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La vuelta a la normalidad impulsa la escena musical valenciana: 4 discos imprescindibles
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La vuelta a la normalidad impulsa la escena musical valenciana: 4 discos imprescindibles

La cosecha emerge con energía con las nuevas composiciones de Santero y Los Muchachos, Aina Palmer, Neus Ferri y La Plata. Los conciertos y las giras vuelven a la normalidad tras el fin de las restricciones

Foto: El público asiste a un concierto en Valencia tras las grandes restricciones por la pandemia. (EFE/Biel Aliño)
El público asiste a un concierto en Valencia tras las grandes restricciones por la pandemia. (EFE/Biel Aliño)

Los músicos fueron los últimos en retomar su actividad laboral durante los peores momentos de la pandemia. Tanto en la 'Gran Reclusión' primaveral de 2020, como en los siguientes cierres parciales, a lo largo de casi dos años, subirse a un escenario fue el último mandamiento en tachar de las tablas. Pese a ello, la estructura musical valenciana ha recuperado cierta normalidad. En buena parte por las ayudas institucionales para las salas, los promotores, las discográficas y los festivales, pero también por el empeño personal de esa clase media de músicos, con otra dedicación laboral prioritaria, que conforma el grueso de la escena autóctona, aún lejos de la profesionalización plena.

En un contexto en el que tocar en directo es, casi exclusivamente, el total de los ingresos de los escasos músicos profesionales, los lanzamientos de discos y singles han arreciado, desde el comienzo de 2022, como antecedente necesario para emprender la supervivencia sobre el escenario. Entre la nueva remesa primaveral destacan 'Royal Cantina' de Santero y Los Muchachos, 'Solatge' de Aina Palmer, 'Llar' de Neus Ferri y 'Acción Directa' de La Plata.

placeholder Santero y los Muchachos. (Juan P. Fajardo)
Santero y los Muchachos. (Juan P. Fajardo)

Los valencianos Santero y Los Muchachos se encuentran girando por veinte ciudades españolas presentando 'Royal Cantina'. “Estábamos en un momento emergente e ilusionante en 2019. Y nos preguntamos si todo hubiera ido más rápido sin la catástrofe del covid. Lo que sí es destacable ahora mismo es el cuello de botella con el que nos encontramos, al sacar nuevo disco, con la programación de las salas, dado que tenían la agenda hasta arriba. Hay que recordar que no sólo se han compuesto y grabado muchos discos en estos dos años, sino que también están los que ya se concibieron y editaron antes y durante el confinamiento. La suma ha dejado las aguas algo locas y sigue siendo un momento poco habitual, con plazos extraños. Los festivales y las bandas también se encuentran con acuerdos prepandemia que deben cumplirse, aunque alguno de los dos esté en otro momento diferente”, explica Miguel Ángel Escrivá sobre la nueva situación tras la crisis sanitaria.

El bar como centro neurálgico en la formación de la identidad colectiva. Tascas y tabernas forjadoras de naciones contemporáneas. Sin banderas, pero con un himno distinto sonando cada noche. Este es el mito fundacional de Santero y Los Muchachos, cimentado en los ancestros del rock reposado, desde los Rolling Stones del 'Let it Bleed' (1969) hasta el Lou Reed de 'Transformer' (1972), picoteando de toda la abundancia vocal de la costa californiana de los Estados Unidos hasta México. “Un nuevo disco siempre es ilusionante y más después de tantas medidas que impedían tantas cosas. Nos encontramos a día de hoy defendiendo con fuerza este álbum doble y con las ganas que nos transmite el público que viene a vernos y corearnos. Hemos conseguido en apenas cinco conciertos olvidar que hace nada estábamos pidiéndole a la gente que se sentara para aplaudir y no se acercara al escenario ni deambulase por la sala. La música se creó para ser compartida, para conectar y percibir esa conexión. Lo que hemos pasado poco tenía que ver con todo esto. Ha sido lo más antinatural que hemos vivido como músicos, aunque por otro lado queda demostrado que se mantiene en pie, y lo mejor, que es necesaria. No es sólo entretenimiento. Es mucho más”, indica el vocalista.

Este álbum es un compendio de todas las música añejas que permanecen en el legado de los pioneros. Aquí no se inventa nada, pero se disfruta hasta el último acorde. Desde 'Complicado', una balada aderezada con sección de vientos, hasta la homilía etílica de 'Brindis escoba', en la que el 'spoken word' de Escriva reivindica la ausencia de aquellos que sobran, como un maná de los dioses en forma de trago de tequila. Pasando por la hendrixiana 'Sálvame de mí', con homenaje a los también ilustres del nuevo rock valenciano Los Zigarros, y rematando con un canto suplicatorio, 'Qué voy a hacer', en la que una pianola parece desvanecer el límite entre El Paso y Ciudad Juárez. Ritmos de frontera americana, asimilados por la vieja carretera entre Pinedo y El Saler, y melodías académicas, para amenizar un viaje inextinguible por la historia de los mejores años de la música popular del siglo pasado.

