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Ábalos vs. Ximo Puig, la batalla sorda por el PSOE valenciano de la que (casi) nadie habla
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RIVALES EN LO ORGÁNICO

Ábalos vs. Ximo Puig, la batalla sorda por el PSOE valenciano de la que (casi) nadie habla

El barón socialista y el ministro compiten por ocupar espacios de cara al próximo congreso del PSPV. Nadie cuestiona a Puig como candidato, pero tendrá que negociar en el partido

Foto: El Ministro de Transportes, José Luis Ábalos (d), y el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, este jueves en Valencia. (EFE)
El Ministro de Transportes, José Luis Ábalos (d), y el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, este jueves en Valencia. (EFE)

Es un movimiento de goteo, como una carrera de larga distancia en la que cada paso, cada zancada, pone las bases del siguiente y acorta el horizonte hacia la meta. En este caso, la meta es el control por el PSPV-PSOE, la federación socialista valenciana, la segunda más populosa en términos de afiliación, que, como todas, debería celebrar su próximo congreso el año que viene, después del federal, que muy probablemente volverá a ungir a Pedro Sánchez como líder sin oposición interna de calado tras la derrota de la andaluza Susana Díaz en 2017. Todavía no hay fecha para esos procesos congresuales. Es posible incluso que se aplacen a 2022 como consecuencia de la pandemia del covid ("nadie quiere una reelección en un congreso con mascarillas y distancia social"), pero en el universo valenciano esta incertidumbre no es óbice para que se estén produciendo movimientos subterráneos orgánicos con dos polos de poder claramente destacados: el que representa el actual secretario general del PSPV y presidente de la Generalitat, Ximo Puig, y el que lidera el secretario federal de Organización del PSOE y ministro de Transportes, José Luis Ábalos.

Aliados en lo institucional y rivales en lo orgánico, así podría resumirse la naturaleza actual de la relación entre estos dos históricos dirigentes del socialismo valenciano, corredores de fondo a los que el tiempo y la experiencia, también en las cocinas de la organización, han terminado por situar en importantes puestos de responsabilidad institucional. Puig y Ábalos ejercen de correa de transmisión de aquel concepto acuñado por Eduardo Zaplana, "el poder valenciano", entendido desde una perspectiva muy 'marquetiniana' como la capacidad —real o ficticia— de ejercer influencia en las decisiones que se toman en los cenáculos del Estado en Madrid en favor de la Comunidad Valenciana. Ábalos ha acelerado las obras del corredor mediterráneo o ha liquidado el peaje de la autopista AP-7, mientras Puig ha entendido que la mejor forma de arañar recursos económicos es acercarse y dar respaldo a Sánchez en los momentos críticos.

Aliados en lo institucional y rivales en lo orgánico resume la naturaleza de la relación entre los dos históricos dirigentes del socialismo valenciano

Lejos quedan las grandes metas, como la reforma de la financiación autonómica o la prometida lluvia de inversiones vía Presupuestos Generales del Estado, que no termina de concretarse. Pero esa confluencia de objetivos institucionales no ha evitado que los cuadros del partido perciban un pulso por ocupar espacios internamente, empleando como mecanismo la capacidad de realizar designaciones institucionales. Nadie habla abiertamente de confrontación interna, pero la rivalidad se respira en el aire.

placeholder Ximo Puig y Pedro Sánchez. (EFE)
Ximo Puig y Pedro Sánchez. (EFE)

En esa clave se interpretó la semana pasada el nombramiento del ex secretario general del PSPV Jorge Alarte como director general de Relaciones Institucionales con las Comunidades Autónomas, un cargo de nueva creación, y el de Luisa Martínez como directora general de Puertos, hasta ahora concejala de Hacienda en Mislata, donde es alcalde Carlos Fernández Bielsa. Puig buscaría acercarse así a los grupos de alcaldes jóvenes no alineados y responder a los nombramientos que el 'abalismo' ha hecho en los ámbitos institucionales que están bajo su órbita, como el del ex secretario general del PSPV de Valencia ciudad Rafael Rubio como subdelegado del Gobierno, o el de Vicent Bufort como jefe de gabinete de la delegada del Gobierno, Gloria Calero. A Bufort, antaño colaborador de uno de los hombres fuertes de Puig, Alfred Boix, se le atribuye un distanciamiento que el 'abalismo' ha sabido aprovechar.

Foto:  Pedro Sánchez y Ximo Puig en un mitin de campaña del PSOE. (EFE)

Hace dos meses, el contenido de un artículo de 'Valencia Plaza' —en el que fuentes cercanas al alcalde de Burjassot, Rafa García (sanchista de primera hora y cercano a Ábalos), no cerraban la puerta a competir una vez más por la secretaría general del PSPV— desató un importante malestar en el entorno del barón socialista, que no entiende cómo, pese a haber renovado la presidencia de la Generalitat y haber situado el partido como primera fuerza en las pasadas elecciones autonómicas, todavía hay familias socialistas que siguen desafiando su derecho a decidir sobre su futuro en el liderazgo del partido, un desgaste que consideran innecesario y perjudicial para todo el colectivo.

