Primera prisión permanente en Valencia: degolló a la hija de su mujer por venganza

La sección cuarta de la Audiencia de Valencia ha condenado a prisión permanente revisable a un hombre que degolló a la hija de 2 años de su entonces esposa a modo de venganza después de que esta expresase sus deseos de divorciarse del procesado. Es la primera vez que se sentencia a una persona a la máxima pena de prisión que contempla el sistema jurídico español en la Comunidad Valenciana. Al condenado se le atribuye un delito de asesinato con la agravante de parentesco.

Los hechos por los que ha sido juzgado ocurrieron el 12 de noviembre de 2017, sobre las 16:30 horas en la comarca La Ribera, perteneciente al municipio de Alzira (Valencia). El ahora condenado convivía con su mujer y otros dos hombres a quienes había alquilado el domicilio.

Según el relato del magistrado encargado del caso, al que ha tenido acceso Las Provincias, el acusado entró en la habitación en la que dormía la hija de su entonces esposa y la "degolló con un cuchillo de cocina". Tras esto, el hombre saltó por el balcón y cayó sobre un coche.

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La sentencia — que puede ser recurrida ante la Sala de lo Civil y Penal del TSJCV —, hecha pública este martes por el Tribunal Superior de Justicia valenciano, establece que el asesino incurrió también en un delito de lesiones, pues con el crimen provocó a la madre un perjuicio psíquico irreparable — estrés postraumático y síndrome de duelo, según el medio local —. Además de la pena privativa de libertad el juez ordena el pago de una indemnización de 125.000 euros a su mujer.

El informe señala que el jurado ha tomado en cuenta que el propio condenado confesó el crimen ante los médicos forenses que lo trataron y también ante los primeros policías que lo trasladaron al hospital. En sus respuestas al Ministerio Fiscal durante el juicio dijo que no recordaba el hecho, pero pidió perdón a su esposa.

Asimismo, en el informe psiquiátrico que le practicaron aparece diagnosticado con desequilibrios psicológicos, sin embargo, estas pruebas se realizaron 19 después de que se cometiera el crimen, por lo que los médicos forenses desecharon que este trastorno pudiera ser el detonante del asesinato; ya que, además fue sometido a otro examen justo después del crimen en el que no se determinaba que el procesado padeciera alguna enfermedad. "El acusado no padece enfermedad ni deficiencia mental y tampoco hay sospecha clínica de trastorno de la personalidad", recoge la sentencia.