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Música contra el dolor: la fundación valenciana que palia el sufrimiento hospitalario
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Música contra el dolor: la fundación valenciana que palia el sufrimiento hospitalario

Desde su nacimiento en 2015, la ONG Músicos por la Salud ha organizado 25.000 microconciertos en 365 hospitales y centros sociosanitarios de todo el país

Foto: Juanjo Pérez y Gabriela Castillo tocan ante varios pacientes. (Ana Palacios)
Juanjo Pérez y Gabriela Castillo tocan ante varios pacientes. (Ana Palacios)

En abril de 2020, la Organización Mundial de la Salud recomendaba por primera vez incluir las artes y la cultura en los sistemas sanitarios. Tras un estudio a gran escala sobre la conexión entre la cultura, la salud y el bienestar, reclamaba a los gobiernos y autoridades implementar mejoras en este ámbito. La dirección regional de la OMS en Europa reconocía, después del metaanálisis de 900 publicaciones científicas, el papel de la música como un suplemento en tratamientos severos, que incluso puede potenciar los efectos positivos.

Foto: Nuestros cerebros están programados para los beneficios de la música. (iStock)

En 2012, la madre de Guillermo Giner contrajo un cáncer de colon. Ella permaneció once meses en el Hospital La Fe de Valencia. Durante todo ese tiempo él la acompañó de ocho de la tarde a ocho de la mañaña. “Era una gran melómana. Estaba abonada al Palau de la Música y a Les Arts. En su estancia hospitalaria escuchaba zarzuelas y óperas para alegrar la dificultad del momento. La música la evadía del contexto, y no solo a mi madre sino a la totalidad de acompañantes que fueron ocupando la habitación. Ella falleció en noviembre de 2014, y en junio de 2015 monté la fundación Músicos por la Salud, para llevar la música en directo a los centros hospitalarios”.

Para transitar de una idea a un proyecto sólido, Giner acudió a la Conselleria de Sanitat, donde le ofrecieron salones de actos y vestíbulos como posibles ubicaciones para los microconciertos de un guitarrista y una violonchelista. “En principio, se mostraron reacios a que la música llegara a las habitaciones, así que nos enviaron al hall del Hospital Lluís Alcañíz de Xàtiva. Tras la buena acogida entre pacientes y trabajadores sanitarios nos trasladaron al servicio de hemodiálisis. A los enfermos les cambió la cara. En base al fantástico resultado fuimos ampliando a diversos servicios, como oncología y psiquiatría, extendiéndonos además a otros hospitales. En 2016, ya realizábamos actividad recurrente en 17 hospitales valencianos. A día de hoy, son 60 en toda España, además de otros 300 centros sociosanitarios”, explica el fundador.

placeholder Juanjo Pérez toca ante un paciente. (Cedida)
Juanjo Pérez toca ante un paciente. (Cedida)

Gabriela Castillo salió de Argentina en 2002 empujada por la crisis del corralito bancario. Con los estudios de periodismo, una guitarra y unas grabaciones de folclore propias, recopiladas en unos cedés, emigró a Valencia desde Buenos Aires, con 32 años de edad, buscando un proyecto de vida que el colapso económico del país sudamericano le negaba. “Llevo veinte años desarrollando mi trayectoria profesional en esta ciudad, con diferentes bandas y en solitario, y el rastro o la emoción que pueda dejar entre el público de un concierto es relevante, pero la labor en la fundación Músicos por la Salud implica una vinculación con el sufrimiento físico y emocional de los pacientes para el que hay que estar preparado. Esta experiencia no tiene nada que ver con lo conocido en la escena musical ordinaria”.

