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Un Vox sin candidatos agita el tablero político valenciano y pone en guardia a la izquierda
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Un Vox sin candidatos agita el tablero político valenciano y pone en guardia a la izquierda

El resultado de Andalucía espolea al Consell de Puig y Oltra y da esperanzas al PP de recuperar la Generalitat. Marejada interna en Vox por el control de la organización

Foto: José María Llanos (i), con Santiago Abascal (d) en la sede de Lo Rat Penat.
José María Llanos (i), con Santiago Abascal (d) en la sede de Lo Rat Penat.

¿Será la Comunidad Valenciana la nueva Andalucía? La pregunta está en el aire de los mentideros políticos locales y capitalinos. La irrupción de Vox, hasta ahora un 'outsider' de la política, ha decantado los bloques ideológicos andaluces hacia la derecha. La autonomía, tras más de tres décadas en manos del PSOE, ha cambiado de color como consecuencia del desgaste propio de los socialistas y el impacto sobre el electorado del debate identitarista y un nuevo españolismo alimentado por la tensión independentista en Cataluña.

En tierras valencianas las circunstancias son algo distintas y similares a la vez, con un Gobierno autonómico de izquierdas que apenas lleva tres años largos en el poder y que sustituyó a un Partido Popular agotado y lastrado por una larga lista de casos de corrupción. Sin embargo, la presencia en la Generalitat de una formación de corte nacionalista como Compromís y las dificultades del 'president' socialista, Ximo Puig, y la vicepresidenta, Mónica Oltra, para consolidar un relato y un discurso propios frente al monotema catalán están dando a los populares esperanzas de que pueda producirse un cambio en mayo. A raíz de la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa, el barón del PSOE sintió la tentación de adelantar las elecciones para singularizar la convocatoria valenciana, extremo que parece haber descartado definitivamente tras la debacle del puño y la rosa en Andalucía. La experiencia de su colega Susana Díaz no ha sido para nada positiva y, pese a los riesgos de que un 'superdomingo' ahogue los debates autonómicos y municipales, todo indica que la mejor opción para el Consell del Botánico pasa por confluir con el conjunto de citas con las urnas.

placeholder Ximo Puig e Isabel Bonig. (EFE)
Ximo Puig e Isabel Bonig. (EFE)

La presidenta regional del PP, Isabel Bonig, tiene todas sus esperanzas depositadas en la posible suma de las derechas para recuperar para su partido el cetro autonómico. A los populares no les duelen prendas en admitir que están dispuestos a pactar con Vox pese a sus planteamientos de derecha radical y sus propuestas fuera de la Constitución, como la supresión de las autonomías. Por su parte, Ciudadanos se mueve en posiciones más ambiguas, incómodo ante la posibilidad de que la irrupción de Vox contamine sus posiciones centristas en cuestiones sociales, pese a competir abiertamente con el PP y Vox por el discurso contra los nacionalismos periféricos y en la carrera por ponerse la bandera española por montera.

El terreno está abonado para Vox, pero habrá que ver si la suma de votos de la derecha es suficiente como para desbancar a la coalición de izquierdas

Lo que se palpa en los ambientes conservadores regionales es que Vox ha despertado una ilusión por el cambio que ni Bonig ni Ciudadanos, que no ha sabido generar un espacio propio claro en la Comunidad Valenciana, eran capaces de ofrecer al electorado más a la derecha. Está por ver si el partido de Santiago Abascal es capaz de rebasar la siempre complicada barrera del 5% autonómico que da el pasaporte para las Cortes Valencianas. El crecimiento de los sentimientos antiautonomistas, que ya seducen al 30% del electorado, según los microdatos del últimos CIS, y la constante cuestión soberanista en Cataluña, con la relación tradicional de amor-odio que los valencianos tienen con su vecino del norte, parecen abonar el terreno para el crecimiento de Vox. Pero esa irrupción será muy probablemente a costa del PP o Ciudadanos, por lo que habrá que ver si la suma de votos de la derecha es suficiente como para desbancar a la actual coalición de izquierdas. El primer factor que hace distinto el contexto con Andalucía será el de la participación, de apenas un 58% en aquella autonomía. La media en las autonómicas y municipales en la Comunidad Valenciana es del 70% y la presencia de al menos tres urnas, por la coincidencia con las europeas, augura una importante movilización del electorado.

