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Caos jurídico en la Marina de Valencia tras la salida del Gobierno del consorcio gestor
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ACUERDO DE LIQUIDACIÓN

Caos jurídico en la Marina de Valencia tras la salida del Gobierno del consorcio gestor

Generalitat y Ayuntamiento acuerdan la liquidación del ente gestor del espacio portuario de la America's Cup con contratos en vigor, adjudicaciones por decidir y sin definir el nuevo modelo

Foto: La Marina de Valencia, antigua dársena del puerto comercial e industrial.
La Marina de Valencia, antigua dársena del puerto comercial e industrial.

La incertidumbre jurídica se ha apoderado de inversores, concesionarios y proveedores del Consorcio Valencia 2007, el ente gestor nacido al calor de la America's Cup para gestionar la transformación de la Marina de Valencia. El desacuerdo con el Ministerio de Hacienda para consensuar con Generalitat y Ayuntamiento la fórmula de salida del Gobierno central, tras asumir los más de 300 millones de euros pendientes de pago al Instituto de Crédito Oficial, ha propiciado el inicio de un proceso de liquidación de la mercantil, sin que exista todavía un consenso entre las administraciones sobre el futuro modelo de gestión de un espacio emblemático que la ciudad ganó al puerto comercial, tanto desde su perspectiva de aprovechamiento ciudadano como de atracción de inversiones y proyectos de emprendimiento.

Con presencia del alcalde Joan Ribó (Compromís), la nueva 'consellera' de Política Territorial, Rebeca Torró (PSPV), la vicealcaldesa Sandra Gómez, también socialista, y otros altos cargos autonómicos y municipales con presencia en el Consorcio, se aprobó este lunes designar a tres liquidadores y se intentó lanzar un mensaje de tranquilidad sobre la actividad ordinaria de la mercantil hasta que se defina el nuevo modelo de gestión, un proceso que puede durar como mínimo entre seis meses y un año.

La "transición" deja en el limbo proyectos que ya estaban en marcha, como la culminación de la adjudicación de la concesión de la Estación Marítima, pendiente de completar después de que el Tribunal Superior de Justicia valenciano anulase la resolución de la belga Fosbury & Sons tras una recurso del otro aspirante, Valencia Innovation District, liderado por la asociación Startup Valencia. El proyecto para realizar una inversión y reconvertir la antigua estación de pasajeros en un centro de impulso a proyectos emprendedores se queda ahora en el aire a la espera de ver cómo se resuelve el reparto de competencias del Consorcio en liquidación. En teoría, la Autoridad Portuaria de Valencia, propietaria real del edificio, que estaba cedido a la Marina, podría resolver el concurso, pero está por ver que pase el filtro de los funcionarios estatales.

Foto: El edificio de los 'docks', en la Marina de Valencia.

En la misma situación de indefinición permanecerán otras iniciativas pendientes de resolver, como el proyecto de convertir el edificio de Varadero en un centro de formación ligado a la náutica, la rehabilitación de antiguos tinglados pendientes o la búsqueda de propuestas para el edificio de los Docks, al que no le faltan novias que se han encontrado con la falta de respuesta de los gestores públicos. La llamada Torre Eólica, que iría enclavada en la bocana, pierde también las escasas opciones que ya tenía de salir adelante.

El origen de la disolución está en el rechazo del consistorio que encabeza Ribó a que la Autoridad Portuaria de Valencia entrase en el Consorcio en sustitución del Ministerio de Hacienda una vez condonada la deuda pero manteniendo el derecho de veto en el reparto de mayorías entre las tres administraciones. El departamento gubernamental de María Jesús Montero pretendía que así fuera, pero se topó con la oposición del Ayuntamiento a esa posición de tutela. La solución ha sido liquidar la entidad y darse un tiempo para encontrar una nueva fórmula. Los liquidadores serán los que gestionen el día a día de los asuntos corrientes.

Foto: El puertorriqueño Daddy Yankee. (EFE)
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Víctor López Heras. Valencia Víctor Romero. Valencia

Una parte de los activos del Consorcio, los que están tierra adentro, son de titularidad municipal, mientras que las láminas de agua y parte de la fachada marítima corresponden a la Autoridad Portuaria de Valencia. La Generalitat de Ximo Puig ha propuesto que las aguas de la dársena pasen a ser consideradas puerto autonómico, con el fin de gestionarlas.

Tras la reunión del Consejo Rector del Consorcio, Rebeca Torró aseguró que la Marina de Valencia "reúne las condiciones necesarias para formar parte de Ports de la Generalitat, ya que tiene una bocana de acceso propia y está completamente separada de la actividad comercial que se desarrolla en ValenciaPort". Sin embargo esto no es un proceso sencillo. Requiere un traspaso de activos demaniales estatales con una compleja tramitación burocrática que depende finalmente del Consejo de Ministros. Se desconoce si el barón socialista ha planteado esto ya a alguien del Gobierno.

Hasta que se resuelva el modelo de gestión, tanto Ribó como Torró trataron de rebajar la incertidumbre que se ha generado entre los clientes de la Marina sobre su situación administrativa. En este grupo está desde el complejo Marina de Empresas (Edem, Lanzadera, Angels) impulsado por el dueño de Mercadona, Juan Roig, hasta las iniciativas de innovación y emprendimiento ubicadas en régimen de alquiler en las antiguas bases de los equipos de la America's Cup como Innsomnia o el BioHub, centro de innovación de empresas de ciencias de la salud, que ocupa una de las bases y ha tenido que recurrir a una licencia del puerto para poder arrancar como consecuencia de la interinidad del Consorcio.

La incertidumbre jurídica se ha apoderado de inversores, concesionarios y proveedores del Consorcio Valencia 2007, el ente gestor nacido al calor de la America's Cup para gestionar la transformación de la Marina de Valencia. El desacuerdo con el Ministerio de Hacienda para consensuar con Generalitat y Ayuntamiento la fórmula de salida del Gobierno central, tras asumir los más de 300 millones de euros pendientes de pago al Instituto de Crédito Oficial, ha propiciado el inicio de un proceso de liquidación de la mercantil, sin que exista todavía un consenso entre las administraciones sobre el futuro modelo de gestión de un espacio emblemático que la ciudad ganó al puerto comercial, tanto desde su perspectiva de aprovechamiento ciudadano como de atracción de inversiones y proyectos de emprendimiento.

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