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Las razones (no tan) inexplicables del último videoclub de Valencia
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EL CINE EXPLICA LA VIDA

Las razones (no tan) inexplicables del último videoclub de Valencia

Stromboli lleva camino de ser el último videoclub del mundo. Las razones por las que su propietario Daniel Gascó sigue manteniéndolo abierto son poderosas

Foto: Daniel Gascó, dueño del videoclub Stromboli de Valencia. (Cedida)
Daniel Gascó, dueño del videoclub Stromboli de Valencia. (Cedida)

Preguntas posibles que hacerle a un hombre con un videoclub en pleno despertar de 2023: ¿por qué seguir con ello?, ¿cómo ha sido posible mantenerlo abierto?, ¿y hasta cuándo?

Todas las preguntas son incorrectas. Conocer a Daniel Gascó, dueño del videoclub Stromboli en el barrio valenciano de Ruzafa, supone echar a la basura los interrogantes prejuiciosos. Entender que, más allá del efecto Blockbuster, hay personas que —simplemente— quieren tener y mantener lugares aunque haya grandes masas que ya no los quieren.

Foto: Videoclub de Madrid (J.I.W.)

Es surrealista. Nunca me habían preguntado con tanta insistencia por qué sigue abierto el videoclub”, suelta Gascó revelándose contra tanta carga lógica. “Parece un asesinato consensuado, apoyado por una mayoría absoluta que, sin embargo, no ha hecho efecto en mi caso. Vivimos tiempos donde lo físico desaparece, y a mí me parece un argumento para una gran película, esa que revolotea desde hace más de una década en mi cabeza”.

Porque Gascó es un señor que comercia con películas pero —tras un pequeño brote de conversación— es fácil concluir que también es parte de ellas. Por su conocimiento oceánico y por un sistema de valores en el que el cine explica la vida. Quiere tener el último videoclub del mundo y no hay demasiados argumentos para contradecir ese arrebato.

Foto: Cine de verano en el Centre del Carme de Valencia. (Cedida)

Camino de los veinte años, Stromboli ha vivido dos vidas tan abruptas que parecen el anverso y el reverso de un mismo mundo. El antes y el después de cuando aprende “a colocar subtítulos a las películas que llegan”, lo cual le abre la puerta a un sinfín de títulos restrictivos. Un antes y después de “cuando trabajo con mi hermana Almudena y en solitario”. El antes y el después de “cuando abro el videoclub y todavía tengo un cierto tartamudeo y cuando mi compromiso como promulgador del cine quita el freno a mi verbo. Con Stromboli acabé con el hombre tímido y me convertí en una persona capaz de emitir mensajes que llegarían a muchas personas”.

El cine es el mensaje y Gascó es el mensajero que logra filtrar el exceso de información. “Decir que sigo abriendo por mi pasión por el cine —reconoce— sería una respuesta netamente romántica. Hay una voluntad férrea por mi parte, que abro cada mañana el videoclub y procuro que ambos nos renovemos. Y un estoicismo frente al nuevo mundo. Creo que la historia del cine se pierde en las redes, en las plataformas, y hace falta un orden. Los clientes habituales conocen mi parte docente y esa voluntad de dilucidar el cine y sus avances, de adquirir y transmitir toda la apertura al mundo, a las costumbres, credos, que quedan impresas en la forma de construir imágenes”.

placeholder Interior del videoclub Stromboli de Valencia. (Cedida)
Interior del videoclub Stromboli de Valencia. (Cedida)

Sostenido sobre sus propios hombres, a Stromboli le ha beneficiado su propia condición al margen: “Siempre fuimos la alternativa, el antivideoclub, donde cabe todo ese cine sorprendente que ninguna estantería de videoclub contemplaba”. Quizá exista una razón más: “La persona que lo lleva resiste porque ha aprendido a vivir con muy poco”.

Gascó decide contestar algunas preguntas incorrectas de más. Por ejemplo:

Foto: Imagen de archivo de una falla instalada en el barrio de Ruzafa. (EFE/Manuel Bruque)

PREGUNTA. ¿Qué sentido tiene un videoclub en un contexto audiovisual como el actual?

