La eterna encrucijada del PSOE en Alicante: librar las batallas internas o salvar el Palau

El empujón que ha recibido la portavoz socialista en las Cortes Valencianas, Ana Barceló, para presentarse como candidata a la alcaldía de Alicante no es más que un movimiento de alfil en el complicado tablero del PSOE en la provincia. Las sedes locales de las grandes ciudades viven ahora el estrés, un año más, de soportar disputas de mayor o menor calado. Municipios por encima de los 50.000 habitantes y algunas, como Elche y Benidorm, consideradas como las capitales industriales y turísticas.

Con este panorama, Alicante convierte en papel mojado la hoja de ruta marcada por Ferraz, que planteaba respaldar a los actuales alcaldes si daban un paso adelante. Una circunstancia en la que el entorno del líder autonómico, Ximo Puig, también juega su papel como se evidenció el viernes con el respaldo a Barceló.

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Los socialistas gobiernan en plazas como Elche, Orihuela, Alcoy, Dénia y Elda. Las dos primeras parecen decididas a remar a favor de la corriente y aparcar viejas cuitas, pero los puntos de partida son muy diferentes. Mientras Carlos González lleva dos legislaturas al frente de la alcaldía ilicitana y está acostumbrado a las tiranteces con su grupo municipal, Orihuela fue una conquista ansiada. La moción de censura dio el bastón de mando a Carolina Gracia y también taponó el enfrentamiento interno con su compañero Antonio Zapata.

Anoche la Comisión Ejecutiva Local decidió no dar tiempo a las hipótesis y apoyó la reelección de Carlos González. A priori, esto supone evitar esa batalla interna. Aunque González navega en aguas agitadas por el actual secretario general de la provincia, Alejandro Soler, que lleva tiempo apostando por un relevo, la cosa parece que no llegará a más. Ambas partes saben lo que supone reabrir viejas disputas y, sobre todo, Soler conoce el coste de una travesía por el desierto. González ya apuntó a que estaba dispuesto a seguir, pero también dejó claro que no se prestaría a una batalla fraternal. O había cierre de filas, lo que supondría seguir las directrices de Ferraz, o habría candidato alternativo. De nuevo, González, con su trabajo al frente de la alcaldía y su constancia, ha ganado.

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Por el contrario, la localidad oriolana explicita de puertas hacia fuera mejor la lucha de poder entre los respaldados por Ximo Puig, encabezados por la propia Carolina Gracia, y el aparato provincial. Zapata forma parte de la ejecutiva provincial de Alejandro Soler.

Entre anuncios y pulsos

Dentro de la semana de pasión que serán los próximos días, tanto Valencia como Ferraz seguirán con atención lo que suceda en otros grandes municipios. El calendario está despejado, salvo sorpresa de última hora, para el actual alcalde de Dénia, Vicent Grimalt; el de Elda, Rubén Alfaro; y el de Alcoy, Toni Francés. El dianense acomete también su tercera legislatura y es un veterano en estas lides. El pasado junio, ya anunció en un comunicado su intención de repetir contando con el respaldo de la agrupación.

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Más en el aire parece la decisión de Francés. El alcalde alcoyano lleva cuatro legislaturas en el consistorio, tres de ellas al frente del barco. Sin embargo, tras perder la batalla por la secretaría general provincial frente a Alejandro Soler, su figura política se diluyó un poco. De todas maneras, el primer edil socialista ha tenido una segunda oportunidad en la Diputación, donde ejerce de portavoz y se mide mensualmente contra el popular Carlos Mazón, rival de Ximo Puig en las próximas autonómicas.

Desde la comarca del Vinalopó, Rubén Alfaro revalidó la secretaría general de Elda con mayoría absoluta el pasado mayo y será el candidato socialista con aspiraciones a puestos más relevantes. El alcalde eldense compatibiliza su cargo con el de presidente de la Federación Valenciana de Municipios y Provincias.

