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El hombre que siempre estuvo allí: el rock en la Valencia de los últimos 50 años
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HISTORIA DE LA MÚSICA

El hombre que siempre estuvo allí: el rock en la Valencia de los últimos 50 años

Víctor Ortiz fundó Los Blue Jeans, junto a Tito Pemán, en la Valencia de finales de los años 50. Así entró en la historia de los pioneros del rock español. Hoy es parte de la escasa memoria viva que queda de aquella génesis

Foto: Los Pantalones Azules de Víctor Ortiz y Los Milos con Bruno Lomas. (Cedida)
Los Pantalones Azules de Víctor Ortiz y Los Milos con Bruno Lomas. (Cedida)

Una mañana de 1960, en el barrio barcelonés del Eixample, Los Caliope y Los Milos se convirtieron en los dos primeros grupos valencianos de la historia de la música pop en registrar un disco. La grabación se produjo en el número 288 de la calle Valencia, en los estudios del sello Discophon. Aquella sesión doble, solventada en un solo día, fue inaugurada por la vocalista María Elvira Ponce y sus Caliope, y cerrada por el combo de Emilio Baldoví, años después transformado en Bruno Lomas. Aunque el álbum de Los Milos apareció con la referencia 17.087 y el de la precursora valenciana con una cifra posterior, es probable que fueran lanzados al mercado a la vez. Tres meses después, en el mismo lugar, llegaría el turno de los valencianos Víctor Ortiz y Tito Pemán, que entraron siendo Los Blue Jeans y salieron rebautizados como Los Pantalones Azules.

placeholder Los Pantalones Azules en 1960. (Cedida)
Los Pantalones Azules en 1960. (Cedida)

El pasado sábado 7 de enero fallecía Salvador Blesa, último miembro original vivo de Los Milos. La banda formada por Baldoví, Vicente Castelló y Blesa, al que un joven Raimon llegó a sustituir en algún ensayo, fue una de las pioneras del rock nacional junto a los catalanes Dúo Dinámico y Los Pájaros Locos, los andaluces Rockin Boys y Kurt Savoy, los madrileños Los Estudiantes y los citados Los Caliope y Los Pantalones Azules, entre otros.

Han pasado 65 años desde que Víctor Ortiz y Tito Pemán se conocieran en un guateque celebrado un domingo en un piso de Russafa, y empezaran a tocar. Era 1957. En los estertores de la década de los cincuenta, las reuniones de jóvenes valencianos orbitaban alrededor de una pick-up sobre la que giraban las escasas novedades de música moderna. Pemán murió en octubre de 2022. Su trayectoria vital se alejó pronto de los escenarios para devenir en suntuosas hazañas financieras y políticas que Voro Contreras, periodista del diario Levante, plasmó en el obituario “De pionero del rock valenciano a lobo de Wall Street”.

Víctor Ortíz (A Coruña, 1942) lleva cantando desde los quince años y su voz permanece firme: “Me hago viejo a la carrera. Hace unos días miré el espejo y quise cambiar lo que vi, así que me teñí el bigote de azul. Por fuera estoy fenómeno, pero por dentro... Ahora mismo veo una foto que tengo en casa, tomada en los estudios de Radio Nacional de España, alrededor de 1959, donde tocamos juntos Los Pantalones Azules y Los Milos. De los cinco, solo quedo yo”.

Uno de los escasos puntos de reunión para escuchar rock & roll en aquella Valencia se hallaba en la céntrica avenida del Marqués de Sotelo, cerca del desaparecido cine Rex. “Frecuentábamos unos billares con jukebox donde pinchaban música de Elvis y Cliff Richards con los Shadows, pero poco más”, rememora Víctor, “el organizador de nuestros guateques era Alfonso Olcina, su padre era armador de barcos y pasaba mucho tiempo en Inglaterra, allí conseguía discos de Buddy Holly, Little Richard y otras novedades que, probablemente, sonaban por primera vez en esta ciudad. Mi generación estaba harta de Antonio Machín y Juanito Segarra, queríamos rock & roll”.

placeholder Víctor Ortiz en la actualidad. (Cedida)
Víctor Ortiz en la actualidad. (Cedida)