La compositora argentina se incorporó a la fundación en 2017, tras las muertes de su madre y su hermano. “Necesitaba volcarme en ayudar a otros, algo que ya ejercí en mi juventud en Argentina auxiliando en barrios precarios. Quería que esa vinculación estuviera ligada a la música. En una visita al Hospital Doctor Peset de Valencia encontré un cartel de Músicos por la Salud y les contacté. Ha sido un antes y un después en mi perspectiva vital”, explica Castillo, “una puede tocar en la UCI para enfermos que van a estar un periodo breve de tiempo en el hospital y hace su labor de entretenimiento y animación puntual, pero con aquellos enfermos crónicos, que permanencen en las salas de hemodiálisis, oncología o psiquiatría, establecemos un vínculo que repercute en nuestra vida. No es un trabajo ligero, requiere madurez por los vínculos afectivos, casi familiares, que tejemos entre músico y paciente”.

Foto: Fuente: iStock.

Juanjo Pérez (Valencia, 1981) es un habitual en el circuito de salas musicales valencianas, especializadas en la canción de autor. Con varios discos editados y actuaciones en la sala Matisse, la SGAE, el Volander o el Galileo Galilei de Madrid, entre otros, entró en el proyecto como voluntario, también en 2017. “Llamó mi atención un anuncio donde requerían músicos voluntarios para hospitales y centros de salud. Justamente, meses antes, habían operado a mi madre, y para hacer su estancia más llevadera llevé mi guitarra. Entonces era algo inusual. Envié un mensaje a la fundación y en febrero de 2017 estaba cantando por primera vez en la sala de un hospital. Nunca olvidaré esa sensación. Descubrí el inmenso poder de una canción”.

El repertorio desplegado por los artistas en los hospitales, centros de salud y residencias varía en función de la edad de los pacientes. Desde Joaquín Sabina a Joan Manuel Serrat, José Luis Perales o Miguel Ríos. “La media de edad entre los pacientes frente a los que actuamos es de entre 60 a 70 años, así que utilizamos un cancionero clásico en castellano. Esto no quita que cantemos a Fito y Fitipaldis ante un chico joven o un tema de Juan Luis Guerra para alguien de mediana edad que se encuentre en la UCI, o que para los más mayores y en las residencias nos centremos en géneros sutiles como boleros de Eydie Gormé y Los Panchos o composiciones de Violeta Parra o Luis Aguilé”, incide Gabriela. A esta labor de los músicos contratados por la fundación se unieron, durante el confinamiento pandémico, las actuaciones online de artistas consolidados del pop español, como Jorge Drexler, Amaral, Kiko Veneno, Rozalén, Ismael Serrano o Pablo Alborán.

placeholder Músicos por la Salud, en el hall del Hospital la Fe de Valencia. (Cedida)
Músicos por la Salud, en el hall del Hospital la Fe de Valencia. (Cedida)

El 24 de octubre de 2022, las Cortes Valencianas aprobaron con el voto afirmativo de todos los grupos políticos de la cámara la Propuesta no de Ley, presentada por el Grupo Parlamentario Socialista, para incorporar la música a la sanidad valenciana. Este consenso, unánime, tan poco habitual en el ruido político actual, era la consecuencia de una reunión previa, durante agosto de aquel año, entre Músicos por la Salud y el conseller de Sanidad Universal y Salud Pública, Miguel Mínguez. La organización cuenta con un bagaje de más de 25.000 conciertos en hospitales de todo el país. “Nuestro esfuerzo es que se incorpore la música en la sanidad, que se incluya en los planes de salud de manera sistematizada, como una cuestión estratégica”, concluye Giner.

En abril de 2020, la Organización Mundial de la Salud recomendaba por primera vez incluir las artes y la cultura en los sistemas sanitarios. Tras un estudio a gran escala sobre la conexión entre la cultura, la salud y el bienestar, reclamaba a los gobiernos y autoridades implementar mejoras en este ámbito. La dirección regional de la OMS en Europa reconocía, después del metaanálisis de 900 publicaciones científicas, el papel de la música como un suplemento en tratamientos severos, que incluso puede potenciar los efectos positivos.

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