Génova da un portazo a Camps y le aboca a lista propia en Valencia o a tirar la toalla

El expresidente de la Generalitat valenciana Francisco Camps no cuenta con el respaldo de la dirección nacional del Partido Popular de Pablo Casado para convertirse en candidato a la alcaldía de Valencia en las próximas elecciones municipales de 2023. Así lo ha hecho saber la cúpula conservadora a dirigentes regionales del partido ante la proliferación de declaraciones, entrevistas y comparecencias en las que el antiguo barón conservador se postula para encabezar la lista local y asegura estar en un proceso de "primarias americanas" hasta que toque designar candidato, pese a ser conocedor de que los estatutos internos no contemplan la figura de la participación de la militancia en ese proceso.

La posición de Camps forma parte también de una clara estrategia de rehabilitación de su propia imagen tras los años de escándalos y procesos judiciales que afectaron al PP durante su etapa al frente del partido y de la autonomía. Pese a la posición de la dirección nacional, el político valenciano no contempla cejar en su empeño de reivindicarse. Esto está incomodando y lastrando la estrategia de oposición de María José Catalá, la actual presidenta local y ahora aliada del favorito de Génova para dirigir el partido en la Comunidad Valenciana, el presidente de la Diputación de Alicante, Carlos Mazón. Camps ha llegado a recordar que la fallecida Rita Barberá fue elegida por el PP en 1991, cuando accedió a la alcaldía de la tercera ciudad de España, "frente a otros candidatos que oficialmente ya lo eran", socavando así a la propia Catalá, candidata 'in pectore'. Sus constantes referencias a Barberá obligan a Catalá a reivindicar a la vez su figura, pese a que todavía quedan sombras judiciales por despejar de su etapa de gestión.

Pese a la posición del partido, Camps no ceja en reivindicarse y busca rehabilitar su imagen

Lo que comenzó casi como una anécdota se ha convertido en un discurso recurrente con presencia mediática, estrategia en redes sociales y encuentros con periodistas, lo que ha llevado a muchos en el partido a pensar que Camps cuenta con un plan trazado, opine lo que opine la dirección de su partido. Como Philippe Rickwaert, el protagonista de la conocida serie francesa 'Baron Noir', que se vio envuelto en un caso de corrupción y terminó regresando a la primera línea y presidiendo la República de Francia, el político valenciano insiste en que solamente concurrirá en una candidatura bajo las siglas del PP. Sin embargo, fuentes cercanas a su entorno no descartan que termine montando una lista propia con antiguas figuras de la derecha conservadora valenciana como Mairén Beneyto, o actuales cargos de Ciudadanos como la concejala Amparo Picó (que procede de Unión Valenciana) o la diputada Mamen Peris.

La última encuesta conocida, una de Sigma Dos publicada esta semana por 'Las Provincias', pinta un paisaje electoral en la ciudad muy similar entre bloques al de las elecciones de 2019, con un solo concejal de diferencia en favor del tándem Compromís-PSOE. La diferencia con el resultado de hace dos años es que refleja una fuerte subida del Partido Popular a costa de Ciudadanos, que perdería sus seis concejales. Uno de ellos iría a parar a Vox, que pasaría de dos a tres actas. Aunque los populares ganarían las elecciones con 13 ediles, la izquierda conservaría la mayoría y podría repetir resultado con 10 sillas para Compromís y siete para los socialistas. El margen de error deja en el aire un concejal de los valencianistas, que podría recalar en el PP y volcar la mayoría.

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El sondeo se realizó después de las elecciones del 4 de mayo en Madrid y recoge por tanto el llamado 'efecto Ayuso', en referencia al éxito de la presidenta madrileña. Y aunque mantiene la mayoría de izquierdas, en ese escenario de posibilidad de cambio se explica el empujón que Génova quiere dar a Catalá, que será la nueva secretaria general del PPCV si Mazón obtiene la presidencia regional el próximo 3 de julio, pero también el empeño de Camps por reubicarse. Hay quien incluso lo ve como cabeza del cartel de Vox, pese a que antiguos correligionarios creen que "su ciclo ha pasado".

Las pretensiones de Camps, que cobra un salario como vocal nato del Consell Jurídic Consultiu por su condición de expresidente y cuenta con chófer y secretaria, chocan además con su propio futuro judicial. La Audiencia Nacional tiene pendiente de señalar el último juicio pendiente por los contratos de la Generalitat con la trama Gürtel, una causa en la que Camps está acusado y por la que tiene que ser juzgado. A la espera de conocer la fecha exacta de esta vista, el 'expresident' es muy probable que tenga que sentarse de nuevo en un banquillo y que lo haga incluso antes de las elecciones de 2023 a las que desea concurrir. Otro elemento más en su contra, porque el PP tendría que contravenir su propio código ético para rescatarlo del ostracismo político.