Ximo Puig desafía los sondeos y la Loreg y se lanza a las urnas con Sánchez el 28-A
El barón socialista quiere aprovechar la movilización del PSOE para tratar de renovar la presidencia de la Generalitat y asestar un golpe a Compromís. La operación está repleta de riesgos
El presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig, tiene previsto anticipar la disolución del Parlamento regional un mes sobre el calendario previsto del 26 de mayo para unir las elecciones autonómicas a las generales que se celebran el próximo 28 de abril. El barón socialista ha convocado en la mañana de este lunes a su Gobierno para comunicar la decisión, tras reunirse en el Palau con la vicepresidenta, Mónica Oltra. El adelanto tiene como objetivo tratar de aprovechar la movilización del voto de izquierdas y la concentración en el PSOE de Pedro Sánchez que auguran los sondeos para asegurarse una victoria en la Comunidad Valenciana frente al bloque de la derecha y renovar así la presidencia. Pero la operación busca también asestar un golpe que debilite a su principal socio, Compromís, al que seguirá necesitando casi con toda seguridad, para rebajar su capacidad de influencia en un posible nuevo Consell o, incluso, explorar un acuerdo con Ciudadanos si dan los números.
Con su movimiento, arriesgado si se analizan el histórico de las generales en la Comunidad Valenciana y los últimos sondeos conocidos en clave territorial, Ximo Puig hace valer la prerrogativa que le otorga el Estatuto de Autonomía para disolver las Cortes, pese a las dudas jurídicas que genera la redacción de la Ley Orgánica Electoral General (Loreg), que establece la obligatoriedad de hacer coincidir autonómicas y europeas a las comunidades que celebraron elecciones propias el último domingo de 1995. Los socialistas no han ganado unas elecciones generales en la autonomía valenciana desde 1989, aunque han sido primera fuerza tras el PP en todas las convocatorias posteriores excepto 2015 y 2016, cuando fueron superados por la coalición compuesta por Podemos y Compromís, que ahora concurren por separado.
Está por ver cómo repercutirá el 28 de abril la confluencia de las dos urnas, un escenario inédito en la historia de la democracia autonómica. La gran incógnita es saber si Puig será capaz de sumar una mayoría suficiente, que fía a una participación masiva. Será la primera vez que la autonomía rompe con el calendario de los territorios de régimen común de celebrar comicios el último domingo de mayo junto a las municipales.
La operación de anticipo cuenta con el respaldo del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el secretario federal de Organización y ministro de Fomento, José Luis Ábalos, que confían en que la fusión de las dos convocatorias impulse al PSOE en la Comunidad Valenciana y ayude a consolidar la victoria socialista en toda España el 28 de abril. También Puig ha recabado el respaldo del tercero de sus socios, Podemos, que cree que obtendrá mejor resultado en el Parlamento regional si se produce el anticipo. Compromís, a través de su lideresa Mónica Oltra, ha mostrado su oposición completa al adelanto, por lo que este implica la ruptura total del llamado Pacto del Botánico y augura una campaña muy dura y sin concesiones entre los que han sido aliados desde que la izquierda desalojó al Partido Popular de la Generalitat en 2015.
El presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig, tiene previsto anticipar la disolución del Parlamento regional un mes sobre el calendario previsto del 26 de mayo para unir las elecciones autonómicas a las generales que se celebran el próximo 28 de abril. El barón socialista ha convocado en la mañana de este lunes a su Gobierno para comunicar la decisión, tras reunirse en el Palau con la vicepresidenta, Mónica Oltra. El adelanto tiene como objetivo tratar de aprovechar la movilización del voto de izquierdas y la concentración en el PSOE de Pedro Sánchez que auguran los sondeos para asegurarse una victoria en la Comunidad Valenciana frente al bloque de la derecha y renovar así la presidencia. Pero la operación busca también asestar un golpe que debilite a su principal socio, Compromís, al que seguirá necesitando casi con toda seguridad, para rebajar su capacidad de influencia en un posible nuevo Consell o, incluso, explorar un acuerdo con Ciudadanos si dan los números.
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