Ortiz dejó los estudios, mientras que Pemán inició su carrera universitaria. Esto propició que, en 1960, Los Blue Jeans pudieran presentarse al Campeonato Nacional de Conjuntos Vocales del SEU, el sindicato estudiantil franquista, que se celebraba anualmente en Barcelona. “Mi padre era militar, nací en Galicia y llegué a Valencia siendo niño. Él quería que yo estudiara, pero me dio por la guitarra. En casa no gustó, pero como nos fue bien, seguimos adelante. Empezamos tocando en el Club Universitario de la calle La Nau de Valencia. Era un hervidero de gente los domingos para vernos a nosotros, a Los Milos o Els 4-Z. De ahí pasamos a llenar las matinales dominicales en los teatros Apolo, Principal y la Casa de los Obreros. Lluís Miquel Campos, de Els 4-Z, que recién empezaban, nos comentó que acudirían al campeonato del SEU, así que nos animamos a ir con ellos a Barcelona y ganamos. A aquel evento acudió un directivo del sello Discophon y nos fichó para grabar nuestro debut discográfico. En 1961, aprovechando que los tíos de Tito vivían en Barcelona, nos instalamos allí un tiempo para ofrecer algunos conciertos, como el del Teatro Victoria, y pasar por el programa de Joaquín Soler Serrano, en Radio Barcelona”, cuenta el músico de Russafa.

En 1962, Víctor se presentó al servicio militar, en el cuartel valenciano de Ingenieros y Zapadores, y al acabar, quince meses después, Tito había marchado a Ámerica con su mujer estadounidense. No volvieron a verse hasta cuarenta años más tarde. “Fundé Los Huracanes en 1964. Ensayábamos en la calle Colón y Enrique Ginés era nuestro mánager. En los años sesenta, Enrique era un periodista poderoso, muy influyente, toda la música pop valenciana pasaba por él. Firmamos por el sello EMI Regal y emergió nuestra carrera: grabaciones, discos, carretera, matinales y conciertos. Una mañana en los conciertos de la Feria de Julio de 1966, Miguel Ríos nos pidió 25 pesetas para comerse un bocadillo, venía pelado de Madrid, su explosión de fama llegaría un par de años después”, recuerda Ortiz, “tras una bronca verbal entre nuestro guitarrista Pascual Olivas y Ginés por una partida de póquer, con demasiado dinero sobre la mesa, hubo que elegir entre un miembro del grupo y un mánager, y se quedó Pascual. El resultado fue que Enrique no volvió a radiarnos y Olivas dejó Los Huracanes, en 1967, para centrarse en sus estudios de Medicina”, incide el vocalista.

Los Huracanes dieron un giro a su sonido en 1968. El soul estaba entrando con fuerza en el rock de la España tardofranquista, y los valencianos volcaron sus esfuerzos en esa onda, de raíz afroamericana, auspiciada por Lone Star, Los Canarios y Los Pop Tops. “Incluimos metales buscando una nueva sonoridad soul, éramos ocho componentes y giramos por toda España un par de años pero, al ser tantos, el reparto de dinero resultaba escaso. En 1970 me casé y la formación se deshizo para afrontar una etapa económicamente viable. Fueron tiempos de provecho con el boom turístico, primero en Mallorca, de mayo a septiembre, después, en otoño e invierno íbamos a Canarias, y así hasta volver a Baleares. Ganamos mucho dinero tocando en hoteles entre semana y dando bolos los fines de semana. Permanecí en esa rueda de trabajo incesante hasta 1975, compré un piso y un chalet con esa carrera estrictamente profesional, alejada del virtuosismo anterior”, recalca Víctor.

Con una familia encauzada y muchas horas de rock a los lomos, Ortiz decidió dejarlo en tiempos de transición política. “Contacté con José Casquel, exmiembro de los primeros Huracanes, y me puse a trabajar en su empresa de exportación e importación. La música no garantizaba una prestación para una futura jubilación ni una vida estable para una familia en crecimiento”, concluye el pionero. Décadas después, ya jubilado, Víctor retomó las grabaciones discográficas y los escenarios, y hasta que estalló la pandemia el público valenciano pudo disfrutar de sus colaboraciones con Los 5 Ibéricos y Doctor Divago, grupos locales que reconocieron su relevancia en el origen de línea histórica de la música popular contemporánea valenciana.

Una mañana de 1960, en el barrio barcelonés del Eixample, Los Caliope y Los Milos se convirtieron en los dos primeros grupos valencianos de la historia de la música pop en registrar un disco. La grabación se produjo en el número 288 de la calle Valencia, en los estudios del sello Discophon. Aquella sesión doble, solventada en un solo día, fue inaugurada por la vocalista María Elvira Ponce y sus Caliope, y cerrada por el combo de Emilio Baldoví, años después transformado en Bruno Lomas. Aunque el álbum de Los Milos apareció con la referencia 17.087 y el de la precursora valenciana con una cifra posterior, es probable que fueran lanzados al mercado a la vez. Tres meses después, en el mismo lugar, llegaría el turno de los valencianos Víctor Ortiz y Tito Pemán, que entraron siendo Los Blue Jeans y salieron rebautizados como Los Pantalones Azules.

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