El 'music hall' no muere en España: Benidorm Palace, la única sala que sobrevive con éxito
Abrió sus puertas en una época en la que las 'boites' y 'night clubs' eran los lugares de ocio y diversión habituales. La ciudad llegó a tener casi una decena de salas de fiestas, pero ninguna como esta
En una época de auge del trap, reguetón, indie y demás estilos musicales que protagonizan los festivales de verano entre la juventud patria y foránea, un grupo de vedettes, magos, músicos, acróbatas y bailarinas sobreviven mezclando plumas y lentejuelas con pantallas led y cortinas de agua en la única sala de fiestas que queda en España… y lo hacen con éxito.
El Benidorm Palace abrió sus puertas el 12 de julio de 1977 en una época en la que las 'boites', 'night clubs' y salas de fiestas eran los lugares de ocio y diversión habituales. Benidorm llegó a tener casi una decena de salas de fiestas como la mítica Granada o El Gallo Rojo pero ninguna tan grande como el Benidorm Palace ni tan longeva.
Por aquí pasaron artistas como Louis Amstrong, Gloria Gaynor, The Platters, The Drifters, Four Tops, Lola Flores, Carmen Sevilla, Isabel Pantoja, Rocío Jurado, Rocío Dúrcal, María Jiménez, Marisol, Paloma San Basilio, Peret, Pimpinela, Rafaella Carrá, Raphael... y todo artista de renombre que se preciara en la época.
El Benidorm Palace no solo resistió, sino que sigue abierto 45 años después
Poco a poco con el cambio de tendencia en los gustos musicales y el 'boom' de las discotecas, junto con estas salas de fiestas, fue desapareciendo… ¿Lo hicieron todas? No. El Benidorm Palace no solo resistió, sino que sigue abierto 45 años después a pesar de la música disco, de la 'ruta del Bakalao', del trap, del reguetón, de los macrofestivales, de Twitch, de Youtube y de las mil formas de entretenimiento que han surgido, sin olvidarnos de dos años de pandemia que han puesto al límite de sus posibilidades a cines, teatros, discotecas y demás lugares de ocio.
Es más, esta misma semana la sala acaba de anunciar que reabre también los miércoles y recupera así la misma frecuencia en los pases de su último espectáculo 'Terra', de martes a sábados, que antes de la pandemia. Que convivan en un mismo espacio vedettes, bailarines y artistas de todo tipo con pantallas led de 250 m2 y efectos visuales y tecnológicos de última generación y que además se llene la sala todas las noches con cerca de 700 personas, solo podía pasar en Benidorm.
La familia Climent gestiona el Benidorm Palace desde los años 90, primero alquilando la sala y después comprándola en 1997. El jefe de este clan familiar, Vicente Climent, explica a El Confidencial que el secreto para sobrevivir a los nuevos tiempos sin las ayudas millonarias que, por ejemplo, ha recibido el Circo del Sol o sin el salvavidas que la película con el mismo nombre le supuso al Moulin Rouge es “apostar por la calidad, renovar el espectáculo todos los años y abrirnos a un público familiar para que se lo pase bien desde el abuelo hasta el nieto”.
Climent ahora está retirado y son sus hijos quienes gestionan ahora el negocio a pesar de que “si hubiéramos vendido el solar para construir el hotel, solo con el terreno ya hubiéramos ganado más del doble que en todo un año de duro trabajo” pero avisa orgulloso que “no vamos a vender” porque al resto de miembros del clan también les corre por las venas el mundo del espectáculo. Climent era músico, su hijo David es mago y actual director de casting de la sala, su hija es la directora y su mujer es la encargada de contratar bandas-tributo y fue hasta protagonista de un reality en la televisión británica.
Ampliar su público
Cuando compraron la sala, el Benidorm Palace ya era un anacronismo. Moqueta, butacones de terciopelo, plumas, lamparitas de noche y vedettes con el nuevo milenio a la vuelta de la esquina. Los Climent optaron por desterrar primero el concepto 'night club' para abrir el espectáculo a un público familiar, acometieron una importante reforma de la fachada para acabar con su estética setentera y convertirla en un moderno buque metálico que recuerda al Guggenheim, incluyeron la posibilidad de cena con espectáculo y abrieron el melón de los grandes conciertos.
El reality británico 'Escape to the Sun' consiguió remontar el negocio
Y fue entonces cuando volvieron las grandes estrellas. Alaska, Albano, Alejandro Sanz, Ana Belén y Víctor Manuel, Antonio Orozco, Ara Malikian, Sweet California, Abraham Mateo, Camela, UB40, David Bisbal, Sara Baras, Pitingo, Pablo López, Niña Pastori, Miguel Poveda y hasta los Héroes del Silencio. Pero esa época también pasó. “Decidimos dejar de competir con los muchos festivales que organizan ayuntamientos y otras entidades y optamos por darle toques más contemporáneos al espectáculo, contar con un buen equipo y buena iluminación porque está muy acostumbrada a ver la televisión y tienes que estar a la altura y cada año innovar y cambiar el espectáculo”, relata.
Aun así, de aquella época Vicente recuerda mil y una anécdotas con cariño como aquella vez que se vieron obligados a comprar un gran cortinaje porque un 'divo' de la época se negaba a ensayar sin que le viera nadie o aquella vez que tuvieron que vaciar hasta las cajas del bar porque los Héroes del Silencio querían cobrar por adelantado y el cantante de la banda se guardó todo el dinero, monedas incluidas, en sus botas y así actuó.
Una vez entrados en los 2000 el Benidorm Palace sufrió un periodo de estancamiento que casi hace a los Climent tirar la toalla. Fue el reality de 12 capítulos 'Escape to the Sun' de una televisión británica con la mujer de Climent, una británica propietaria de una sala de fiestas en Benidorm, como una de las protagonistas lo que consiguió remontar el negocio.
Solo el primer año el Benidorm Palace recibió 70.000 personas más que acudieron a ver el espectáculo porque habían visto el programa de televisión, y el 'efecto arrastre' se prolongó durante años debido a las constantes reposiciones de este programa en otros países.
En una época de auge del trap, reguetón, indie y demás estilos musicales que protagonizan los festivales de verano entre la juventud patria y foránea, un grupo de vedettes, magos, músicos, acróbatas y bailarinas sobreviven mezclando plumas y lentejuelas con pantallas led y cortinas de agua en la única sala de fiestas que queda en España… y lo hacen con éxito.