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La Tomatina de Buñol y el origen de la fiesta: ¿cómo comenzó esta batalla vegetal?
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SE INICIÓ EN 1945

La Tomatina de Buñol y el origen de la fiesta: ¿cómo comenzó esta batalla vegetal?

La historia de una celebración que se inició por accidente y que hoy se ha convertido en un fenómeno global conocido en todo el mundo

Foto: La Tomatina de Buñol se ha convertido en un evento global. (EFE/Miguel Ángel Polo)
La Tomatina de Buñol se ha convertido en un evento global. (EFE/Miguel Ángel Polo)

El 29 de agosto de 1945 se celebraba en Buñol un desfile de gigantes y cabezudos con motivo de unas fiestas locales. Unos jóvenes que llegaron tarde provocaron que varias de las personas que presenciaban los actos festivos cayeran, llevándose por delante a uno de los protagonistas del desfile. La reacción de este fue furibunda: comenzó a golpear a todo aquel que se le acercaba y terminó destrozando un puesto de verduras que había en las inmediaciones.

El hombre cogió los tomates y comenzó a lanzarlos contra la multitud, que se había olvidado del desfile y que se había enzarzado unos con otros. Los tomates volaban por encima de las cabezas hasta que las fuerzas de orden público aparecieron en escena para poner fin a esa batalla campal que había teñido la calle de rojo. En aquel entonces no lo sabían, pero acababan de inaugurar una celebración por la que hoy se conoce a Buñol en todo el mundo: la Tomatina.

Al año siguiente, los jóvenes que habían participado en aquella batalla vegetal decidieron repetir lo sucedido, pero esta vez llevando los tomates desde casa. La policía disolvió la celebración ese año y también los siguientes, llegando a prohibirse oficialmente a comienzos de los años cincuenta. Pero los vecinos disfrutaban tanto con aquella batalla anual que las autoridades dieron marcha atrás y volvieron a permitir su celebración, a la que cada año se unían más y más participantes.

Una celebración global... limitada

Hubo una segunda prohibición de aquella batalla de tomates y sus impulsores decidieron protestar organizando en 1957 un entierro del tomate. El pueblo se volcó preparando una larga marcha por detrás de un ataúd en el que habían colocado un tomate y acompañando a la banda municipal de música, que tocó marchas fúnebres una y otra vez en medio del jolgorio vecinal. A partir de aquel año, la Tomatina se volvió a permitir y ha perdurado hasta nuestros días.

Foto: Fotografía de la última Tomatina multitudinaria antes de la pandemia. ( EFE/Miguel Ángel Polo)

Cada año se unían más y más vecinos en su celebración, aunque hubo un antes y un después para que Buñol fuera conocida primero a nivel nacional y, después, internacional. Fue un reportaje del programa 'Informe Semanal', que se emitió en Televisión Española en 1983, el que obró el milagro. A partir de ese momento comenzó una peregrinación anual hasta este punto de la Comunidad Valenciana, donde se reunían miles de personas dispuestas a lanzarse toneladas de tomates unos a otros, tiñendo por completo las paredes del pueblo de rojo.

En los últimos años, y tras desbordarse la afluencia de público edición tras edición, el Ayuntamiento de Buñol tomó la decisión de controlar el aforo poniendo a la venta un número limitado de entradas. De esa manera, solo 20.000 personas cada año (15.000 visitantes y 5.000 vecinos de Buñol) tienen acceso a la Tomatina el último miércoles de cada mes de agosto, siguiendo aquella tradición que comenzó en 1945 por accidente y que ha convertido esta fiesta en una de las más populares del mundo.

El 29 de agosto de 1945 se celebraba en Buñol un desfile de gigantes y cabezudos con motivo de unas fiestas locales. Unos jóvenes que llegaron tarde provocaron que varias de las personas que presenciaban los actos festivos cayeran, llevándose por delante a uno de los protagonistas del desfile. La reacción de este fue furibunda: comenzó a golpear a todo aquel que se le acercaba y terminó destrozando un puesto de verduras que había en las inmediaciones.

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