“Ahora la escena está a tope. Hay mucha y muy buena actividad. Nosotros estamos a un nivel más profesional y contentos por la oferta de festivales y salas donde podemos ir a exponernos, pero existe un underground muy prometedor. La gente más joven mantiene Valencia viva, tocando en muchísimas partes que a priori no son salas de concierto y eso debería gozar de una permisividad con algo más de sentido común, sin obedecer unas leyes absurdas que, por ejemplo, nos dicen que una guitarra eléctrica tocada no puede sobrepasar los 90 decibelios sólo por el hecho de ser tocada, cuando el bombo de una música pinchada supera los 100. Sigue muy estigmatizada la música ejecutada en directo, y no nos damos cuenta de que la permisividad hace las ciudades más vistosas, vivas y agradables. Seguimos prohibiendo, pero hablamos maravillas de los músicos que vemos tocando en lugares recónditos de Nueva York o Berlín. Esto ha sido así durante décadas, por eso creo que, a pesar de todo, estamos en un buen momento, porque hay un hervidero de propuestas y bandas”, concluye el antiguo componente de La Pulquería durante la década de los 2000.

El nuevo folclore

El fantasma del neofolclore recorre España. Desde Rodrigo Cuevas en Asturias hasta Maria Arnal i Marcel Bagés en Cataluña, pasando por Califato ¾ en Andalucía y Baiuca o Tanxugueiras en Galicia, una nueva generación de músicos aúnan los sonidos de vanguardia y los códigos tradicionales del folclore autóctono. En Valencia, 'Niño Reptil Ángel', el debut de Sandra Monfort, consiguió el Premio Carles Santos de la Música Valenciana 2021. No es una singularidad nacional, la querencia es mundial. La pandemia y la sensación de pérdida de identidad por la globalización son armas de introspección masiva. Aina Palmer, proyecto creado en 2020, que ahora lanza 'Solatge', retuerce la combinación en forma de transgresión sónica, perpetrando un artefacto rupturista más cercano al punk y al sonido máquina que a los elementos del folclore tradicional, usados hasta el momento por los músicos contemporáneos. Los protagonista del cuento también son otros. Los marginados, las mujeres y los perdedores del relato histórico encuentran aquí su redención.

placeholder Aina Palmer. (Cedida)
Aina Palmer. (Cedida)

“Somos un grupo pospandémico así que no podemos comparar la situación actual con la pasada, pero afrontamos los tiempos que vienen con pocas expectativas y con mucha ilusión. Con flexibilidad para adaptarnos a lo que venga, sea poco o mucho.”, afirma el dúo formado por Aina Monferrer y Jordi Palau, antiguo vocalista de Orxata Sound System. 'Solatge' es un concentrado espídico en el que los referentes de arraigo no están en los cantos canónicos sino en la electrónica de los párquines de la Ruta del Bakalao. El combo de Borriana (Castellón) propone una enmiedad a la totalidad de la esencia valenciana. En 'Aixarquia', a ritmo de marcha mora, incorpora al imaginario pop el legado morisco anterior a la expulsión de esta población por la Monarquía Católica en 1609, mientras que las pulsiones del eurodance de 'Joventut alcaloide' y la copla de 'Xiquet de Simat' retratan la Valencia cabaretera de hace una centuria como un espacio efervescente en el consumo de opiáceos y cocaína, algunos de venta en farmacias. El homenaje a la compositora castellonense de música clásica Matilde Salvador o al escritor apocalíptico medieval San Vicent Ferrer, así como la revisión de los tótems del pensamiento contemporáneo valenciano de la segunda mitad del siglo XX, todos hombres, hacen de esta obra una bendita anomalía. Un trabajo alejado de la complacencia habitual y que supone una ruptura con casi todo lo facturado hasta ahora en la escena musical valenciana.