"El entorno de Ximo está intentando trasladar que está todo pactado. Pero eso no es real", señalan desde el 'abalismo'

Por contra, el 'abalismo' insiste en que las bicefalias orgánico-institucionales no son malas y que están funcionando en alcaldías o diputaciones. Reprochan al barón socialista escasa capacidad de integración, incluso de sectores que le apoyaron en el anterior congreso, y aunque los afines al ministro no admiten que esté en su agenda presentar de nuevo una alternativa a Puig de cara al 'postximismo', señalan que aún es pronto para desvelar sus cartas y que "nada es descartable". Lo que es evidente es que ambas partes están abocadas a la negociación o al choque y que las familias no alineadas observan con atención la evolución de los acontecimientos, consolidan sus espacios minoritarios y se preparan para hacerlos valer cuando toque decantarse. "El entorno de Ximo está intentando trasladar que está todo pactado. Pero eso no es real", admiten desde el 'abalismo'.

placeholder Ximo Puig y José Luis Ábalos, con la delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Gloria Calero. (EFE)
Ximo Puig y José Luis Ábalos, con la delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Gloria Calero. (EFE)

Con todo, las cosas son muy distintas a las de 2017, cuando el sanchismo lanzó a García contra Puig en venganza por su apoyo a Susana Díaz frente a Sánchez. El político de Morella aguantó el pulso y revalidó el liderazgo orgánico, si bien el alcalde de Burjassot afloró un 42% de oposición interna. "La situación actual no tiene nada que ver. Ximo y Pedro se ven todos los viernes en la conferencia de presidentes, hablan habitualmente y han mejorado mucho su relación", relata un importante responsable de la actual dirección regional socialista. "Además, Puig ha mejorado su valoración con la gestión de la pandemia. Tira más políticamente. Su posición como presidente supera al partido. Sería un suicidio presentar una candidatura alternativa", insiste este dirigente, que pone en duda la voluntad real de Ábalos y de algunos sectores que apoyaron a Sánchez en Alicante o Castellón de confrontar con Puig.

Foto: En el centro, Juan Carlos Fulgencio, que será relevado el martes. (EFE)

Sobre la política de nombramientos, el entorno del 'president' defiende su derecho a apostar por perfiles técnicos en la Generalitat antes que a ponderar por encima de otras consideraciones los compromisos orgánicos. Muchos 'consellers' socialistas han configurado equipos recurriendo a especialistas o a profesionales de la universidad, achicando el espacio de los cuadros orgánicos. Aun así, los socialistas valencianos disfrutan de la mayor cuota de poder de los últimos 20 años. Casi nadie se ha quedado sin sitio.

"Su posición como presidente supera al partido. Sería un suicidio presentar una candidatura alternativa", advierten los afines a Puig

El 'ximismo' lanza el mensaje de que es probable que Ábalos no esté tan fuerte internamente como pueda parecer. En su relación con Sánchez, han aparecido nuevos protagonistas (Iván Redondo, Adriana Lastra…) y su número dos en Ferraz, Santos Cerdán, está en boca de todos como posible relevo al frente de la secretaría federal de Organización tras el próximo congreso. Si esto ocurre, ¿quiere decir que Ábalos habrá perdido peso? Sus afines sostienen que no necesariamente. "Cerdán es la mano derecha de Ábalos porque estuvo con él desde el principio del sanchismo. Yo no sé si José Luis seguirá siendo secretario de Organización o no, pero te aseguro que eso no delimita su peso. José Luis será lo que quiera y cuando quiera", señalan los 'abalistas' sobre su posición interna y su vinculación con Pedro Sánchez.

Este miércoles, el analista y subdirector de 'Levante-EMV', Alfons García, escribía sobre ese juego de tronos socialista que cuando los maestros del ajedrez comienzan a situar peones ante rivales de calado, lo hacen muchas veces pensando en clave defensiva, tratando de adoptar posiciones de fuerza que en realidad buscan hacer inexpugnable al rey para terminar ofreciendo tablas al adversario. Habrá que ver si la partida Ábalos-Puig termina con un cruce de jaques y un mate o, por el contrario, se impone el empate y todos tan contentos. Se admiten apuestas.

Es un movimiento de goteo, como una carrera de larga distancia en la que cada paso, cada zancada, pone las bases del siguiente y acorta el horizonte hacia la meta. En este caso, la meta es el control por el PSPV-PSOE, la federación socialista valenciana, la segunda más populosa en términos de afiliación, que, como todas, debería celebrar su próximo congreso el año que viene, después del federal, que muy probablemente volverá a ungir a Pedro Sánchez como líder sin oposición interna de calado tras la derrota de la andaluza Susana Díaz en 2017. Todavía no hay fecha para esos procesos congresuales. Es posible incluso que se aplacen a 2022 como consecuencia de la pandemia del covid ("nadie quiere una reelección en un congreso con mascarillas y distancia social"), pero en el universo valenciano esta incertidumbre no es óbice para que se estén produciendo movimientos subterráneos orgánicos con dos polos de poder claramente destacados: el que representa el actual secretario general del PSPV y presidente de la Generalitat, Ximo Puig, y el que lidera el secretario federal de Organización del PSOE y ministro de Transportes, José Luis Ábalos.

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