Foto: El líder de Vox, Santiago Abascal, durante la noche electoral del pasado domingo. (Reuters)

Esa expectativa ha situado a Vox en una nueva posición. Tras las andaluzas, el partido de extrema derecha ha pasado de ser una posibilidad a una realidad. Esto ha generado ya tensiones internas por el control de una organización regional (el partido se organiza por provincias) todavía minúscula en estructuras con no más de 4.000 afiliados, aunque en constante crecimiento. A la espera de las primarias recogidas en sus estatutos, una de las incógnitas por despejar es quiénes serán sus carteles electorales. La pasada semana, en un comunicado remitido a la televisión autonómica privada TV Mediterráneo, la sobrina de la exalcaldesa de Valencia, la fallecida Rita Barberá, afirmaba estar "a disposición incondicional" del partido, en referencia, no al Partido Popular al que pertenecía su tía, sino a Vox, al que se se afilió hace un año, según admitió ella misma. En su escrito trataba de quitarse de encima la presión sobre si tiene previsto optar a alguna de las candidaturas de la formación derechista, un debate que calificó de "extemporáneo" y "aventurado", pero la mera referencia a su disponibilidad ha desatado todo tipo de especulaciones sobre los planes de Rita Corbín Barberá y el impacto que esto podría tener en la expectativas electorales de Vox en tierras valencianas.

placeholder Cristina Seguí fue cara visible de Vox en Valencia hasta 2014, cuando abandonó la formación.
Cristina Seguí fue cara visible de Vox en Valencia hasta 2014, cuando abandonó la formación.

Sin ninguna trayectoria política ni ascendencia social más allá del segundo apellido, se ha interpretado el acercamiento a Vox tanto de la sobrina de Barberá como de su padre, el abogado José María Corbín, como una suerte de venganza fría por el trato que el Partido Popular dispensó a la exalcaldesa cuando se vio envuelta en el caso Taula sobre financiación irregular y su caso acabó en el Tribunal Supremo. Sin embargo, pese al ruido mediático, lo cierto es que apenas ha habido conversaciones entre la familia y la dirección del partido representada por el presidente provincial, José María Llanos, un profesor de Derecho de la Universidad de Valencia bien relacionado con Abascal que trata de gestionar el crecimiento de afiliados de la formación tras el resultado en las elecciones andaluzas.

Pese a la "disposición" de la sobrina de Rita Barberá para ser candidata de Vox apenas ha habido contactos con Llanos, presidente provincial

Sectores ligados a Vox perciben en la operación Corbín-Barberá un intento del cuñado de la fallecida política conservadora de seguir manteniendo la influencia en la gobernabilidad de la ciudad de Valenciana que llegó a tener antes de la pérdida del poder del PP en 2015 y la aparición del caso Taula. Corbín, que fue simpatizante de la ultraderechista y franquista Fuerza Nueva en su juventud, es abogado de María del Carmen García Fuster, exsecretaria del grupo popular y principal investigada en la causa por blanqueo de capitales y delito electoral en el PP de la ciudad de Valencia. El nombre del letrado incluso aparece en informes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil como asesor jurídico de Laterne, la empresa a la que se atribuye un papel clave en la canalización de fondos de contratistas del consistorio al PP.

Pocos ven a Rita Corbín como cabeza de cartel en unas autonómicas, un puesto al que podrían optar la columnista y colaboradora de Ok Diario, Cristina Seguí, si así lo promueve Abascal, o el propio Llanos si percibe la posibilidad de entrar en las Cortes Valencianas. Seguí formó parte de la dirección de Vox hasta 2014, cuando dimitió tras acusa al entonces presidente provincial, José Luis González Quirós, de lucrarse con la organización, y podría plantearse el regreso al partido. Por su parte, Llanos se decantaba hasta ahora por encabezar la lista al Ayuntamiento de Valencia, donde el partido cree que tiene más opciones de obtener representación.

La batalla de Valencia

Para este puesto, el del cartel para el consistorio valenciano, hay otra persona que podría dar la batalla. Se trata de un viejo conocido de los movimientos de agitación anticatalanista, el abogado y presidente del Grup d'Acció Valencianista (GAV), Juan García Sentandreu. Afiliado de Vox desde hace meses, Sentandreu ha liderado la incorporación a este partido de los simpatizantes de la llamada Coordinadora d'Entitats Culturals del Regne de València, que agrupa a algo más de dos centanares de personas y fue la organizadora de una marcha en Valencia contra el independentismo catalán que reunió en noviembre de 2017 a varios miles de personas. Sentandreu y Llanos están enfrentados, aunque por ahora el segundo mantiene el control del partido.

En Alicante, Ana María Cerdán, residente en Villena y presidenta provincial, parece liderar la formación de extrema derecha con cierta comodidad, aunque no ha despejado todavía si optará a la lista.

¿Será la Comunidad Valenciana la nueva Andalucía? La pregunta está en el aire de los mentideros políticos locales y capitalinos. La irrupción de Vox, hasta ahora un 'outsider' de la política, ha decantado los bloques ideológicos andaluces hacia la derecha. La autonomía, tras más de tres décadas en manos del PSOE, ha cambiado de color como consecuencia del desgaste propio de los socialistas y el impacto sobre el electorado del debate identitarista y un nuevo españolismo alimentado por la tensión independentista en Cataluña.

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