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Valencia, la ciudad que no dormía: cuando Spook decidió no cerrar sus puertas
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REABRE LA MÍTICA DISCOTECA

Valencia, la ciudad que no dormía: cuando Spook decidió no cerrar sus puertas

Entre 1984 y 1996, a las afueras de Pinedo, situada en la vieja carretera entre Nazaret y El Saler, Spook se alzó como uno de los templos imprescindibles del trasiego festivo por la Ruta Destroy valenciana

Foto: Jóvenes en el aparcamiento de Spook durante el apogeo de la Ruta. (Cedida)
Jóvenes en el aparcamiento de Spook durante el apogeo de la Ruta. (Cedida)

En los años de esplendor de la discoteca Spook, no existió por parte de sus promotores voluntad alguna por transcender en la memoria colectiva valenciana. Solo eran negocios. La revisión del relato, acontecida en la última década, ha revalorizado aquel legado hasta incorporarlo como parte fundamental de la historia musical española. La sombra mediática amarillista sobre los excesos, los efectos de la Ley Corcuera y las muertes en accidentes de tráfico ha menguado para conformar una crónica ponderada sobre un proceso complejo, donde la vanguardia cultural, el ocio de masas y la dispar gestión empresarial levantaron, consolidaron y demolieron su propia obra.

Foto: Jóvenes valencianos se divierten a comienzos de los 90. (Getty/Cover/Carlos de Andrés)

Bernardino Solís (Valencia, 1947) nació en el barrio de Nazaret, uno de los enclaves más humildes y castigados históricamente por las políticas municipales a lo largo del siglo XX. Como buena parte de los jóvenes nacidos en los Poblados Marítimos, los empleos relacionados con el astillero de la Unión Naval de Levante y con la estiba eran, por arraigo familiar, las opciones más viables. Solís trabajó como estibador portuario.

A mediados de los años setenta comenzó su andadura empresarial, y en las Navidades de 1984 fue uno de los socios fundadores de Spook Factory. “Yo tenía experiencia en la gestión de espacios musicales. En 1975 abrí El Trombón en el barrio de El Carmen, en 1982 monté Dúplex, en plaza Cánovas, decorado por Javier Mariscal, donde acudía la modernidad valenciana. La idea de crear Spook apareció cuando vi que en la ciudad dominaban las discotecas de funky, un estilo que no me interesaba, y que la discoteca Barraca estaba alejada a 30 kilómetros de la capital. Quería algo que sonara como Barraca, donde Carlos Simó pinchaba un pop rock de guitarras muy lúdico y a la vanguardia musical, así que pensamos que Fran Lenaers debía ser nuestro deejay. Él fue el gran pinchadiscos valenciano de la historia, junto a Simó. Todos los deejays acudían a Spook cuando cerraban sus propios locales para apreciar su técnica y su tremenda cultura musical”.

placeholder Fachada de Spook en los 80. (Cedida)
Fachada de Spook en los 80. (Cedida)

Antes de ser Spook, aquel edificio fue la discoteca San Francisco, una sala creada en los años sesenta, venida a menos con los nuevos tiempos, y que Solís, Enrique Chornet, Toni Garrido y Félix Gabaldón alquilaron con opción a compra. “Redecoramos e inauguramos a finales de 1984. Empezaron pinchando Juanito Torpedo y Lenaers, pero no acudía nadie. La gente iba a Metrópolis en Valencia y a Barraca en Sueca, hasta que multaron a ésta y la clausuraron durante unos fines de semana. Entonces recogimos a esa clientela. A partir de ahí fuimos como un tiro, el boca oreja funcionó y el factor cercanía con la ciudad fue fundamental. Cualquier evento cultural que se realizara en Valencia terminaba la fiesta en Spook, ya fuera la presentación de una película de Almodóvar, con Antonio Banderas y Carmen Maura, o la fiesta tras los conciertos de Loquillo, Héroes del Silencio o Miguel Bosé. Hablo de los años ochenta, antes de la masificación sobrevenida en 1991”, recuerda Solís.

