Valencia se reivindica como capital del diseño y del mueble "para un cambio social y cultural"

La mayor feria española del mueble ha regresado por la puerta grande tras el parón obligado de la pandemia. Feria Hábitat Valencia, programada desde ayer y hasta el viernes, abrió sus puertas este martes con un 18% más de expositores (603 empresas) con respecto a 2019 y un incremento del 8% del suelo contratado (más de 70.000 metros cuadrados). Si se suman los espacios de cocina SICI y Textilhogar, la cifra de marcas expositoras se eleva hasta 971, con 90.000 metros cuadrados de ocupación. Son cifras que superan los niveles prepandemia y que han sorprendido incluso a los organizadores en un entorno económico complejo. Revelan, según señalan, una reactivación del sector, ávido de enseñar y comercializar novedades, toda vez que los otros dos certámenes internacionales de mayor relevancia en Europa, Milán y Colonia, tratan de coger también velocidad de crucero.

¿Destello coyuntural o indicio de recuperación madura? Esta suerte de primavera del sector del hábitat en pleno arranque otoñal puede tener elementos coyunturales, pero se produce en un contexto de confluencia entre la resurrección de la feria y la elección de Valencia como capital mundial del diseño en 2022. Estos dos elementos estuvieron muy presentes en la mesa de debate organizada por El Confidencial y Feria Valencia que, bajo el título 'Valéncia, ecosistema industrial, comercial y cultural del diseño', reunió a Xavi Calvo, director de la World Design Capital Valencia 2022; la directora del salón de nuevos diseñadores NUDE, María Fontes; la responsable del estudio creativo Yonoh, Clara del Portillo, y directivos de tres de las empresas valencianas del mueble de mayor relevancia en el mercado internacional: Jesús Llinares (Andreu World), Alejandra Gandía-Blasco (Gandía Blasco) y Soledat Berbegal (Actiu).

"Las empresas que han invertido en diseño son las que han progresado y se han mantenido", expuso Fontes a partir de su experiencia como directora del salón de diseñadores emergentes. Según explicó, en 20 años han pasado por el certamen más de 2.000 profesionales que han aportado talento a una industria que ha vivido muchas crisis, desde la irrupción de la competencia asiática a finales de los años ochenta y los noventa hasta el golpe del pinchazo inmobiliario a partir de 2008. Fontes insistió en que en todo ese tránsito son las empresas que recurrieron al talento y a la vanguardia en diseño las que pudieron reinventarse y salir a flote.

"Las empresas que han invertido en diseño son las que progresan y se mantienen" (Fontes)

En esta línea, Xavi Calvo destacó la tradición creativa valenciana en el ámbito de las industrias de manufactura y el papel "aglutinador" de Hábitat, cuyo germen, la Feria Internacional del Mueble de Valencia, fue el primer gran certamen celebrado en España sobre este sector. "Ese es el origen de nuestra cultura del diseño", señaló, para explicar que el reconocimiento de la ciudad como Capital Mundial del Diseño es la culminación de una trayectoria.

Ese rol generador de valor comenzó a cuantificarse en 2019, explicó Calvo, cuando un informe encargado al Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) evidenció el factor diferencial. "Las empresas intensivas en diseño exportan un 33% más y contribuyen por encima del resto al PIB. Eso lo pudimos demostrar con cifras", explicó.

Clara del Portillo, de Yonoh, relató la experiencia de su empresa, que nació de la cantera del NUDE en 2007 y ahora se ha especializado con éxito en diseño industrial de autor, con clientes hasta en China y piezas decorando y amueblando espacios por todo el mundo. Del Portillo reivindicó la red de escuelas existente en la Comunidad Valenciana y el trabajo de los profesionales que no firman obras, pero que están detrás de muchos productos requeridos por el mercado. "Hay muchos otros diseñadores que no son autor y son necesarios. No hace falta ser autor para tener éxito. Diseño interno es importante y eficaz", lanzó como consejo de cultura interna en las empresas.

"El diseño está para mejorar las cosas, no solo para hacerlas bellas" (Del Portillo)

Andreu World, Actiu y Gandía Blasco son compañías que se han posicionado apostando por la innovación en materiales y en diseño de producto. Han ganado licitaciones internacionales y trabajan para grandes cadenas hoteleras o aeropuertos, amueblan oficinas y visten viviendas de alto 'standing' desde sus talleres en Chiva, Castalla u Ontinyent. Exportan vanguardia desde las comarcas valencianas.

Alejandra Gandía-Blasco explicó cómo, en su caso, innovar surge casi de una necesidad, cuando su abuelo buscaba aprovechar los restos de textil para hacer nuevos. Posteriormente su padre dio un giro estratégico a la empresa utilizando el diseño para hacer más eficiente la labor artesana en la fabricación de muebles de aluminio. No obstante, también resaltó que ese espíritu emprendedor fraguó acompañado también de movimientos creativos como el Grupo La Nave con la llegada de la democracia, poniendo las bases de "un cambio social y cultural" que hoy explica la transformación de la industria que ha logrado salir adelante.

Soledat Berbegal, de Actiu, quiso ir más allá del fenómeno valenciano, destacando que ese impulso basado en la creatividad de la industria posiciona España como país. "Si algo está enseñando la pandemia, es que tenemos que ser muy globales, pero también poner en valor nuestra cultura", dijo. Berbegal defendió un enfoque innovador y empresarial desde la ética, aportando soluciones para resolver problemas sociales y desde procesos fabriles que tengan muy en cuenta la sostenibilidad medioambiental.

En esa clave de orientar la labor de producción desde valores ligados a la sostenibilidad, Llinares explicó el caso de Andreu World y cómo su fundador, Francisco Andreu, ya fallecido, entendió que la actividad empresarial debía de tener también una perspectiva ética. Y más en una empresa que tiene como principal materia prima maderas nobles de árboles que tardan muchos años en crecer. "Nuestro primer compromiso era que nuestros muebles tenían que durar tantos años como de lento fuera el crecimiento de los árboles que usamos", detalló. En esa línea, explicó su compromiso con la madera reforestada y la necesidad de hacer compatibles los procesos de fabricación con la lucha contra el cambio climático. "La sostenibilidad no es solo producto y materiales, sino también es la sostenibilidad social".

La idea fue recogida en la ronda de conclusiones. "El diseño tiene que estar al servicio de la gente. Si no, no es buen diseño", reflexionó Berbegal. "El diseño está para mejorar las cosas, no solo hacerlas bellas", añadió Clara del Portillo. "El buen diseño puede salvar el mundo", cerró, ambicioso, Xavi Calvo.