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El disputado voto del escaño 32: por qué hay 'overbooking' de candidatos en Valencia
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RIVERA E IGLESIAS, LOS QUE MÁS PUEDEN PERDER

El disputado voto del escaño 32: por qué hay 'overbooking' de candidatos en Valencia

Los cabezas de lista desembarcan en la Comunidad Valenciana antes del cierre en Madrid. Hay en juego más de una treintena de diputados, y más de cuatro podrían cambiar de manos el 10-N

Foto: Albert Rivera podría ser el gran perjudicado de los comicios del 10-N en las circunscripciones valencianas. (EFE)
Albert Rivera podría ser el gran perjudicado de los comicios del 10-N en las circunscripciones valencianas. (EFE)

"Ximo Puig no fue tan arrogante, supo que tenía que pactar con Podemos y Compromís para llegar a los votos", clamaba mitineramente Pablo Iglesias sobre uno de los pabellones de Feria Valencia ante una audiencia entregada. El líder de Podemos suele usar el llamado Pacte del Botànic como ejemplo para reivindicar un Gobierno de coalición con los socialistas. Lo hizo este miércoles por la mañana, menos de 48 horas después del debate en el que el candidato socialista, Pedro Sánchez, parecía alejarse de una posible negociación poselectoral e invitaba a PP y Ciudadanos a abstenerse para propiciar su investidura.

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La intervención en Valencia del líder de Podemos, en la que apeló a los votantes del PSOE para evitar "un Gobierno con [Pablo] Casado", fue confirmada un día antes y no figuraba inicialmente en la agenda semanal de actos. Cuando faltan apenas dos días para el cierre de la campaña electoral, ese aterrizaje no previsto revela el interés de los distintos candidatos por tener presencia en una de las autonomías que más parlamentarios aportan al Congreso de los Diputados, por detrás solo de Andalucía, Madrid y Cataluña.

Tanto Pablo Iglesias como Pablo Casado han modificado agendas para sus actos en Valencia. El segundo, para coincidir en día y hora con Abascal

Iglesias, como Albert Rivera el martes por la tarde en un acto algo deslucido por la escasa afluencia de público, y Sánchez, Pablo Casado y Santiago Abascal, con actos programados para este jueves, se disputan el domingo 32 escaños en la Comunidad Valenciana en un pulso en el que es muy probable que cambien de manos al menos cuatro de las actas en juego, según se desprende del análisis de los restos en la asignación de escaños y las tendencias que marcan los sondeos. De aquí salieron el 10% de los votos de PSOE y Podemos; el 11,3% y el 11,7% de Partido Popular y Ciudadanos, respectivamente, y el 12,3% de los sufragios de Vox. Es una plaza especialmente interesante para el bloque de la derecha, porque le sirve para compensar carencias en otras autonomías en las que está infrarrepresentada, como Cataluña y el País Vasco. En la suma de las tres circunscripciones —Valencia, Alicante y Castellón— logró superar el 28-A a la izquierda —incluyendo a Compromís— por un estrecho margen de diferencia. El domingo, podría ampliar su ventaja si se confirman algunas encuestas publicadas.

placeholder Pablo Iglesias, este miércoles, en Valencia. (EFE)
Pablo Iglesias, este miércoles, en Valencia. (EFE)

Que a Iglesias le interesa arrimarse al experimento valenciano de izquierdas para justificar su posición frente a los socialistas es algo evidente. Lo que no desveló a sus simpatizantes, y que explica a la vez su visita improvisada, es que Podemos tiene ahora en el aire al menos dos de los diputados que cosechó hace seis meses. Vox se quedó a menos de 6.000 votos de robar un escaño a los morados en Castellón y tiene a cerca de 9.000 sufragios el arrebatarle un segundo en Alicante. La distancia no sería preocupante para los de Iglesias si no fuera por el crecimiento que la demoscopia otorga al partido de extrema derecha y porque la confluencia entre Compromís y Más País puede quitarle unas papeletas clave para sostener su representación sin que, además, la alianza de Íñigo Errejón y los de Mónica Oltra consiga sumar nada nuevo. Més Compromís tendría que casi duplicar sus resultados de abril para hacerse con nuevas actas. Es un bocadillo perjudicial para Podemos.

Foto: Debate electoral. (Reuters)

Esta delicada circunstancia se repite para Ciudadanos. La formación naranja podría ver volatilizada la mitad de su representación si se cumplen las encuestas y pasar de registrar seis diputados apenas a tres o cuatro. Tiene casi perdido el segundo de Alicante en favor del Partido Popular y, si sufre una fuga de apoyos, como parece, cederá a socialistas o populares otro por Valencia. Si el desplome es grande y Podemos y Vox lo superan, perderá también un tercero por Castellón, donde solamente se eligen cinco.

El resultado entre bloques del domingo servirá para medir tendencias sobre la salud del Consell de izquierdas y el reparto a izquierda y derecha

La posibilidad para el Partido Popular de que una parte de su recuperación llegue desde la Comunidad Valenciana es cierta. Casado también ha modificado su agenda intercambiando un mitin en Murcia para contraprogramar a Santiago Abascal este jueves por la tarde en Valencia y competir por el voto de derechas. Vox quiere repetir el reventón de abril, cuando sorprendió reuniendo a alrededor de 4.000 personas en el Museo de las Ciencias a pocos días de acabar la campaña. En esta ocasión, el lugar elegido para el mitin central en la Comunidad Valenciana ha sido Feria Valencia, como Podemos.

Un test para la salud del Botànic

El resultado de las generales del domingo tiene también una lectura en clave autonómica. Hace seis meses, la victoria pírrica en votos en tierras valencianas de las tres derechas en la urna nacional no tuvo correlato en la urna de la Generalitat. Ambas coincidieron el mismo día en los colegios electorales, pero la izquierda revalidó la mayoría absoluta en las Cortes Valencianas con el PSPV-PSOE de Ximo Puig destacado, aunque la distancia entre bloques fue de apenas 40.000 votos y la suma del trío progresista se dejó tres diputados autonómicos.

Ese voto dual de los valencianos, especialmente significativo en el caso de Compromís, complica equiparar el resultado del domingo con lo que podría ocurrir en una nueva convocatoria a la Generalitat. Sin embargo, la foto sí refleja tendencias, y, si se confirma la recuperación de la derecha, lanzará un mensaje al barón socialista y sus socios, que han comenzado la legislatura de forma tormentosa, evidenciando diferencias en asuntos estratégicos como los presupuestos del año que viene o teniendo que responder a polémicas como la investigación abierta al hermano del presidente autonómico por las ayudas públicas recibidas por la Administración valenciana.

"Ximo Puig no fue tan arrogante, supo que tenía que pactar con Podemos y Compromís para llegar a los votos", clamaba mitineramente Pablo Iglesias sobre uno de los pabellones de Feria Valencia ante una audiencia entregada. El líder de Podemos suele usar el llamado Pacte del Botànic como ejemplo para reivindicar un Gobierno de coalición con los socialistas. Lo hizo este miércoles por la mañana, menos de 48 horas después del debate en el que el candidato socialista, Pedro Sánchez, parecía alejarse de una posible negociación poselectoral e invitaba a PP y Ciudadanos a abstenerse para propiciar su investidura.

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