La laxitud de normas y la libertad empresarial para aplicar horarios fueron relevantes en el desarrollo de la primera Ruta. “Aunque Chocolate y Barraca, que abrieron antes que nosotros, ya habían hecho camino, Spook aportó la música de Fran Lenaers y el horario ininterrumpido. En un principio cerrábamos a las 6:30 y nos dimos cuenta que la ordenanza municipal no hablaba de un horario de apertura, sino del cumplimiento de las condiciones de salubridad y decoro del lugar. Decidimos sacar a la gente a la hora de cierre establecido por ley, limpiar la sala y reabrir una hora después. Un mes más tarde, ni siquiera sacábamos al público de la sala: la fiesta no tenía fin. Tuvimos suerte porque el alcalde Pérez Casado fue un hombre permisivo. Después de nosotros, y tras el éxito de la fórmula, todas las discotecas hicieron lo mismo. Era 1985”, explica el empresario.

placeholder Vista de la discoteca Spook en los 80. (Cedida)
Vista de la discoteca Spook en los 80. (Cedida)

Es complicado establecer un punto temporal concreto tanto en el proceso de masificación rutera como en el giro musical desde las guitarras hacia los sonidos tecno y máquina, pero en la encrucijada de décadas la bacalización de la Ruta se consumó. “La Generalitat Valenciana y la Delegación de Gobierno entendieron que era mejor ampliar el horario hasta las doce del mediodía para que las 30.000 personas que acudían a las discotecas fueran yéndose escalonadamente, que decretar un cierre total a las 7:30 y soltar a la vez a esos miles de ruteros hacia quién sabe dónde”, cuenta Solís, “esto acabó en 1995, cuando los empresarios del ocio nocturno del centro de Valencia se quejaron. González Cepeda, conseller de Justicia del gobierno Zaplana, era amigo personal de algunos empresarios influyentes, no salía de la discoteca Suso's, en Gran Vía Germanías. La Ruta murió de grandeza”.

La romantización de la Ruta como herramienta empresarial para generar nuevos negocios es una realidad en el ocio valenciano de la última década. La nostalgia se ha convertido en márquetin monetizable: desde los festivales Love The 90's, hasta las múltiples fiestas remember protagonizadas por los deejays de la última época rutera, ahora en puestos directivos de Fotur (Federación de Ocio y Turismo de la Comunidad Valenciana). En cambio, la reapertura de Spook, el pasado mes de abril, combina la recuperación de una marca fijada en el imaginario colectivo con elementos musicales vanguardistas, elegidos para dinamizar a una generación muy joven.

placeholder Concierto en Spook en 2023. (María Gras)
Concierto en Spook en 2023. (María Gras)

Por las dos salas acondicionadas para los directos en Spook, con aforos de 250 y 800 espectadores, han actuado grupos como La Plata, Mausoleo, Dame Area, Gazella, Tercer Sol, Somos La Herencia, Tusa o Ela Rea, entre otros. El foco es visibilizar un nuevo sector creativo valenciano que está fuera del circuito convencional o institucional, lo más underground, intentando recuperar los valores iniciales de 1984

En los años de esplendor de la discoteca Spook, no existió por parte de sus promotores voluntad alguna por transcender en la memoria colectiva valenciana. Solo eran negocios. La revisión del relato, acontecida en la última década, ha revalorizado aquel legado hasta incorporarlo como parte fundamental de la historia musical española. La sombra mediática amarillista sobre los excesos, los efectos de la Ley Corcuera y las muertes en accidentes de tráfico ha menguado para conformar una crónica ponderada sobre un proceso complejo, donde la vanguardia cultural, el ocio de masas y la dispar gestión empresarial levantaron, consolidaron y demolieron su propia obra.

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