El otoño dulce que Sánchez y Puig preparan para cerrar la herida susanista

El PSOE celebrará en Valencia su 40º Congreso Federal los próximos 15 y 17 de octubre. La elección de la sede no es casual. Obedece, según han señalado fuentes socialistas, a una decisión que el actual secretario general de los socialistas y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, comunicó con dos meses de antelación al líder de la federación valenciana y presidente de la Generalitat, Ximo Puig, y que está consensuada con el secretario de Organización y ministro de Transportes, José Luis Ábalos, también valenciano.

Sánchez disfruta de una hegemonía completa en el partido que tuvo su origen en la clara victoria sobre Susana Díaz en las primarias celebradas en mayo de 2017. La disputa se resolvió siete meses después del tormentoso comité federal en el que algunos barones, entre ellos Puig, trataron de desbancarlo de la secretaría general a la que había sido aupado en 2014. Desde entonces, muchas cosas han cambiado. Sin apenas contestación interna tras haber alcanzado la Moncloa y con un estilo poco dado a las cesiones a los coroneles territoriales y orgánicos, el actual secretario general socialista afronta la cita congresual de otoño con la perspectiva de no tener enfrente a ningún rival de peso y dispuesto a darse un baño de militancia que reafirme su poder interno.

En ese objetivo, contará con el apoyo abierto y declarado de Ximo Puig, el barón más importante de cuantos respaldaron a Díaz en la anterior carrera interna. Casi desde que los socialistas recuperaron el Gobierno, el 'president' cambió de estrategia, se acercó a Sánchez y hoy es uno de los dirigentes autonómicos aliados de Moncloa, algo que se ha ido escenificando en las conferencias de presidentes durante la pandemia, en la comunicación fluida que mantienen y en el cruce de guiños políticos, por más que la relación Madrid-Valencia vivió un momento crítico en mayo del año pasado cuando el Ministerio de Sanidad frenó el cambio de fase.

En círculos socialistas, se admiten dos lecturas claras sobre la reconciliación y el respaldo político mutuo que se dan los dos dirigentes. Una es en clave interna. Frente a la operación de renovación que Ferraz y Moncloa han puesto ya en marcha para tratar de arrebatar el control del partido en Andalucía a la que fue su gran rival, Susana Díaz, Sánchez está articulando un mensaje distinto con Ximo Puig, situándolo como referencia frente a otros barones con posiciones más distanciadas, como las de Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha), Javier Lambán (Aragón) o Guillermo Fernández Vara (Extremadura).

Tras el cambio político de 2018 en Andalucía, con la llegada del popular Juan Manuel Moreno a la Junta, la Comunidad Valenciana es la mayor región en población de cuantas gobiernan los socialistas. Puig comparte además el poder con Compromís y Unidas Podemos, en una coalición que tiene semejanzas con la que sostiene a Sánchez y no exenta de tensiones y dificultades. En esa misma órbita de ejecutivos sustentados por formaciones nacionalistas o de ámbito territorial se sitúa Francina Armengol en Baleares.

Contrapunto a Díaz Ayuso

Pero hay otro factor en clave externa, no orgánica: el PSOE tiene interés en contraponer modelos de gestión al de la mediática Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid, del Partido Popular. "El congreso federal de UGT también se va a celebrar en Valencia. Lo que se está evidenciando es que hay dos modelos, el de Ayuso y el de Puig. Esto va más allá de si se trata de una afinidad personal. Pedro quiere poner esto de relevancia", afirman desde el PSPV-PSOE, la segunda federación socialista en militancia. El 'president' valenciano no pierde la ocasión de confrontar con la presidenta madrileña, cuestionando su gestión de la pandemia o los efectos sobre otros territorios de su política fiscal con las grandes rentas.

La reconciliación, según las mismas fuentes, podría tener su reflejo en la conformación de la ejecutiva federal. La representación valenciana está copada por sanchistas de primera hora: Ábalos, Alejandro Soler y Susana Ros. Fue la tónica general en el congreso que refrendó a Sánchez tras las primarias. Ahora, Sánchez estaría barajando cambios en la dirección para reforzar su perfil político y su coralidad.

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Que Puig cierre filas con Sánchez en el federal debería tener una correspondencia en el congreso regional (nacional, en la terminología de los socialistas valencianos) del PSPV, que tiene que celebrarse a continuación. Muy pocos creen que el barón valenciano tendrá algún rival capaz de disputarle el puesto de secretario general.

La situación es distinta a la de 2017, cuando el abalismo/sanchismo lanzó al alcalde de Burjassot, Rafa García, en revancha por el respaldo que el 'president' había dado a Susana Díaz contra Sánchez. Puig ganó con más del 57%, pero García arañó un 42% de votos en las primarias.

El propio Ábalos, del que queda conocer si repetirá al frente de la Secretaría de Organización, ya habría transmitido a sus principales afines que no es momento de alternativas en un encuentro privado celebrado en Valencia hace un par de meses, según fuentes conocedoras de la reunión. Otras fuentes 'abalistas', no obstante, niegan que haya una decisión tomada y mantienen viva la incógnita. "Partido a partido", señalan. No renuncian a la baza de romper la baraja si el equipo de Puig no se aviene a negociar una ejecutiva de integración e, incluso, los congresos provinciales que llegarán después en cascada. Está en juego el 'postximismo', pues los socialistas dan por descontado que será el último mandato del presidente valenciano al frente del partido.