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Covid-19| El misterio de la 'cremà' clandestina de la falla municipal de Valencia
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EL RETO DE QUEMARLA EN SECRETO Y SIN PÚBLICO

Covid-19| El misterio de la 'cremà' clandestina de la falla municipal de Valencia

El Ayuntamiento quiere quemar sin público la falla municipal de Valencia y guarda en secreto la fecha mientras crece el misterio con guardias nocturnas incluidas de medios y curiosos

Foto: La pieza superior de La Gran Meditadora, la falla municipal de Escif, Manolo Martín y José Ramón Espuig. (V.R.)
La pieza superior de La Gran Meditadora, la falla municipal de Escif, Manolo Martín y José Ramón Espuig. (V.R.)

El coronavirus ha dejado sin Fallas a la ciudad de Valencia. La fiesta grande, motor económico e imán de atracción para centenares de miles de turistas cada año, ha sido suspendida hasta nueva fecha por decreto del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, tras recibir una instrucción del Ministerio de Sanidad. Más de trescientas comisiones falleras, vinculadas a barrios de la ciudad y de las poblaciones del área metropolitana, han tenido que cancelar el montaje de las carpas, de los castillos y 'mascletás', de las iluminaciones o de las cenas de sobaquillo en los casales. La suspensión fallera ha impactado de lleno en la salud económica del sector productivo que vive esta tradición de fuego y pólvora (proveedores, pirotecnias, hostelería, etc.). Las fallas propiamente dichas, los monumentos de cartón piedra que se exponen durante unos días en la calle para ser pasto de las llamas la noche del 19 de marzo, tienen ahora mismo un destino indefinido.

Camiones cargados con piezas de estas figuras comenzaron a llegar en la noche de este viernes a las instalaciones de Feria Valencia para guardar allí las piezas hasta que se fije una nueva fecha festiva, quizás entre el 15 y el 19 de julio, como han propuesto el Ayuntamiento y algunas comisiones. La Junta Central Fallera y operarios de la empresa púbica Tragsa están participando en los traslados, al tiempo que la Generalitat se ha ofrecido para financiar el 50% de los gastos de desmontaje y conservación.

Foto: Monumentos falleros ya plantados en Valencia este martes. (EFE)

Pero es muy probable que no todas las fallas duerman a cubierto hasta nuevo aviso. El alcalde Joan Ribó quiere quemar en secreto y evitando la presencia de público por el riesgo de contagio de coronavirus la falla municipal, la que financia la administración local y que se ubica en la Plaza del Ayuntamiento. Este año era el turno de una obra del artista callejero Escif (conocido como el Banksy valenciano) facturada en los talleres de los artesanos Manolo Martín y José Ramón Espuig. Escif había pedido a través de un comunicado que la falla se mantuviese en pie hasta que pudieran reanudarse las fiestas. "Una de las funciones primarias de la cultura es la de reforzar el imaginario simbólico de cada sociedad", dice.

"El arte tiene esa capacidad mágica de trabajar con el subconsciente colectivo de toda una sociedad. La batalla contra el coronavirus es una batalla de comunicación y concienciación. El buen uso de los medios y de los símbolos será aquí crucial para conseguir reestablecer la calma", señalaba tras haber improvisado una mascarilla en el rostro de "la gran meditadora". "Un símbolo de paciencia, calma y esperanza tan necesario en estos días. Permitamos que el mundo entero se apoye en Valencia para superar esta crisis. Regalémosle al mundo el antídoto para superar esta crisis", insistía.

Sin embargo, no parece que vayan a ser esos los planes municipales. Ribó aboga por someter a la 'cremà' a las figuras "indesmontables". Algunas de las de máxima categoría, la especial, como Cuba-Literato Azorín o Na Jordana, siempre candidatas a los primeros premios, con piezas muy complicadas de desmontar a estas alturas, comenzaron sin embargo a desaparecer anoche.

En qué momento se producirá la 'cremà' clandestina del ayuntamiento es un misterio que tiene en vilo a miles de falleros. "No vamos a decir cuándo se va a hacer ni vamos a autorizar la presencia de personas". Se sabe que no será este fin de semana. Pero algunos aficionados, los más forofos de la fiesta, no han dudado en hacer guardia de madrugada para no perderse el momento. Medios locales han emplazado cámaras fijas nocturnas para ofrecer la quema si aparecen los bomberos y se pega fuego al monumento. Durante el día, residentes y los turistas que todavía circulan por las calles valencianas lanzan fotos a la 'meditadora'. Ribó no tendrá fácil ejecutar su hoguera sin testigos y algunos en el equipo municipal ya se abren a que la falla aguante hasta que se recupere la fiesta.

Es un universo paralelo dentro del cuadro apocalíptico que se está pintando con el Covid-19, un virus al que muchos querrían ver arder con el fuego de las fallas para olvidarlo para siempre.

El coronavirus ha dejado sin Fallas a la ciudad de Valencia. La fiesta grande, motor económico e imán de atracción para centenares de miles de turistas cada año, ha sido suspendida hasta nueva fecha por decreto del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, tras recibir una instrucción del Ministerio de Sanidad. Más de trescientas comisiones falleras, vinculadas a barrios de la ciudad y de las poblaciones del área metropolitana, han tenido que cancelar el montaje de las carpas, de los castillos y 'mascletás', de las iluminaciones o de las cenas de sobaquillo en los casales. La suspensión fallera ha impactado de lleno en la salud económica del sector productivo que vive esta tradición de fuego y pólvora (proveedores, pirotecnias, hostelería, etc.). Las fallas propiamente dichas, los monumentos de cartón piedra que se exponen durante unos días en la calle para ser pasto de las llamas la noche del 19 de marzo, tienen ahora mismo un destino indefinido.

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