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El poder de las semillas de tomate: la carrera de la Universidad de Alicante por los envases bio
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ECONOMÍA CIRCULAR

El poder de las semillas de tomate: la carrera de la Universidad de Alicante por los envases bio

El grupo de investigadores Nanobiopol optimiza una técnica de extracción de cutina, un polímero, a partir de desechos alimentarios que espera patentar próximamente

Foto: Bolsa biodegradable. (EFE/Elvis González)
Bolsa biodegradable. (EFE/Elvis González)

La guerra contra los plásticos de un solo uso declarada por Europa ha desatado dos batallas: la penalización por su uso y la investigación por nuevas alternativas biodegradables. En la primera, tenemos el impuesto especial sobre los envases no reutilizables que, en España, entrará en vigor el próximo 1 de enero de 2023. En la segunda, numerosos investigadores públicos y privados. En este ámbito, la Universidad de Alicante ha dado un paso cualitativo al cerrar con éxito su paso por el proyecto europeo Ecofunco (Eco sustainable multifunctional biobased coatings with enhanced performance and end of life options).

placeholder Proceso de extracción de la cutina. (Cedida)
Proceso de extracción de la cutina. (Cedida)

En concreto, el Grupo de investigación de Análisis de Polímeros y Nanomateriales (Nanobiopol) de la UA ha iniciado el proceso para obtener dos patentes en relación con la "extracción de cutina". La investigadora principal del proyecto, Mari Carmen Garrigós, explica que el trabajo, financiado por la Unión Europea, estaba formado por 17 socios de ocho países y su objetivo era "revalorizar residuos alimentarios. A partir de estos, obtener sustancias que estando de manera natural los podemos extraer" para formular "nuevos productos en base de plástico biodegradable, con el fin de reducir el impacto de los plásticos químicos".

"Una de las sustancias que hemos extraído es la cutina, que es un biopolímero. Como tal, se puede hacer un recubrimiento, el cual puede sustituir a otro plástico de origen petroquímico", amplía. “Hemos logrado optimizar la extracción de esos compuestos, que es el campo en el que somos especialistas. Esta técnica de extracción se basa en microondas y ultrasonidos y se denominan técnicas sostenibles, porque usan menos disolvente o amigables y menos tiempo, lo que supone menos consumo energético".

Foto: Plásticos flotando en el mar. (Unsplash)

"En este sentido, desde los laboratorios de la Universidad de Alicante hemos obtenido sustancias con propiedades antioxidantes, aceites o biopolímeros como la cutina de las pieles del tomate, la sandía, la manzana y de las semillas del tomate, que han sido utilizados por otros socios del proyecto para la obtención de materiales innovadores y sostenibles", añade Garrigós.

Del proyecto han derivado dos mejoras en productos —dos prototipos— como pañuelos de papel y bandejas para conservar jamón y ahora las empresas participantes podrán desarrollarlos para su aplicación.

Foto: Basura recogida en las playas del Mediterráneo. (Reuters/Amir Cohen)

La apuesta por la economía circular está suponiendo el abordaje de numerosos retos. En este caso, también estaba el de alargar la vida útil del jamón de Parma; pero Mari Carmen Garrigós explica que el avance relevante para el grupo se ha centrado en las numerosas vías de colaboración y aplicación que abre el trabajo realizado.

"Trabajamos en la valorización desde hace tiempo y con empresas de residuos de todo tipo. Esta investigación, en concreto, el resultado de la extracción, se puede aplicar para otros campos como la cosmética, automoción, construcción, farmacéutica, alimentaria… estas propiedades se pueden aprovechar y para nosotros es un valor añadido. Y además para el grupo es importante como objetivo poder contribuir a la conservación del medio ambiente. No perder esa parte idealista que nos motiva”.

¿Biodegradables y económicos?

Todos los pasos que se van dando implican la aplicabilidad industrial o al menos es como se ve desde Nanobiopol. En su caso, el trabajo se enfoca para que "sea posible que las empresas lo puedan fabricar con su misma maquinaria. Lógicamente, tienen que hacer optimización". Garrigós se refiere a los envases biodegradables que son los que se degradan y se descomponen. Es más, hay investigaciones que ya apuntan que pueden ayudar al ecosistema y comenta que en Ecofunco, se están haciendo pruebas en todo tipo de entornos (marino, terrestre, aéreo) para comprobar sus propiedades.

placeholder El equipo de Nanobiopol de la Universidad de Alicante. (Cedida)
El equipo de Nanobiopol de la Universidad de Alicante. (Cedida)

"El plástico sigue siendo más barato porque lleva muchos años. Las alternativas son más costosas porque implican esa optimización de la maquinaria y algunos materiales", sentencia. La investigadora de la UA tiene claro que solo la apuesta empresarial y generalizada de envases biodegradables facilitará el abaratamiento de sus costes.

En su opinión, aunque la diferencia económica es variable, no está tan lejos. "Hablamos de multiplicar por 1,5 o por 2. Somos conscientes de que para algunas empresas puede ser mucho, pero es un planteamiento a hacerse: ¿gasto menos y contamino más?", se pregunta.

