Habla una de las prostitutas víctima de Jorge: "Quería esnifar cocaína sobre mi cuerpo"
Quedaron en Valencia y el sospechoso se la llevó a Manuel. Lo primero que hizo fue mostrarle la cocaína: "Me enseñó una bola grande y me propuso realizar una fiesta blanca"
Está asustada por lo que le ocurrió con Jorge, pero sobre todo tiene miedo a que una legión de periodistas invada su privacidad. En su entorno, pocas personas saben que ejerce la prostitución y pretende que su secreto siga siendo eso, un secreto. Por eso anuncia desde ya, con un claro propósito disuasorio, su intención de no conceder entrevistas a nadie y bajo ningún concepto. Ella es joven y delgada. No la describiré más y para proteger su identidad la llamaré Jimena. Este es su testimonio, la declaración que prestó el pasado 27 de noviembre ante los investigadores de la Guardia Civil:
"Ejerzo la prostitución. Recuerdo que el pasado 30 de junio estaba tomando algo con unos amigos, cuando recibí un mensaje por WhastApp en el que un joven requería mis servicios. Hablamos un rato y aunque yo no suelo realizar encuentros fuera de Valencia ciudad, acepté acompañar a este cliente a su casa de la localidad de Manuel. Serían sobre las dos de la mañana: me recogió en su Audi gris frente a la discoteca Caché. Me llevó hasta Manuel. La verdad es que el trayecto no se me hizo muy largo. En el camino, me explicó que tenía una casa en propiedad que estaba intentando reformar, pero que se podía usar perfectamente para sus citas. También me explicó que era fontanero o algo relacionado con la construcción, pero no recuerdo ahora exactamente".
Al llegar entraron en la casa y lo primero que hizo Jorge fue mostrarle la cocaína: "Me enseñó una bola grande de lo que parecía cocaína y me propuso realizar una fiesta blanca. Él quería esnifar coca sobre mi cuerpo e introducírmela por mis órganos sexuales, tanto por delante como por detrás. Me negué, porque yo no soy consumidora. Después me ofreció una bebida, una copa de champán que me sirvió mientras yo estaba en el baño. No pude ver si me echaba algo o no en la copa. Me la tomé y me ofreció subir a la planta de arriba. Desde que me levanté del sofá, empecé a sentirme mal. Sé que subimos a la habitación y tengo imágenes de estar en la cama con el joven, pero son aisladas".
Pasado un tiempo, recobró la conciencia y Jimena empezó a sospechar que la habían drogado: "Cuando empecé a recuperarme, me empecé a poner nerviosa y tuve miedo. Me inventé una excusa y me fui al baño. Me di una ducha fría, pero por muy helada que la pusiera, no sentía la temperatura del agua. Entonces noté algo raro en la vagina: metí la mano y me saqué una piedra de cocaína del tamaño de media falange del pulgar y también tenía varias rocas por detrás. Me limpié como pude. Estaba muy asustada, porque soy delgada y me daba miedo que con eso en mi interior me pudiera pasar algo. Me sentía muy mal".
Desde el baño, contactó con una amiga. Le escribió varios mensajes contándole lo que le ocurría. "Le envié la localización de donde estaba. Entonces salí del servicio y comencé a ponerle excusas para irme. Le expliqué que una amiga iría a buscarme a la estación del tren y que era urgente. Él no puso pegas y me invitó a ir andando. Dijo que no estaba lejos. Me negué. Era de noche, no conocía el camino, estaba completamente drogada y me podía pasar cualquier cosa. Entonces él se ofreció a llevarme. Me llevó en su coche y esperamos juntos el primer tren a Valencia. Él pagó el billete. Me monté y regresé a casa".
Jimena respiró aliviada al ver cómo se cerraban las puertas y el tren se ponía en marcha alejándose de Jorge Ignacio. "Me sentía todavía rara y mareada. Cuando llegué a casa, me di cuenta de que no llevaba dinero, no había cobrado el servicio, estaba tan mareada, tan drogada y tan preocupada por salir de aquella casa, que no me di ni cuenta. Intentó volver a quedar conmigo durante el mes siguiente, pero yo no quise, y eso que al principio, antes de que pasara nada, me pareció un joven hablador, cariñoso, meloso e incluso amable".
Hay una segunda prostituta con la que El Confidencial se ha puesto en contacto. La llamaremos Jennifer. Esta es la experiencia que vivió con Jorge Ignacio en dos citas que tuvo con él, la segunda el 6 de noviembre, horas antes de la desaparición de Marta Calvo: "Me dedico a la prostitución y tengo anuncios en varias páginas de contactos de Valencia. A los clientes los recibo en una habitación que tengo alquilada en la ciudad. El 24 de octubre, alguien que dijo llamarse Wilson me escribió para pedirme relaciones sexuales. Quedamos en vernos en mi piso".
"Durante el encuentro, él no bebió alcohol, tampoco fumó ni me dejó fumar a mí, pero sí consumió cocaína. La droga se la ponía en su pene y me la introdujo. Me metía unas bolitas del tamaño de una lenteja por delante y por detrás. Cuando le dije que no lo hiciera, él negó haberlo hecho, pero sé que lo hizo porque lo noté. Cuando se terminó la cocaína, se marchó diciendo que volvería, pero no lo hizo. Ese día me pagó 440 euros por unas cuatro horas. Me pagó en efectivo y me dejó a deber la última hora y media de servicio".
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— ALERTA DESAPARECIDO (@sosdesaparecido) November 23, 2019
Volvió a llamarla unos 12 días después, el 6 de noviembre. "Me escribió por WhatsApp ofreciéndome una 'fiesta blanca', pero me exigió que no le cobrara la hora y media que me dejó a deber. Le dije que ok y vino. Solo estuvo en mi casa entre 10 y 20 minutos. Fue agresivo conmigo. Se desnudó, se duchó y pretendió mantener relaciones conmigo sin pagar. Lo noté brusco y muy nervioso. Cuando le pregunté por el dinero que me debía, se enfadó. Empezó a levantar la voz. Yo le di un cachete y le dije que se marchara de mi casa".
"Recuerdo que se levantó y se quedó parado. Me empezó a mirar de forma amenazante y me dijo que se quería quedar, pero al final se fue. Poco después, me empezó a enviar wasaps pidiéndome volver, pero estaba muy alterado y le dije que no. No recuerdo a qué hora escribió esos mensajes y yo no los he conservado. El hombre era soso y poco hablador, solo quería mantener relaciones sin parar durante todo el tiempo que pagaba. La verdad es que es la primera vez que he pasado miedo. Fue ese 6 de noviembre".
Pocas horas después, Marta Calvo fallecía en compañía de Jorge Ignacio en su casa de Manuel.
Está asustada por lo que le ocurrió con Jorge, pero sobre todo tiene miedo a que una legión de periodistas invada su privacidad. En su entorno, pocas personas saben que ejerce la prostitución y pretende que su secreto siga siendo eso, un secreto. Por eso anuncia desde ya, con un claro propósito disuasorio, su intención de no conceder entrevistas a nadie y bajo ningún concepto. Ella es joven y delgada. No la describiré más y para proteger su identidad la llamaré Jimena. Este es su testimonio, la declaración que prestó el pasado 27 de noviembre ante los investigadores de la Guardia Civil: