¿Oportunidad o regalo? Los expertos dudan de la expedición de títulos de valenciano de Mazón
Desde la semana pasada, el Consell otorga el certificado C1 de valenciano a quienes superaron el 7 en bachillerato y selectividad. Los técnicos avisan de que "no se ha analizado si hay correspondencia con los niveles marcados"
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La polémica por el uso del valenciano y el requerimiento del título C1, necesario para trabajar en la administración pública, suma un nuevo capítulo. Desde la semana pasada, la Generalitat Valenciana homologa el C1 a aquellos alumnos que superaron el 7 en la asignatura de Lengua Valenciana en Bachillerato o en las pruebas de selectividad. Una decisión recogida en el artículo 16 de la nueva ley de Libertad Educativa que aprobó el Gobierno regional el pasado mes de junio y que ha abierto una guerra de opiniones entre los ciudadanos y expertos: "La medida es buena en líneas generales, pero hay varios aspectos que me generan muchas dudas", reconoce Emili Casanova, filólogo especializado en lengua valenciana. Sin embargo, hay académicos más duros con la medida de Carlos Mazón: "Es un regalo de títulos", sostiene Eduard Baile, director del departamento de filología valenciana de la Universidad de Alicante.
La propuesta de reconocer el título para aquellas personas que superen los objetivos llevaba varios años en el tintero. El Gobierno del Botànic ya intentó aprobar el trámite, con algunos matices respecto a lo aprobado ahora por Mazón, pero las elecciones autonómicas de mayo de 2023 truncaron el proceso. Ahora, el Partido Popular ha adelantado al PSPV y Compromís, y pone en marcha uno de sus buques insignia para esta legislatura. “Más de 337.000 personas podrán obtener por justicia, sin burocracia y sin coste la certificación automática de reconocimiento del valenciano", declaró la semana pasada el presidente popular.
Desde mañana mismo, sin burocracias ni tasas, podrán descargarse su título de reconocimiento del valenciano los estudiantes de secundaria y bachillerato desde el curso 2008-9. Por justicia, por mérito y sobre todo, por convivencia y reconocimiento de una lengua que ha sido… pic.twitter.com/z4OTtJ4Xuw
— Carlos Mazón (@carlos_mazon_) September 30, 2024
Casanova reconoce la oportunidad que se abre para muchos valencianos, pero admite "algunas dudas". El filólogo apunta concretamente a la retroactividad de la concesión del título (pueden homologarlo hasta los alumnos que realizaron bachillerato o las pruebas de acceso en el curso 2007-2008). "Muchos profesores han dado más nota, una persona que ha tenido mucho interés, pues si tiene un 6, le pones un 7", sostiene el valenciano y prosigue: "A pesar de las dudas, puede ser una reforma positiva si nos responsabilizamos y entendemos que no podemos engañar a la sociedad".
La falta de la oralidad es la clave que resalta el lingüista en una comunidad donde hay 143 municipios castellanoparlantes en los que ni siquiera en necesario cursar la asignatura de Lengua Valenciana. La falta de práctica y enseñanza oral en algunos institutos y colegios de la Comunidad se presenta como uno de los grandes inconvenientes para mantener y promover el idioma: "Principalmente, pasa en centros privados y asociados; Hay gente muy seria, pero también hay profesores que hacen que los alumnos sepan mucha teoría, pero dejan de lado la oralidad. Preparan selectividad y bachillerato, y ya. Si son castellanoparlantes, resulta que acabarán teniendo un 7, es decir ahora un C1, y no hablarán nada", puntualiza Casanova.
Eduard Baile localiza el principal problema de la medida en la falta de equivalencia del C1 con la materia de bachillerato: "No es igual por una cuestión objetiva que es el curriculum: las categorías A1, A2... responden a unos contenidos concretos, pero lo que estudian los alumnos en bachillerato no está contrastado respecto a esos niveles, ninguno se ha preocupado en analizar si hay una correspondencia entre bachillerato y los niveles marcados por el Marco Europeo Común de Referencia. Es una estafa curricular". Este marco de referencia es el que certifica y homologa los exámenes que acreditan los niveles de idiomas. "Se tiene que hacer una auditoría, alguno tiene que certificar que son equivalentes como pasa en inglés", sostiene el filólogo alicantino, quien hace especial hincapié en la comparación con el idioma británico: "Que un 7 equivalga a un C1 no pasa en ningún otro país ni ninguna otra lengua, solo hay que verlo con el inglés. Por lo que es regalar un título". De hecho, este símil ha sido la principal crítica en redes sociales de los ciudadanos a Mazón: "¿También nos dará el C1 de Inglés por haber superado el 7 en el instituto?", escribían múltiples usuarios en X.
En este sentido, la Conselleria de Educación de la Generalitat asegura a El Confidencial que "se ha realizado análisis de los objetivos de Bachillerato y de los descriptores del Bachillerato del perfil de salida del alumnado y se han relacionado los niveles de desempeño con los descriptores del Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas".
