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La America's Cup o cómo apretar para que un gobierno pague un macro evento deportivo
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GATILLAZO DEL TEAM NEW ZEALAND

La America's Cup o cómo apretar para que un gobierno pague un macro evento deportivo

Candidaturas fantasma, opacidad, falta de inversión privada… El Team New Zealand no logra que España (Valencia) o Irlanda (Cork) financien la edición de la regata conocida por atraer millonarios

Foto: El CEO de Team New Zealand, Grant Dalton. (Reuters)
El CEO de Team New Zealand, Grant Dalton. (Reuters)

Viernes. 10 de septiembre. Pasan unos minutos de las nueve de la noche y el Real Club Náutico de Valencia lanza un comunicado anunciando la retirada de su candidatura como base de la 37ª edición de la America’s Cup, prevista para 2024. La negociación con la Generalitat ha fracasado. “Las partes no pudieron alinear sus intereses mutuos”, se escribe. Desde la Administración valenciana se afirma que los aspirantes pretendían obtener una garantía pública para financiar el canon del Team New Zealand y los costes de la organización sin compromisos suficientes de inversión privada. Las cifras del evento no son moco de pavo, entre 65 y 80 millones de euros.

Justo una semana antes, el mismo club había hecho pública su condición de finalista, asegurando que mantenía conversaciones “muy avanzadas, quedando pequeños flecos por cerrar” con la Generalitat, el Ayuntamiento de Valencia y el Gobierno de España antes de que el escuadrón ‘kiwi’ tome una decisión el 17 de septiembre. Lo que no decía ese escrito, y da pie a sospechar que buscaba condicionar dándole publicidad, es que a los pocos días, el jueves 9 de septiembre a las once de la mañana, estaba prevista una reunión clave del presidente de Club Náutico, Alejandro Fliquete, y el gerente Carlos de Beltrán, con el secretario autonómico para la Unión Europea y las Relaciones Externas, Joan Calabuig, y el director territorial de Presidencia, Francisco Molina. El encuentro terminó sin acuerdo

El comunicado de renuncia fechado en Valencia al día siguiente se pactó con los organizadores del proceso de selección. El Real Escuadrón de Yates de Nueva Zelanda, promotor del Emirates Team New Zealand, ganador de la edición 36, ha contratado una consultora británica Origin Sports, para organizar una suerte de subasta entre ciudades tras no alcanzar un acuerdo con su gobierno para repetir en Auckland. Ni la aportación pública ni los mensajes que transmiten los patrocinadores sobre la lejanía de la sede ‘kiwi’ de los grandes mercados occidentales (horarios para televisión, desplazamientos, etc.) han parecido hasta ahora suficientes. De ahí el plan para buscar otro emplazamiento.

placeholder La Marina de Valencia, antigua dársena del puerto comercial e industrial.
La Marina de Valencia, antigua dársena del puerto comercial e industrial.

Tras una primera criba decidieron apostar por tres destinos: Valencia (España), Cork (Irlanda) y Jeddah (Arabia Saudí), aunque no han descartado el regreso a su país. Pero muy poco se sabe sobre este procedimiento de selección. Desde el Club Náutico de Valencia no han explicado cuál es el proceso alegando razones de confidencialidad. No hay datos sobre cuánto pesa la oferta económica, ni la parte técnica. Tampoco de por qué Origin y el New Zealand, que tiene como CEO y líder a Grant Dalton, una leyenda de las regatas, exige una garantía pública para elegir la sede en calidad de ‘defender’ del Trofeo de las Cien Guineas. La opacidad es bastante grande. Los organizadores, que aspiran a ubicarse para montar un evento que comporta importantes recursos públicos, tanto en infraestructuras como monetarios, no tienen un interlocutor visible y accesible en España. El Confidencial ha intentado sentarse con los promotores para despejar todas estas dudas. De nuevo la palabra: confidencialidad.

Lo que ha trascendido es que Origin cedió los derechos “exclusivos” para negociar a dos empresarios: Francesco de Leo (Kaufman & Partners) y Niccolò Porzio di Camporotondo (H2O Riders). El primero, ex ejecutivo de Telecom, intentó en 2011 montar desde Valencia un desafío (equipo de vela), el Green Comm Racing, para competir en la edición de 2013 en Los Ángeles (California). El proyecto no prosperó por falta de financiación y por “razones técnicas”. Un experto en eventos deportivos, Antonio Alquezar, y los ejecutivos del Club Náutico completaban el grupo de promotores de la, por ahora, fallida candidatura valenciana.