Volver a sentir al público

La voz rota del rock valenciano ya no tiene que demostrar nada a nadie. La alcoyana Neus Ferri se dio a conocer en 2012, cuando fue finalista en el programa televisivo La Voz. Desde entonces, ha mantenido una carrera sólida, alejada del reclamo de los concursos. Su nuevo trabajo supone una liberación personal y un camino de vuelta a casa como solo se puede transitar ese viaje, en la lengua materna. Y sus primeras composiciones en valenciano resplandecen como canciones cumbre en su carrera. “El parón pandémico y los cierres del sector musical me han afectado en cuanto a conciertos se refiere, como a todo el mundo, pero he tenido la suerte de poder trabajar algo en las cortas temporadas turísticas, he seguido dando clases y recibido pequeñas ayudas, lo que ha hecho posible que subsistiese durante este tiempo y mientras gestaba este disco. Afronto la vuelta a la normalidad con mucha felicidad, ya que volver a sentir al público cerca, ver sus caras y sus ganas, volver a ensayar con la banda y tocar juntas da toda la energía del mundo. Además, he lanzado este disco tan especial para mí, que me está dando muchas alegrías y está siendo un momento muy bonito. Siento que ahora valoramos más lo que sucede en cada encuentro, que ya no lo damos por hecho y ojalá esta consciencia nos dure”, comenta la compositora alicantina.

placeholder Neus Ferri. (Alba García)
Neus Ferri. (Alba García)

'Llar', tema que da título a la obra, es un recorrido inevitable entre la nostalgia y la introspección, ante la llegada a la adultez plena. El momento en el que priorizar es el verbo preciso. Los anhelos de infancia y la búsqueda de lo cercano traman un hilo conductor acompasado por las guitarras clásicas del rock setentero americano. 'Va davant' es una acertada incursión en el canto tradicional que reflexiona acerca de la avaricia y las apariencias. Allí donde algunos impostan, Neus Ferri encuentra la épica mesurada en su propia naturaleza, como un don otorgado. Sin necesidad de preludios orquestados ni de atmósferas en crescendo. Así asoma 'Dol', con un prólogo aletargado por los acordes de Héctor Tirado, a lo Santana, y en el que Ferri rompe la tregua con un quebranto de despedida. Una balada monumental, que remite al mejor John Mayer, y concluye un impecable disco de madurez.

“Esto nos ha hecho relativizar todo y valorar en qué estamos invirtiendo nuestros tiempo y esfuerzo. Sé de mucha gente que ha abandonado trabajos precarios al darse cuenta de cuánto le consumían sin recibir lo merecido a cambio, de otra que ha decidido diversificar su actividad, ponerse a estudiar o atreverse a emprender proyectos personales. Por desgracia, conozco empresas que no han ofrecido ninguna opción a sus trabajadores habituales y muchos músicos no han recibido ninguna ayuda y lo han pasado realmente mal este tiempo. Como no salimos mejores de nada, a pesar de que ahora vivimos la alegría de volver al ruedo, el sector sigue teniendo unas lagunas enormes en cuanto a condiciones laborales y ante la administración, mientras la escena valenciana sigue siendo riquísima en calidad, creatividad y entrega. Es una descompensación que me rompe la cabeza”, relata la vocalista.

placeholder La Plata. (Cedida)
La Plata. (Cedida)

En 2018 el quinteto valenciano La Plata debutaba con 'Desorden'. Este estreno fue recibido por la crítica especializada como uno de los discos nacionales del año, y los convirtió en una de las sensaciones del momento para los jóvenes adictos al pop de sonoridades ochenteras, aquellos de inspiración británica. La pandemia, y el consecuente cierre de salas, fue el espacio propiciatorio para centrarse en componer esa reválida que siempre supone un segundo trabajo. La dureza de los tiempos vividos ha traído una revisión parcial a su debut: la lucha comunitaria y el compromiso social impregnan el relato, mientras las atmósferas oscuras del post punk mantienen los soportes fundacionales del grupo, alejando las urgencias de quien se estrena. Una generación precarizada, pero obstinada en vivir tiempos mejores clama 'Victoria', como entonaban los Clash en la coyuntura thatcheriana de muerte o gloria. Los sintetizadores inundan 'Aire nuevo' como un ejercicio de trote revolucionario, y la presencia femenina del grupo, recurrente en los coros, se reafirma como protagonista en el alegato antipatriarcal 'Arderemos' y con el pop ensoñador de 'Entre esta luz', que remata el disco. Entre tanto, 'Volver para verte' ratifica que siguen siendo aquel grupo de celeridad afilada que revolucionó el underground local hace un lustro.

Los músicos fueron los últimos en retomar su actividad laboral durante los peores momentos de la pandemia. Tanto en la 'Gran Reclusión' primaveral de 2020, como en los siguientes cierres parciales, a lo largo de casi dos años, subirse a un escenario fue el último mandamiento en tachar de las tablas. Pese a ello, la estructura musical valenciana ha recuperado cierta normalidad. En buena parte por las ayudas institucionales para las salas, los promotores, las discográficas y los festivales, pero también por el empeño personal de esa clase media de músicos, con otra dedicación laboral prioritaria, que conforma el grueso de la escena autóctona, aún lejos de la profesionalización plena.

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