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También es preocupante para Baile qué ocurre después de obtener la acreditación: "No es solo que a una persona le den un título, sino qué hará luego con ese título. Los alumnos que han sacado un 7, pueden tener un C1 y pueden ser incluso profesores de valenciano de infantil o primaria. No cabe en ninguna cabeza. En este sentido es una estafa pedagógica".
Los estudiantes tienen dos oportunidades: bachillerato y las pruebas de acceso a la universidad. Esta última genera aún más incógnitas en Emili Casanova: "Es muy fácil sacar un 7 o incluso más en selectividad por el tipo de prueba que es, en especial para estudiantes de zonas castellanoparlantes que se ciñen durante el curso escolar a preparar el formato de la prueba". También en este sentido se han referido desde el Sindicato de Treballadors de l'Ensenyament del País Valencià (STEPV): "¿Si un alumno falla en expresión oral, le puedo poner un 7? Es una presión muy fuerte y no se garantiza que cuando se ponga un 7, el alumno tenga las competencias que se evalúan en el C1".
Desde que esta propuesta asomó la cabeza al final de la legislatura del Botànic, los sindicatos de profesores la rechazaron. Diferentes organizaciones de maestros de la Comunidad presentaron más de 2.000 firmas para frenar la homologación de títulos. La reivindicación más sonada fue la presión que sentían los profesores por poner un 7 a los alumnos para que pudieran obtener el certificado de idioma. De hecho, el decreto de PSPV y Compromís estuvo atascado meses en la mesa de negociación por este motivo hasta que la Conselleria decidió seguir adelante y finalmente, el Consell Juridic Consultiu dio el visto bueno, pero el cambio de Ejecutivo autonómico truncó el proceso. La propuesta del tripartito de izquierdas consideraba algunos matices respecto a la norma ahora aprobada por Mazón: solo obtendrían el C1 de Valenciano quienes hubiesen cursado el itinerario plurilingüe, es decir, las asignaturas troncales de la ESO y bachillerato en lengua valenciana.
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"Esta nueva norma convierte a los centros educativos en centros certificadores de idiomas, cosa que no lo son. Los profesores nos dedicamos a otras cosas", señalan desde el sindicato STEPV. "Se pone mucha presión al profesor, por parte de los propios estudiantes y de sus familias, para que les pongamos el 7 y no tener que hacer los exámenes después", recalca el sindicato. Asimismo, esta organización de profesores reivindica el valor de la educación para formar a los alumnos en diversas materias: "La educación no está pensada exclusivamente para acreditar idiomas, está pensada para enseñar, a través de las lenguas, otras muchas cosas también: literatura, cultura...".
La Acadèmia Valenciana de la Llengua también rechazó la propuesta en abril de este año y aseguró en un comunicado que la manera de tramitar la norma, a través de una proposición de ley, eludía los informes de la institución. Una situación que nunca se había vivido, ni en los anteriores gobiernos populares ni con el del PSPV-Compromís. También en este sentido apunta Eduard Baile, quien afirma que "no ha habido consenso por parte de la comunidad educativa, se ha hecho sin la opinión de las personas que trabajamos la materia".
Aun así, algunos expertos ven partes positivas en la nueva medida: "Bienvenida sea si va a motivar más a los estudiantes a mejorar su oral y escrito", señala Casanova y recuerda: "Un 7, si se examina bien tanto la parte oral como escrita, sí que equivale a un C1, de otra manera no". También, muchos usuarios en redes sociales han aplaudido la medida que podrán aprovechar más de 300.000 ciudadanos de la Comunidad.
En la primera semana, casi 39.000 ciudadanos han solicitado la convalidación del B2 o C1 de valenciano, según informa la Conselleria. Frente al dato de los requerimientos, la Junta Qualificadora de Coneiximents de Valencià (una de las entidades homologadas para examinar) recuerda que solo 6.000 estudiantes de los 31.000 inscritos a las pruebas de idiomas en 2023, obtuvieron el título.
La polémica por el uso del valenciano y el requerimiento del título C1, necesario para trabajar en la administración pública, suma un nuevo capítulo. Desde la semana pasada, la Generalitat Valenciana homologa el C1 a aquellos alumnos que superaron el 7 en la asignatura de Lengua Valenciana en Bachillerato o en las pruebas de selectividad. Una decisión recogida en el artículo 16 de la nueva ley de Libertad Educativa que aprobó el Gobierno regional el pasado mes de junio y que ha abierto una guerra de opiniones entre los ciudadanos y expertos: "La medida es buena en líneas generales, pero hay varios aspectos que me generan muchas dudas", reconoce Emili Casanova, filólogo especializado en lengua valenciana. Sin embargo, hay académicos más duros con la medida de Carlos Mazón: "Es un regalo de títulos", sostiene Eduard Baile, director del departamento de filología valenciana de la Universidad de Alicante.