Foto: Mesa de Revolución Limo elaborada con plástico reciclado. (Revolución Limo)

La realidad es que cada vez son más las compañías transformadoras. Detrás hay motivos de todo tipo. Cita como ejemplo las normativas restrictivas de Bélgica o Alemania que implican que si se quiere exportar a esos países se deberá contar con envases biodegradables. Para que un material sea considerado así, lo debe ser al 90% y en unos 3 meses. El petroquímico se ha constatado que tarda muchos años y no siempre se degrada.

El paso dado también tiene importantes consecuencias para la economía circular, pues el trabajo permite abrir el campo hasta los alimentos procesados. "Este tipo de investigación es perfectamente aplicable a cualquier tipo de alimento que se puede considerar desecho —tanto a pie de agricultor como a pie de industria o de consumidor—. Eso incluye los residuos que generamos en casa. Idealmente, podríamos, llegar al 'cero waste', que todo se pudiera reutilizar", aclara Garrigós.

placeholder Imagen de archivo de un vertedero. (EFE/José Jácome)
Imagen de archivo de un vertedero. (EFE/José Jácome)

El fin es ambicioso y para mantenerse en la carrera el grupo investigador ha logrado cierta estabilidad de equipo y por supuesto, económica. La investigadora alicantina reconoce que este punto ha sido clave para que el personal pueda ser todo contratado y optar a proyectos europeos que son clave, como se ha demostrado para avanzar. La diferencia puede suponer doblar el presupuesto de un estudio. "En la actualidad, la mitad del presupuesto de investigación la obtienen del Estado y autonomía y la otra mitad de UE". Traducido: 100.000 euros vía nacional y 300.000 vía europea, haciendo una aproximación.

Industria transformadora del desecho

Otra perspectiva que se pone sobre la mesa es la necesidad de dar respuesta al problema del desperdicio alimentario, es decir, dar respuesta al problema de las compañías agroalimentarias que no saben qué hacer con los productos no aptos para comercialización y sí para el consumo.

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En este sentido, "intentamos que las empresas transformadoras con sus mismas maquinarias puedan fabricar nuevos envases. Obviamente, tienen que realizar optimizaciones. La capacidad la tienen, ahora falta que quieran apostar de verdad por estos productos”.

Garrigós repasa una larga lista de proyectos ya terminados como el Guacapack desarrollado en la Comunidad Valenciana junto a empresas del territorio. Habla de la iniciativa de una empresa circular que produce los aguacates y que junto a la empresa transformadora ITC Packaging, situada en Ibi, pasó de fabricar una tarrina de plástico de un solo uso a una reciclable. "Nuestra investigación es punto de partida, pero siempre intentamos que estén este tipo de empresas transformadoras para que llegue a su fin".

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Otro caso fue Fuguchange, donde un importante fabricante irlandés de champiñones dio el paso a la implantación de una biorrefinería en su planta. En la actualidad, mantienen proyectos abiertos con la Politécnica de Valencia en referencia a la naranja y otro con la cáscara de almendra. En el ámbito de la colaboración para las pymes, Garrigós destaca los números proyectos con Aimplas.

El Instituto Tecnológico valenciano realizó el año pasado un total de 178 proyectos de I+D+i presentados, cerca de 1.000 servicios tecnológicos realizados y 40 actividades formativas a las que asistieron más de 2.500 profesionales de unas 800 empresas relacionados con la economía circular.

Un impuesto para más de 100 productos

Pero en el otro extremo está la cuenta atrás de la entrada en vigor del impuesto sobre Envases de plástico no reutilizables. El apremio del tributo tocará los bolsillos de casi todas las empresas, pues solo hay que echar un vistazo a la norma para ver que en el listado está prácticamente casi todos los consumibles.

placeholder Envase hecho con elementos del tomate. (Cedida)
Envase hecho con elementos del tomate. (Cedida)

Hacienda ya ha abierto web y escrito un “preguntas frecuentes”. El impuesto será aplicable tanto para los envases no reutilizables, que "contengan plástico, tanto si se presentan vacíos como si se presentan conteniendo, protegiendo, manipulando, distribuyendo y presentando mercancía". Deja en manos del usuario la periodicidad de la declaración (anual, trimestral o mensual). Esto ya no va solo de la bolsa de plástico del supermercado, por si alguien lo dudaba.

La guerra contra los plásticos de un solo uso declarada por Europa ha desatado dos batallas: la penalización por su uso y la investigación por nuevas alternativas biodegradables. En la primera, tenemos el impuesto especial sobre los envases no reutilizables que, en España, entrará en vigor el próximo 1 de enero de 2023. En la segunda, numerosos investigadores públicos y privados. En este ámbito, la Universidad de Alicante ha dado un paso cualitativo al cerrar con éxito su paso por el proyecto europeo Ecofunco (Eco sustainable multifunctional biobased coatings with enhanced performance and end of life options).

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