Foto: El Team New Zealand tras ganar la última edición de la America's Cup. (EFE)

En ese proceso a tres de selección de ciudades, con Jeddah como opción menos atractiva por el clima, los vientos y las dudas sobre la libertad de movimientos de familiares (mujeres, niños, salidas nocturnas, etc.) y su efecto en los sponsors, es importante para los neozelandeses mantener la tensión entre los aspirantes. El abandono de Valencia podía hacer desistir también al gobierno irlandés, que ha encargado informes y tiene muchas dudas sobre la relación coste-beneficio de la regata más conocida del mundo de la vela. Casi a la misma hora en que se conocía la renuncia valenciana, se redactaba para el Sea World, un digital especializado en vela basado en Gran Bretaña, una noticia en la que el abandono de Valencia quedaba tapado por la aparición de un nuevo aspirante español liderado, curiosamente, por Francesco de Leo y otras dos personas, Hugo Morán y Pablo Beltrán, un experto en marketing digital. "La sorpresa española", titulaba.

En la noticia se cita una declaración de este grupo, bautizado como All Spain, en la que afirman estar “avanzando de manera muy positiva con el respaldo del Primer Ministro de España (Pedro Sánchez) y el Gobierno central español, que continúan trabajando con nosotros para finalizar los detalles y las propuestas de eventos”. El supuesto apoyo público se da casi por cerrado. Como posible sede se habla de Valencia, pero especialmente de Barcelona. La noticia es rebotada por el New Zealand Herald, y después por medios españoles. Llega hasta Irlanda siguiendo la sucesión de citas de unos periódicos a otros. En el ‘Irish Examiner’ y en el ‘Irish Times’ se hacen eco y sirve a los defensores de la candidatura de Cork para meter presión al gobierno irlandés, que sigue sin despejar sus dudas. El Partido Popular valenciano la usa para apretar y lanzar críticas contra la Generalitat que preside Ximo Puig y el alcalde Joan Ribó. La posibilidad de que Barcelona arrebate a Valencia la sede de la America’s Cup es un arma de desgaste muy atractiva para los conservadores.

placeholder Una de las embarcaciones de la America's Cup. (Reuters)
Una de las embarcaciones de la America's Cup. (Reuters)

¿Es un proyecto real y maduro la opción del grupo All Spain, o solo un señuelo para evitar que Irlanda siga el ejemplo de la Generalitat valenciana? El Confidencial ha tratado de contactar a través de Beltrán con el grupo de la candidatura All Spain para conocer su proyecto. No ha habido respuesta. Fuentes de Moncloa sostienen que no tienen ninguna información y desde el Ministerio de Cultura y Deporte, tras una consulta al Consejo Superior de Deportes, aseguran que “no hay nada”. La respuesta es la misma desde el Real Club Náutico de Barcelona, que en teoría debería ponerse al frente como aspirante. “No nos consta ninguna implicación de nuestra entidad en el proyecto”, explican a preguntas de este periódico desde la dirección deportiva. El supuesto nuevo aspirante español parece, por ahora, un fantasma.

La Generalitat valenciana sí llegó a contactar con el Gobierno para explicar la situación de la propuesta. Fue con Manuel de la Rocha, responsable de la oficina económica de la Moncloa. Pero el Ejecutivo ha seguido el criterio marcado desde Valencia.

Las cifras del proyecto

El Real Club Náutico de Valencia defiende su proyecto y evita entrar en discrepancias con las instituciones. Ha optado por no confrontar informaciones. Pero fuentes próximas a la Generalitat señalan que los promotores de la candidatura valenciana presentaron un dosier de “cuatro o cinco folios” con esquemas de costes de entre 65 y 80 millones de euros repartidos de la siguiente manera: 25 millones de canon para el Team New Zealand (bautizado como “cuota de organización") y 40 millones para la sociedad organizadora, participada por el club náutico, Niccolò Porzio di Camporotondo y Antonio Alquezar, y en la que ofrecieron entrar a la Generalitat, quizás con la forma de una fundación. Se añade una tercera cuantía variable para adecuar los espacios necesarios para celebrar la competición.

La propuesta llegó acompañada de una serie de cartas de intenciones de entidades privadas que no incluyen ningún compromiso económico firme. Iberdrola, que ya participó en 2007 colaborando en la financiación del Desafío Español, está en el grupo de interesados, pero sin detallar cuantías. Asociaciones patronales como AVE, la Cámara de Comercio, la CEOE a través de la patronal valenciana CEV, o Conexus, el ‘lobby’ que preside Manuel Broseta, también explican su apoyo ‘institucional’ a través de “cartas de intenciones”, pero ninguno con compromisos financieros.

Foto: La Marina de Valencia, antigua dársena del puerto comercial e industrial.

