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SIMBOLISMO DE LA PLAZA DE TOROS

El PP pierde los complejos en su plan de asalto a la Generalitat valenciana

Casado encabeza un gran acto en la Plaza de Toros de Valencia, lo que revela la nostalgia por los años dorados de la hegemonía y el intento de superar los fantasmas de la Gürtel

Foto: Un mitin del PP en la Plaza de Toros de Valencia en 2015. (EFE)
Un mitin del PP en la Plaza de Toros de Valencia en 2015. (EFE)
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El Partido Popular quiere arrancar la temporada política con un golpe de efecto en la Plaza de Toros de Valencia. El coso, con un aforo para 15.000 personas que sí o sí tendrá que ser recortado por imposición de las restricciones anticovid, ha sido el elegido por la dirección nacional y regional como escenario del cierre de la convención nacional de los conservadores, previsto para el domingo 3 de octubre.

La intención es clara, ofrecer una imagen multitudinaria en una plaza en la que hasta hace poco más de seis años los populares gobernaban con mayoría absoluta y que, en mayo de 2015, perdieron de forma estrepitosa en las urnas castigados por una sucesión de casos de corrupción.

Tras la renovación interna, el líder del PP, Pablo Casado, y su número dos, Teodoro García Egea, se han volcado en dar apoyo a la nueva dirección que encabeza Carlos Mazón con un doble objetivo.

El primero de ellos es intentar recuperar el gobierno autonómico en las próximas elecciones, previstas formalmente para abril de 2023, pero que el actual 'president', el socialista Ximo Puig, tiene potestad para adelantar con una disolución anticipada de las Cortes Valencianas, como permite el Estatuto de Autonomía. Los populares trabajan con todos los escenarios y buscan estar preparados para un hipotético anticipo que ahora mismo no se contempla en el PSPV-PSOE ni el el Consell del Botànic, cuya estrategia pasa primero por dejar atrás la pandemia y por desplegar los fondos europeos sobre cuya gestión tiene competencias.

placeholder Pablo Casado, con Carlos Mazón y María José Catalá, en una visita a las Fallas en Valencia. (EFE)
Pablo Casado, con Carlos Mazón y María José Catalá, en una visita a las Fallas en Valencia. (EFE)

Los socialistas aseguran contar con trabajos demoscópicos que reflejan una consolidación de la mayoría del Botànic y, aunque reconocen un crecimiento del PP valenciano a costa de Ciudadanos (que desaparecería), sostienen que sería insuficiente para desalojarlos del Palau de la Generalitat incluso con la suma de Vox. El bloque de izquierdas se mantendría, algo que cuestionan desde el flanco conservador esgrimiendo sus propios informes. Ni unos ni otros los han hecho públicos y tampoco han trascendido sondeos recientes. La celebración de la festividad autonómica del Nou d'Octubre será una buena excusa para que los medios de comunicación publiquen encuestas propias.

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La consecución de un cambio político en la comunidad es importante también para despejar el futuro del Gobierno de España, el segundo y a la vez principal objetivo de los populares. Las elecciones valencianas serán, junto con las andaluzas, que como muy tarde deberán convocarse en el otoño de 2020, las dos citas electorales previas a las generales si Pedro Sánchez mantiene su plan de apurar al máximo la legislatura hasta noviembre de 2023. El resultado de ambas contiendas servirá de termómetro electoral. Si el PP logra reforzarse en Andalucía y recuperar la Generalitat valenciana lanzará un mensaje claro del cambio de ciclo al que ahora apuntan algunos trabajos demoscópicos. Es decir, sería un anticipo de la victoria conservadora en las generales.

placeholder Mariano Rajoy, con Álvaro Pérez detrás, en el mitin de 2008 en Valencia que la Gürtel pagó en B. (Efe)
Mariano Rajoy, con Álvaro Pérez detrás, en el mitin de 2008 en Valencia que la Gürtel pagó en B. (Efe)

Por el contrario, si los socialistas lograsen recuperar posiciones en su antaño feudo andaluz y conservar la Generalitat una tercera legislatura con sus socios de Compromís y Podemos la euforia de Casado y los suyos bajaría muchos grados. Tanto Sánchez como el líder popular lo saben. Esto explica que el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE haya elegido Jaén para abrir el curso y Valencia para celebrar en octubre el congreso federal de su partido o que la dirección nacional del PP haya multiplicado su presencia en actos en la región con el broche de la Plaza de Toros como golpe de efecto otoñal.

La elección del lugar revela la nostalgia de los conservadores por los años de hegemonía. El líder del PP, Pablo Casado, que protagonizará la convención, quizás no estuvo tan cerca, pero tanto el presidente regional y aspirante a la Generalitat, Carlos Mazón, como su secretaria general y más que segura candidata a la alcaldía de Valencia, María José Catalá, sí vivieron algunos de los grandes mítines que el partido celebró en el foso taurino en los años dorados. Este sábado, en una visita a las Fallas, Casado reivindicaba el espacio como un enclave "muy especial" en el que "se han anticipado las grandes victorias electorales" del Partido Popular y en el que "se ha vuelto a reconectar con la calle, con la ciudadanía".

La cruz de ese escenario es que simboliza también los excesos y la corrupción que atenazó al PP de Mariano Rajoy y Francisco Camps. En esta plaza se tomaron las fotografías del expresidente del Gobierno con Álvaro Pérez, uno de los integrantes de la trama Gürtel, ahora en prisión, cubriéndole las espaldas en el mitin de las generales de 2008 que el PP valenciano pagó con dinero en B procedente de contratistas de la Generalitat, como quedó acreditado en sentencia de la Audiencia Nacional confirmada por el Tribunal Supremo.

Así que los populares se desperezan de los complejos y regresan a un escenario controvertido, quizás como mejor fórmula para exorcizar los fantasmas de su pasado de una vez por todas. O no.

El Partido Popular quiere arrancar la temporada política con un golpe de efecto en la Plaza de Toros de Valencia. El coso, con un aforo para 15.000 personas que sí o sí tendrá que ser recortado por imposición de las restricciones anticovid, ha sido el elegido por la dirección nacional y regional como escenario del cierre de la convención nacional de los conservadores, previsto para el domingo 3 de octubre.

Pablo Casado Generalitat Valenciana
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