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Garcima, los herreros que se han hecho millonarios vendiéndote paellas y difusores
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Garcima, los herreros que se han hecho millonarios vendiéndote paellas y difusores

La firma se convierte en líder de la industria auxiliar paellera desde la periferia de Valencia. Tiene al año ingresos de 14 millones y está presente en 30 países

Foto: Dos cocineros sirven una paella en el World Paella Day. (EFE/Ana Escobar)
Dos cocineros sirven una paella en el World Paella Day. (EFE/Ana Escobar)

La semana pasada el ritual polarizador entre ortodoxos e iconoclastas de la paella volvía a tener uno de sus capítulos recurrentes: en la nueva temporada de Los Simpsons aparece Homer cocinando el plato con chorizo. Un lance perfecto para montarse unos cuantos títulos cazaclicks: "Así perpetra Homer Simpson una paella con chorizo", "La esperpéntica paella de Homer Simpson: una receta con chorizo y mejillones".

Sin embargo, mientras mirábamos en el interior del recipiente, no veíamos el propio recipiente: qué grosor tiene, de qué material está hecho, cuántos centímetros, para cuántas personas… La segunda diatriba en las polémicas paelleras —¿a lo que sirve la paella se le llama paella o paellera?— abre en cambio una puerta sustanciosa: el negocio del utensilio.

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La valenciana Garcima ha ingresado en este último año 14 millones de euros, con cerca de 1,4 millones de beneficios, con presencia en más de 30 países. Ni la pandemia afectó el crecimiento de una firma que, nacida al calor de la tradición herrera en un pueblo en la periferia sur de Valencia, se ha consolidado como la pata negra de las paellas (¡el recipiente!). ¿Usaba Homer una Garcima?, nos preguntaríamos si prestáramos atención a la industria auxiliar del arroz con cosas.

En Alaquàs disponen de una fábrica de 10.000m2 de superficie en la que abordan la revolución tecnológica de las paellas, cada vez más resistentes y a la vez sensibles a la acción del fuego, y normalmente de un diámetro que bascula entre los 30 centímetros (si es para dos) hasta el metro y medio (con capacidad para 250 personas). En 1992, año de los prodigios, batieron el récord con una de 20 metros, la más grande hasta el momento.

placeholder Momento de la 61 edición del Concurs Internacional de Paella Valenciana de Sueca. (EFE/Natxo Francés)
Momento de la 61 edición del Concurs Internacional de Paella Valenciana de Sueca. (EFE/Natxo Francés)

Ese savoir faire para los hierros no nace, claro, de un oportunismo repentino. Hace un siglo, el bisabuelo de la saga, García Montero, ejercía como herrero de su pueblo. En su taller preparaba herramientas de labranza y aperos de campo. Todavía no estaba en su mente de qué manera se iba a diversificar el negocio…

García Martí, su hijo, perfeccionaría las herramientas comenzando a crear paletas, trébedes y tenazas de forja. En plena posguerra la escasez de materiales les obligaba a maximizar las piezas a partir de un retal de hierro. Su mujer, Encarnación Campos, llevaba la mercancía al Mercado Central de Valencia, en una cadena de valor que —aunque de manera espontánea— estaba poniéndose en marcha.

Foto: Joan Ruiz

A golpe de martillo, en los 50 comienzan a producir paellas. Se inscriben en el registro con el claim yunques, martillos, mazas… todo manual. Por entonces, sonaban a golpetazo contra el hierro. Pero en una evolución clásica, la mecanización de sus procesos les elevó hasta dar el salto. García Campos, nieto del fundador, que había entrado en el taller con apenas 14 años, se queda con la empresa a los 20. Con el primer desarrollismo español, subido a la cresta de la ola, despliega una red comercial que llevará las paellas a América Latina. Catálogo en mano, internacionaliza la firma.

En apenas dos décadas, la maquinaría y los viajes transatlánticos habían reemplazado a los martillos y el porrazo limpio. Garcima sonaba a otra cosa. La cuarta generación de los García, con García Martínez, ha asentado a la compañía en el liderazgo del sector.

Foto: Dulces tamaño XXL del Horno de la Beata Inés. (Cedida)

En contra de la caída libre en los hábitos de cocina en los hogares, han aprovechado la cotidianización del factor domingo y su emparejamiento con la paella para sustentar su crecimiento en el mercado interior. Con una línea de productos que comprende desde las propias paellas, sartenes, freidoras, asadoras y planchas, ollas y cazuelas, difusores o barbacoas hasta las paellas profesionales concebidas para el trabajo intensivo.

Si en 2020 facturaron 11,8 millones, en 2021 alcanzaron los 14,3 con un beneficio similar en ambos ejercicios cercano a los 1,4 millones. La paella, más allá de los chances y las polémicas de chorizo y mejillón, es un asunto bien provechoso. Mientras miramos al interior del recipiente, el negocio también está en el recipiente mismo.

La semana pasada el ritual polarizador entre ortodoxos e iconoclastas de la paella volvía a tener uno de sus capítulos recurrentes: en la nueva temporada de Los Simpsons aparece Homer cocinando el plato con chorizo. Un lance perfecto para montarse unos cuantos títulos cazaclicks: "Así perpetra Homer Simpson una paella con chorizo", "La esperpéntica paella de Homer Simpson: una receta con chorizo y mejillones".

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