Los aspirantes han tratado de utilizar a las organizaciones empresariales para presionar a la Generalitat. A principios de septiembre se produjo una comida en la que participaron Joan Calabuig y la concejal de Innovación en Valencia, Pilar Bernabé, donde estuvieron presentes el presidente de la Cámara de Comercio, José Vicente Morata; el de la patronal del metal, Vicente Lafuente; algunos contratistas y los cuatro promotores de la candidatura. Allí se expuso la iniciativa.

“Lo estuvimos estudiando y hemos estado abiertos. Pero la respuesta empresarial y de inversión privada nos pareció decepcionante. Llegamos a la conclusión de que se había hecho con excesiva premura. Era todo muy elemental para ponerse en marcha y no vimos un clima de respaldo en el sector privado. Las Administraciones Públicas no estamos en estos momentos para esto. Siempre se dice eso de que por los retornos acaban teniendo coste cero, pero no es verdad, todavía estamos pagando la primera America’s Cup”, explican desde la Administración autonómica.

Ante esta perspectiva, según fuentes del Gobierno de Ximo Puig, la decisión fue no comprometer a la Generalitat. En la memoria muy reciente están los avales que la Generalitat prestó a proyectos deportivos que, en teoría, también iban a atraer retornos financieros millonarios e inversores privados y han terminado siendo ruinosos para las arcas públicas, como el caso de Valmor y la Fórmula 1 o la Fundación del Valencia CF.

placeholder Emirates ha sido hasta ahora el patrocinador del Team New Zealand. (Reuters)
Emirates ha sido hasta ahora el patrocinador del Team New Zealand. (Reuters)

Desde el flanco de los aspirantes aseguran que no se pidió un compromiso financiero por escrito a la Generalitat, sino un documento de respaldo “para poder iniciar la negociación” y que sería posteriormente cuando se iría fijando la cantidad que aportaría cada colaborador, público o privado. El Club asegura que el evento sale a cuenta en términos de empleo y efectos inducidos. Y que por la vía de los patrocinios puede llegar a recuperarse gran parte de la inversión, si bien no ha hecho público ningún estudio independiente sobre esto.

Foto: Una saltadora de trampolín durante los JJOO de Barcelona'92. (EFE)

Las buenas intenciones del Club Náutico no están en duda. La entidad ha colaborado en acciones de deporte base y entre los aficionados a la vela y la navegación contar con una competición en la ciudad como la America’s Cup es una aspiración ilusionante. Los recuerdos son buenos de la primera edición de Valencia en 2007. Fue una etapa de crecimiento. Se transformó la fachada marítima, hubo afluencia de equipos internacionales, la Casa Real se volcó y la imagen de Valencia se proyectó a nivel internacional con efectos muy positivos sobre el mercado turístico.

Factura sin pagar

Pero la factura de aquel festival se quedó sin pagar y encima de la mesa. No ha sido hasta este año, casi tres lustros después, cuando el Gobierno ha asumido a través de los Presupuestos Generales el coste del crédito del ICO que sirvió de garante financiero: 330 millones de euros. Y todavía está pendiente la devolución de un derivado por valor de 54 millones, que deben afrontar las tres administraciones en los próximos dos años.

“Mucho de ese trabajo ya se hizo. Este verano, todavía en pandemia, hemos tenido una ocupación hotelera del 87%. Ahora, las administraciones podemos ayudar poniendo instalaciones o con alguna cuantía, pero no asumiendo el riesgo que tiene que asumir los inversores privados”, explica la concejal Pilar Bernabé.

El siguiente capítulo de esta historia no está escrito. El New Zealand ha reculado para ganar tiempo. Los 200 millones en que Irlanda estima el coste para sus arcas del evento le han llevado a reclamar más plazo para tomar una decisión. Un empresario petrolero neozelandés, Mark Dunphy (Greymouth Petroleum), se ha ofrecido a colaborar financieramente en el regreso a Auckland. Puede resultar paradójico, que una regata que se presenta como punta de lanza de la innovación en la navegación a vela, acabe siendo salvada por un magnate del petróleo. Pero lo cierto es que hasta la fecha ha sido el único que ha mostrado abiertamente su disposición a rascarse el bolsillo.

Viernes. 10 de septiembre. Pasan unos minutos de las nueve de la noche y el Real Club Náutico de Valencia lanza un comunicado anunciando la retirada de su candidatura como base de la 37ª edición de la America’s Cup, prevista para 2024. La negociación con la Generalitat ha fracasado. “Las partes no pudieron alinear sus intereses mutuos”, se escribe. Desde la Administración valenciana se afirma que los aspirantes pretendían obtener una garantía pública para financiar el canon del Team New Zealand y los costes de la organización sin compromisos suficientes de inversión privada. Las cifras del evento no son moco de pavo, entre 65 y 80 millones de euros.

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