Dos grietas y una gran falla

Más complicado es el panorama que se vive en Benidorm o Torrevieja, donde el PSPV no gobierna y necesita arañar votos locales para intentar el asalto al Palacio Provincia y al Palau de la Generalitat. Son dos de los municipios más poblados y deben contrarrestar las mayorías del PP. El problema es que carecen de un liderazgo claro o de muchos liderazgos, según con quien se hable.

En Benidorm, el grupo municipal vive en los últimos tiempos una actividad efervescente para ganar visibilidad. El edil Rubén Martínez ya ha dicho que quiere volver a presentarse. Enfrente se encontrará a la actual secretaria general en la ciudad, Cristina Escoda, que tampoco se ha andado con rodeos y ha avanzado que el 19 de septiembre hará oficial su paso al frente. No hay que perder de vista que el resultado a remontar es una mayoría absoluta del PP con un alcalde en horas altas como presidente provincial de los populares.

Más complicado es el panorama que se vive en Benidorm o Torrevieja, donde el PSPV no gobierna y necesita arañar votos locales al PP

Una situación más complicada, aún, se presenta en Torrevieja. Desde Valencia son conscientes de que no terminan de dar con la clave para reflotar una agrupación muy dividida. Los socialistas se dieron un buen batacazo en las pasadas elecciones locales y solo consiguieron cinco concejales. Los problemas internos son manifiestamente conocidos, con los autodenominados ‘andreses’ –Andrés Navarro y Andrés Antón– experimentando un difícil funambulismo entre partido, guerra fratricida y veteranas compañeras como Fany Serrano.

Por último, está el gran problema de Alicante. Quizás pueda ser de las pocas veces que a los alicantinos no les moleste que se hable en términos de fallas (y no hogueras). Desde el PSOE de la ciudad confirman que Ana Barceló ya ha hecho una llamada de cortesía al secretario general, Miguel Millana, para comunicarle su intención de optar a la alcaldía. La agrupación ha vivido todo este proceso con la perplejidad de ver cómo la decisión de Puig tomaba forma sin mediar conversaciones. Para un sector se rompe la propuesta de Ferraz y del propio partido de optar por el candidato natural: el secretario general. Por otro lado, Valencia quiere romper la baraja y apuesta por un liderazgo ligado al conocimiento del nombre.

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Durante los próximos días, Ana Barceló podrá presentar su candidatura con el aval de un 10% de los afiliados, lo que equivale a unas 100 firmas. Con este paso dado el viernes, Puig ha querido ganar la mano a Alejandro Soler, dispuesto a presentar batalla vía Maria José Adsuar. Y parece ser que en primera instancia lo ha conseguido porque ya hay voces, como en Elche, que se muestran partidarias de aparcar batallas que solo benefician al contrincante, en este caso, Luis Barcala.

Los fontaneros del partido y los comunicados se suceden desde entonces, sin que nadie pueda dar seguridad de lo que se decidirá. El antecedente escuece, pues a pesar del control del aparato los afiliados socialistas apoyaron mayoritariamente en las pasadas primarias a Paco Sanguino y dejaron las filas socialistas dañadas de manera interna. Hoy, aunque se pretenda aparentar normalidad, las burbujas bullen.

Todos estos movimientos se tienen que suceder en poco más de mes y medio, pues Ferraz ya ha dado el visto bueno al cambio de fechas. Así, hasta el 15 de septiembre los alcaldes socialistas de más de 20.000 habitantes tienen la posibilidad de dar un paso adelante y ser proclamados candidatos. Luego vendrá la etapa de las primarias, que comienza el 19. Los nombres definitivos se conocerán antes del 30 de septiembre. Las primeras votaciones serán el 16 de octubre, una semana después que en el resto del país, por ser el 9 de octubre fiesta local. La segunda vuelta será el domingo siguiente. En noviembre, todo estará cerrado en la parte alta de la tabla y entonces, sí o sí, habrá campaña y se pondrán en marcha los tableros para elaborar las listas