop, Lou Reed y Primal Scream
Hay martes corrientes y martes en los que Iggy Pop te escupe en la cara. Nadie escribe sobre los primeros y solo los elegidos recuerdan los segundos. La vida abraza a los sindicados al punk. Por eso, aquel 26 de febrero de 1991 varios centenares de valencianos se levantaron de la cama, tomaron su café y marcharon hacia el trabajo con una sonrisa en el rostro mientras el resto del padrón de Valencia apestaba a entre semana recién hecha.
Iggy Pop no inventó el punk, pero fue su antecedente necesario en los Estados Unidos de América. Sin sus Stooges de 1969 no habrían surgido los Ramones y los New York Dolls en los setenta, al menos, del modo en que lo hicieron. La primera vez que La Iguana de Detroit visitó Valencia, la cámara de Manolo Noguera (Valencia, 1962) apuntaba desde el foso de fotoperiodistas de Arena Auditorium, en el barrio de Benimaclet. "Los fotógrafos trabajábamos desde la zona acreditada durante las dos o tres primeras canciones, pero decidí quedarme más tiempo e Iggy comenzó a escupirme", recuerda el camarógrafo. En realidad, aquello se convirtió en una guerra total entre artista y público, tanto de misiles balísticos tierra-aire como en el combate cuerpo a cuerpo, con el estadounidense morreando a discreción a las primeras filas.
Entre las instantáneas que realizó durante la actuación de los Ramones en Valencia, en noviembre de 1981, y las imágenes capturadas en los directos del grupo de punk rock de su hija Iosune, Mantequilla Voladora, este mismo 2024, Manolo Noguera acumula toda una vida plasmando la cultura rock.
La inmensa mayoría de su obra refleja lo sucedido en la Valencia roquera a lo largo de más de 40 años. "En 1978 entré en una imprenta como fotógrafo industrial. Siempre quise retratar a Lou Reed, ese es el origen fundamental de mi interés por la fotografía. Mi primera cámara fue una Yashica FR ll, con un 50 mm f2'8. A principios de los años 80 empecé a fotografiar en los conciertos de la sala Bony de Torrent: recuerdo los de Obús, Barón Rojo, Ramones y Joe Cocker".
Durante su labor como aprendiz de fotógrafo industrial quedó cautivado por el proceso químico. "Me fascinaba ver cómo subía la emulsión, la soledad oscura del laboratorio, además hacíamos revistas y qué más cómodo que ofrecerme como trabajador para ellas", comenta Noguera.
El del barrio de Arrancapins arrancó su trayectoria laboral en la revista Qué y dónde firmando con su nombre, pero la oferta de la emblemática cartelera Turia y la competencia directa entre ambas, le obligó a buscar un pseudónimo para poder compatibilizar empleos. Desde entonces, la mayor parte de su obra aparece firmada como Iziar Kuriaki, una adaptación del nombre del espía soviético de ficción Illya Kuryakin, protagonista de la serie estadounidense de la segunda mitad de la década de los sesenta El agente de Cipol.
La construcción de Pachá Auditorium en 1983, después rebautizada como Arena, y la creación de su subsiguiente empresa internacional de conciertos de la marca del empresario Napoleón Beltrán, que acercó a la plaza de toros de Valencia a algunos de los músicos más relevantes de la época, permitió a Noguera retratar una edad de oro del pop. "Pachá/Arena fue la sala con la programación perfecta, así que siempre me mandaban allí. Con el tiempo fue mi casa. Napo Beltrán y Emilio Ruiz me acogieron casi como fotógrafo oficial, pero yo seguía debiéndome a las revistas que me pagaban, así que también cubría otros espacios".
Chuck Berry, Nirvana, Stevie Wonder, Nina Simone, Miles Davis, Bob Dylan, Jerry Lee Lewis, Bjork, Radiohead, The Cure, Nick Cave, Lou Reed, Pretenders, Pixies, Primal Scream, destacan entre una multitud de músicos internacionales, nacionales y valencianos que conforman la historia popular de la Valencia del último cuarto de siglo XX. "Tuve la espina clavada con Green Day, en sus conciertos de Valencia de 1991 y 1994 era una banda más de punk, así que me mandaron fotografiar algún otro concierto: nunca se lo perdonaré a mis directores", argumenta el fotógrafo. El grupo de punk norteamericano pasó por Santiago de Compostela y Madrid este año, Valencia ni está ni se la espera en las giras de los grandes.
En el actual ecosistema valenciano de producción de macroconciertos de 2024, en el que la Generalitat Valenciana patrocina el evento Som de la Terreta con una adjudicación directa de 3'3 millones de euros a la empresa privada The Music Republic, especializada en festivales low-cost, por un cartel comandado por Chanel, Taburete, Funzo & Baby Loud, Abraham Mateo, Íñigo Quintero o Pignoise, las posibilidades de disfrutar de nombres internacionales parecen escasas. Algunos promotores consultados indican que con ese presupuesto el Consell de Mazón podría haber acercado a tierras valencianas a algunos artistas foráneos de nivel muy notable, pero alejados de la órbita laboral de la empresa beneficiaria del patrocinio directo. Mientras, el Partido Socialista (PSPV) anuncia que llevará esta contratación a la Fiscalía Anticorrupción por presunta falsedad documental, malversación de fondos públicos y prevaricación.
Manolo Noguera pudo fotografiar a Green Day en París el pasado mes de junio y sacarse aquella vieja espina. "Fue un regalo de mi hija, aunque ya los habíamos disfrutado otros años en Barcelona, Bilbao y Sevilla, no queríamos verlos en un festival, que era como tocaban este año en Madrid y Santiago", concluye el fotoperiodista.
En tiempos analógicos, los cámaras de la prensa impresa ejercieron como únicos notarios de la realidad. Pepe Ortiz, Luis Bori, Daniel García Sala o José García Poveda 'El Flaco', junto con Noguera, entre otros, suministraron de imágenes la actualidad informativa del momento. Hoy aparecen como fuentes primarias indispensables para recolectar las huellas del pasado, facilitando la construcción de la historia cultural de la Valencia del siglo XX.
Hay martes corrientes y martes en los que Iggy Pop te escupe en la cara. Nadie escribe sobre los primeros y solo los elegidos recuerdan los segundos. La vida abraza a los sindicados al punk. Por eso, aquel 26 de febrero de 1991 varios centenares de valencianos se levantaron de la cama, tomaron su café y marcharon hacia el trabajo con una sonrisa en el rostro mientras el resto del padrón de Valencia apestaba a entre semana recién hecha.
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