RESPUESTA. Ninguno. Suena alarmante, apocalíptico, que precisamente lo diga yo. Pero, ¿Qué más da? ¿Acaso hemos llegado a ese punto esquizoide en el que todo debe tener sentido? ¿Se acabaron Buñuel, Svankmajer o los Monty Python? Jean-Luc Godard decía que es propio de la regla querer la muerte de la excepción, y yo siempre quise ser excepcional, así que hago lo posible porque Stromboli siga siendo un lugar de encuentro excepcional. Aquí no hay café ni bebidas, sólo se comparte cine de calidad y remoto, muchas películas que no se encuentran en redes y plataformas, y no menos importante de paso se crean lazos humanos muy estrechos. Dependemos de un aparato que ha sido despachado, aparcado, por incompatibilidad con los nuevos televisores o por haber dejado de figurar en los nuevos ordenadores. No deja de ser curioso que los mismos trabajadores de centros comerciales donde se venden películas en DVD o Bluray, pongan cara de póker cuando les preguntas si disponen de algún aparato emisor.

Foto: Imagen de archivo de la librería La Traca, en Valencia. (EFE/Biel Aliño)

P. ¿Cómo evolucionará el consumo del cine?

R. El cine pasará a ser una palabra en desuso. Estoy muy de acuerdo con lo que anunciaba Jean-Pierre Léaud en La maman et la putain (1972) cuando dice: “Puede que alguien muy viejo, un anciano, recordará aún y les explicara a los jóvenes que había cines, que se trataba de imágenes que se movían, que hablaban. Y los jóvenes no lo comprenderían”. Su director, Jean Eustache, se disparó en la sien cuando supo que ya no podría hacer cine por motivos de salud. Y ese suicidio para mí es una metáfora de lo que podría ocurrir con el mundo. Transformado en una idiocracia, con un analfabetismo de la imagen progresivo, se potencia una sociedad acrítica, infantilizada y, en consecuencia, manipulable. Y el buen cine siempre ha supuesto una amenaza para todo ello.

Su consumo, por tanto, tiende a diluirse. Me encuentro muchas personas apuntadas a varias plataformas que curiosamente apenas ven películas. Observo que los cines organizan continuamente encuentros con cineastas, sesiones de cine secreto, preestrenos que se ofertan en concursos. Hay una preocupación constante por rescatar espectadores y seducir a los más jóvenes. Pero todo apunta a que es una batalla perdida. El cine debería figurar en los planes educacionales, pero apenas hay profesores formados en esta materia, gente capacitada para explicar ese lenguaje audiovisual omnipresente en nuestras vidas. El cinéfilo, como el lector, se crea desde la más tierna infancia y luego ya decidirá si desea profundizar y seguir.

placeholder Daniel Gascó, dueño del videoclub Stromboli de Valencia. (Cedida)
Daniel Gascó, dueño del videoclub Stromboli de Valencia. (Cedida)

P. Qué han perdido las ciudades con la desaparición de los videoclubs.

R. Han perdido asesoramiento humano, el erotismo que supone palpar las carátulas, la posibilidad de conversar sobre aquello que han visto, de compartir ideas. Un buen videoclub puede gestionar tu tiempo libre mejor que cualquier plataforma. Cualquier programador de festivales, papel que he ejercido varios años, sabe que el sistema político que mejor funciona a la hora de seleccionar películas para un ciclo es el peor: la dictadura. Cuando señalo esa película idónea para un determinado cliente, le estoy dando la posibilidad de disfrutar su tiempo de ocio sin someterse a una selección. Una plataforma puede presumir de contar con miles de títulos pero no resolverá, más bien agravará, nuestro problema con el tiempo. En general, contamos con un tiempo de ocio muy limitado y un buen gestor de tiempo, muy posible en un buen videoclub, te ayuda a aprovecharlo gracias a su psicología y buenas elecciones.

Foto: Varias personas disfrutan de uno de los espacios creados por BED. (Cedida)

P. ¿Qué te gustaría que tuviera Stromboli?

R. Me gustaría tener ayudantes. Poder dar trabajo y un sueldo decente. Mi problema es que llevo solo un espacio muy similar a una biblioteca y no consigo tiempo ni energías para todo. Stromboli se ha visto envuelto en diversas situaciones de caos, y la pandemia la ha acentuado, con donaciones y venta de películas a personas que renunciaron al formato físico.

P. ¿Qué ha salvado a Stromboli?

R. El amor. Mi amigo cineasta Javier Rebollo me lo advirtió: “Dani, has creado un lugar especial para enamorarte”. En todo este tiempo he conocido las personas más interesantes y especiales de esta ciudad. Stromboli ha sido un verdadero imán. Y aquí llegaron algunas de las mujeres más importantes de mi vida.

Preguntas posibles que hacerle a un hombre con un videoclub en pleno despertar de 2023: ¿por qué seguir con ello?, ¿cómo ha sido posible mantenerlo abierto?, ¿y hasta cuándo?

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