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Todos los amigos de Paco Roca, el dibujante valenciano que ha roto el techo del cómic
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"Bueno, versátil, imaginativo, rápido"

Todos los amigos de Paco Roca, el dibujante valenciano que ha roto el techo del cómic

El historietista español más reconocido es también una de las figuras más populares de Valencia. Las claves para entender su trascendencia inesperada están cerca de él

Foto: Paco Roca posa en la convención internacional del cómic de San Diego. (EFE)
Paco Roca posa en la convención internacional del cómic de San Diego. (EFE)

Paco Roca es dibujante, historietista o autor de novela gráfica. Puede que las tres cosas a la vez. También suele desencadenar sus trazos mientras viste en pijama, desde casa. Autor de obras como 'Arrugas', 'Regreso al edén' o 'Los surcos del azar', su reconocimiento global en la última década (recibió el Premio Eisner en 2020) no acaba de ser la manera más justa de encapsular su importancia. Se ha convertido en una de las figuras más populares de Valencia —sobre todo de puertas para adentro— justo cuando no había demasiados motivos para hacerlo presagiar: la ciudad anda justa de personajes de reconocimiento transversal, y un autor de cómics no parece el prototipo que rompería ese corsé. Roca, sin embargo, ha hecho estallar las costuras. Todos quieren a Paco Roca. Quieren contar con su trabajo, sí, pero también a él.

placeholder Paco Roca dibuja una viñeta. (EFE/Biel Aliño)
Paco Roca dibuja una viñeta. (EFE/Biel Aliño)

Si el dibujante valenciano fuera una viñeta andante, aparecería rodeado de personas, en contradicción con la soledad de su oficio. Sus presentaciones y actos públicos suelen acabar derivando en una proclamación de la amistad: los colegas de Paco Roca son parte de su historia. Una performance engrasada por la que Roca siempre es una multitud.

Por eso, ante el intento de esbozar su porqué, son algunos de sus amigos (sospechosos habituales) los que dan las claves.

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José Manuel Casañ, líder de Seguridad Social, conocía a Roca de vista, “hasta que entré en el programa de radio de Ramón Palomar, donde él ya estaba. Y ahí nos hicimos amigos. No recuerdo el año, debía ser por principios del 2000”. MacDiego, diseñador y showman, daba clase en lo que antes era la Escuela de Artes y Oficios. “Paco era uno de los alumnos que tenía en ilustración. Estábamos rodeados por una caterva de chalaos abducidos por los superhéroes. Solo unos pocos hablábamos del TBO, Bruguera, Tintín, Iznogud, Caniff, Moebius, Caza y gente así. Paco era uno de ellos y poco queríamos saber de aquellos épicos empijamados muy abundantes en la época. Él acabó la Escuela y yo concentré mi energía en el estudio, nos distanciamos. Buscando ilustradores para colaborar nos volvimos a encontrar. Era bueno, versátil, imaginativo, rápido y durante muchos años hicimos cientos de trabajos de todo tipo. (…) A los pocos meses me viene con un san se acabó, que no eres tú que soy yo, que a partir de ahora todo a los tebeos y nada de publicidad. Y hasta hoy”. “Muchas veces —aclara MacDiego— he intentado deshacerme de esa tóxica amistad, pero no hay manera. Es un excelente compañero de viaje pero no sabéis lo jodido y duro que es tener un amigo que no para de crecer y mejorar. Tooodos los putos días de mi vida recibo una buena noticia sobre Paco y su maldita obra”.

placeholder Una persona contempla la exposición 'El dibujado' del ilustrador Paco Roca en el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM). (EFE)
Una persona contempla la exposición 'El dibujado' del ilustrador Paco Roca en el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM). (EFE)

Boke Bazán, diseñador, lo conoció justo en el estudio de MacDiego, por 1993. Del mismo gremio que Bazán, Modesto Granados se lo encontró en 1995: “Yo estaba trabajando en el estudio de Juan Martínez Lahiguera y él colaboraba con el estudio de ilustración y retoque digital que tenía Paco con Juan Miguel Aguilera, Trazo. A veces me tocaba ir a llevarles algún encargo o recoger un disco con ilustraciones y me encantaba porque tenían todo el estudio lleno de muñecos, carteles y dibujos, yo quería trabajar allí. (…) Pero recuerdo que el día que conectamos y estuvimos mucho rato hablando de tebeos, cine, música, ya sabes, las cosas importantes de la vida, fue en una de las famosas paellas que todos los viernes de julio organizaban Canya y Ramón Cosme en el estudio XanoXano de Picanya, ¡cómo echo de menos aquellas paellas!”.

