Power Electronics participará en el mayor proyecto solar del desierto de Las Vegas

La empresa valenciana Power Electronics participará en el mayor proyecto de energía renovable de la ciudad de Las Vegas y construirá una fábrica de cargadores en Estados Unidos dentro de su plan de expansión en el mercado americano. Así lo explicó este jueves Lalo Savo, vicepresidente y copropietario de la compañía especializada en la fabricación de inversores con sede en Llíria (Valencia), en el marco de una mesa de debate del congreso Energy Revolution, que se ha celebrado en la Ciudad de las Ciencias con presencia de gran parte de sector de las renovables en España.

La ciudad de los casinos, en el estado de Nevada, inició en el año 2008 un plan para convertirse en una de las primeras urbes de Estados Unidos en abastecerse solamente de energía renovable. En 2016, la alcaldesa demócrata Carolyn Goodman anunció que Las Vegas había logrado este objetivo para el suministro de todos sus edificios públicos, gracias a un parque solar de 100 MW promovido por la compañía NV Energy, plantas geotermales y otras instalaciones fotovoltaicas.

Según Salvo, Power Electronics participará ahora como proveedor de inversores en un proyecto de 1,3 GW que servirá para suministrar electricidad a Las Vegas. Aunque no dio detalles sobre el proyecto, el de mayor envergadura, cuyas cifras coinciden, es el que desarrolla Primergy Energy en el desierto de Mojave, bautizado como Gemini. Se trata de una de las iniciativas de almacenamiento de energía de batería y energía solar fotovoltaica más grandes de América del Norte. Participado por Quinbrook y el fondo de inversión holandés APG, Primergy ya ha llegado a un acuerdo de venta de energía al distribuidor NV Energy, del fondo de Warren Buffet, Berkshire Hathaway.

Power Electronics ha hecho de Estados Unidos uno de sus principales mercados internacionales. Según la empresa, que cerró el ejercicio con unas ventas consolidadas de 1.200 millones de euros, cuenta con una cuota de mercado de inversores del 70% en este país y está desplegando una importante expansión al calor de los incentivos a las energías renovables federales y estatales. Además de promover una planta de almacenamiento de electricidad en Tampa (Florida) de 900 MW, planea construir una fábrica de cargadores para coches eléctricos en este país, según explicó Salvo, que no detalló la ubicación.

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La compañía cuenta con 3.100 trabajadores en España (2.700 personas en Llíria) y planea ampliar su capacidad de fabricación de cargadores para coches en España con una nueva unidad de producción en Llíria. Power Electronics ha acordado ya proveer a marcas como Ford y espera elevar sus ventas de cargadores de 40 a 200 millones este año.

"Fabricar en Europa es posible", dijo Lalo Salvo en una mesa en la que también participaron Federico Díaz, jefe de Sostenibilidad de Power Co, la filial de Volkswagen que desarrolla la gigafactoría de Sagunto; Manuel Argüelles, fundador de Silicon Valen, y Javier Cervera, responsable de Transición Energética de Baleària y representante de la Alianza Valenciana de Hidrógeno. Estuvieron moderados por Bianca Dragomir, la directora de la patronal autonómica de renovables Avaesen.

Durante la conversación, Argüelles abogó por no cambiar la dependencia del gas ruso por la dependencia del módulo asiático y defendió la apuesta por la creación de un tejido industrial propio. "Parece razonable pensar en que hay que reindustrializar y la solución pasa por una cadena de valor integral. No se trata de generar una guerra comercial, porque saldremos mal parados, pero hay que proteger tu industria y tu mercado", dijo. En este sentido, al igual que Salvo, defendió la necesidad de articular políticas públicas, también desde el ámbito europeo, que favorezcan un equilibrio de mercado frente a la competencia asiática, mucho menos regulada y cuyos costes son menores. "No siempre hay que comprar el producto más barato. Hay que comprar al precio que toca", dijo Salvo. Entre las medidas citadas, el vicepresidente de Power Electronics puso el ejemplo de Estados Unidos, que va a reembolsar el sobrecoste de fabricación del 35% frente a la competencia asiática.