Los amigos de Paco Roca han visto crecer al autor en paralelo a la persona. Por eso pueden explicar en primer grado los factores de su irrupción, más allá de su género artístico: “Una primera clave —razona Bazán— es que ha traspasado la frontera del territorio exclusivo del lector de cómic, y ha conectado con un público mucho más amplio que, superados sus prejuicios respecto a la novela gráfica, descubre relatos muy bien contados, documentados, entendibles, nada banales, que tampoco imponen, paradójicamente atemporales independientemente del contexto histórico… y sobre todo que emocionan. Por otro lado, y esto creo que no se puede obviar ni desligar de su obra, Paco es una persona excelente (lo que lo hace más grande y que cuadra con mi prototipo de maestro), por no hablar de su adictivo sentido del humor. Estoy convencido de que esa energía molona suya llega a la gente”.

Foto: Joan Ruiz

Casañ subraya “la capacidad de transformar su capacidad de observación. Paco consigue que el lector se vea identificado en un montón de situaciones, algunas de ellas aparentemente simples y anodinas; toca la fibra sensible”.

"La libertad y la valentía'', destaca Modesto Granados. “Paco desde el principio ha contado las historias que le han emocionado o que pensaba que debían ser contadas, no ha pensado ni un minuto en si ese tema iba a despertar o no el interés de los lectores. Y por supuesto, la seriedad y la perseverancia con la que afronta los largos procesos de investigación, estos procesos a veces son más largos que la fase misma del dibujo y son clave en el resultado de la obra”. Granados se permite una profecía: “Paco cada vez estructura mejor las viñetas para manejar la narrativa. Estamos al principio, nos queda mucho que disfrutar con sus obras”.

placeholder Paco Roca, en una imagen de archivo. (EFE/Kai Försterling)
Paco Roca, en una imagen de archivo. (EFE/Kai Försterling)

MacDiego irrumpe como en una de sus acometidas sobre el escenario: "Me invitaron a una ‘cena de idiotas’. Todos los comensales se conocían menos yo, que solo tenía relación con el que me invitó. Quedó bien claro quién era el idiota. Todos llevaron o vino o postre, menos una pareja, que en vez de para el estómago llevaron alimento para el cerebro en forma de 'Arrugas' (cómic de Paco Roca). Se lo regalaron al dueño de la casa argumentando un ‘mira qué pasada, es un cómic pero como una novela para adultos, te va a encantar’. Ahí entendí que algo estaba pasando con el reconocimiento del tebeo para adultos y que Paco era uno de los culpables. Y así todos los putos días".

Paco Roca es su obra y sus circunstancias, que incluyen a sus amigos.

Paco Roca es dibujante, historietista o autor de novela gráfica. Puede que las tres cosas a la vez. También suele desencadenar sus trazos mientras viste en pijama, desde casa. Autor de obras como 'Arrugas', 'Regreso al edén' o 'Los surcos del azar', su reconocimiento global en la última década (recibió el Premio Eisner en 2020) no acaba de ser la manera más justa de encapsular su importancia. Se ha convertido en una de las figuras más populares de Valencia —sobre todo de puertas para adentro— justo cuando no había demasiados motivos para hacerlo presagiar: la ciudad anda justa de personajes de reconocimiento transversal, y un autor de cómics no parece el prototipo que rompería ese corsé. Roca, sin embargo, ha hecho estallar las costuras. Todos quieren a Paco Roca. Quieren contar con su trabajo, sí, pero también a él.

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