El máster de Montón pone en riesgo el plan B de Sánchez si Ximo Puig fracasa en 2019
La promoción al Ministerio de Sanidad la situaba como posible sucesora de Ximo Puig si no alcanza su objetivo de conservar la presidencia de la Generalitat tras las autonómicas
Pedro Sánchez tiene una nueva ministra en la picota. El primer titular de cartera que tuvo que salir a dar explicaciones sobre la existencia de irregularidades en su trayectoria personal y profesional fue Màxim Huerta. El ya ex responsable de Cultura fue forzado a dimitir tras destapar El Confidencial que había usado una sociedad instrumental para eludir el pago de impuestos y que tuvo que desembolsar una multa de 300.000 euros. Ahora es su prometedora ministra de Sanidad, la también valenciana Carmen Montón, la que se estrenó este lunes teniendo que someter al escrutino de los medios de comunicación la limpieza del proceso académico de su título de Máster en Estudios Interdisciplinares de Género en la Universidad Rey Juan Carlos. Según desveló 'eldiario.es', la ministra obtuvo el certificado en el centro público de forma irregular, algo que ella niega.
En su primera respuesta, Montón no ha mostrado ninguna intención de dimitir. Atribuyó a manos ajenas los posibles errores o defectos de su expediente y se encastilló al asegurar que siguió en todo momento las instrucciones de los responsables de Instituto de Derecho Público, el satélite de la URJC dirigido por Enrique Álvarez Conde, señalado también en los casos de los másteres polémicos del líder del Partido Popular, Pablo Casado, y la expresidenta de la Comunidad de Madrid Cristina Cifuentes.
Ni Sánchez ni Puig contemplan la pérdida de la Comunidad Valenciana tras los próximos comicios autonómicos, pero Montón estaba bien situada
Pero la presión política y la aparición de nuevas revelaciones sobre la titulación pueden hacer temblar el suelo sobre el que Montón se asienta en el Gobierno. De momento, el asunto de la titular de Sanidad está en una fase indiciaria, pero la Justicia tiene abiertos procedimientos a la URJC, por lo que no es descartable que termine judicializado. Si es así, o si queda en evidencia que Montón hizo trampas para obtener su posgrado, la dirigente socialista comenzará a ver la puerta de salida del gabinete. Los socialistas fueron muy críticos con Cifuentes y también con Pablo Casado. El propio presidente del Ejecutivo lanzó reproches sobre catadura moral de los dirigentes populares cuando surgieron las dudas sobre su currículo. En coherencia, Sánchez se arriesga a perder a la mujer con la que pretendía desplegar algunas de sus políticas sociales y de extensión de derechos de la salud, como la recuperación de la sanidad universal o la eliminación de los copagos farmacéuticos, prevista para 2019.
Pero no solo eso. También puede perder la baza para un hipotético proceso de renovación en el caso de que uno de los barones del PSOE, el 'president' Ximo Puig, no logre conservar la presidencia de la Generalitat valenciana en las próximas elecciones autonómicas, previstas para mayo de 2019 si no hay adelanto. Con apenas 42 años, Carmen Montón acumula una meteórica y a la vez experimentada carrera política que la ha llevado desde una concejalía de su localidad natal (Burjassot) al Congreso de los Diputados durante tres legislaturas, la Conselleria de Sanidad tras el cambio político de 2015 en la Comunidad Valenciana y, finalmente, al Ministerio de Sanidad al ocupar Pedro Sánchez La Moncloa.
En las filas socialistas, es uno de los nombres que está en las quinielas de un posible relevo en la segunda federación socialista si se diese el caso de que Puig desalojase el Palau de la Generalitat, bien por una derrota del bloque de centro-izquierda y un acuerdo entre el Partido Popuar y Ciudadanos, o bien porque Mónica Oltra lograse superar en votos y escaños a los socialistas con Compromís o recibiese el respaldo de Podemos para alcanzar la presidencia. Por ahora, son pocos los sondeos que contemplan el primer escenario, el de una mayoría absoluta del centro-derecha, pero quedan ocho meses de legislatura autonómica y es pronto para anticipar resultados.
Lo que sí es cada vez más evidente es el pulso competitivo entre los tres socios del Pacto del Botánico por sacar perfil y pelear voto a voto. Esta tensión irá elevándose conforme se acerque la cita electoral, por más que Ximo Puig, Mónica Oltra y Antonio Estany, líder de Podemos en la Comunidad Valenciana, se hayan conjurado para agotar el mandato y tratar de ofrecer una imagen de estabilidad que no penalice al conjunto del tridente.
Pedro Sánchez designó a Montón para desplegar políticas de extensión de derechos sanitarios, una de las bazas estrella de su Gobierno
Es casi seguro que Ximo Puig, tras haber ejercido el papel de 'president', no aceptaría un puesto de segundón si el PSOE no logra ser la fuerza más votada del bloque de izquierdas. De producirse esta hipótesis, cedería el paso a un nuevo liderazgo. Y ahí es donde Carmen Montón estaba hasta ahora bien situada, al contar con el respaldo del sanchismo, representado en la federación valenciana por el poderoso secretario de Organización del PSOE y ministro de Fomento, José Luis Ábalos. Cuadros del partido creen ver esa misma ambición sucesora en el propio Ábalos, que no ha dudado en ocupar con sus afines todos los espacios que le ha permitido su cargo junto a Sánchez: desde la Delegación del Gobierno hasta nombramientos en empresas estatales. Otras fuentes del partido sostienen, no obstante, que si se abriese la batalla de la sucesión de Ximo Puig, Ábalos trataría de situar a una persona de su confianza en lo que sería seguro una nueva batalla en el seno de los socialistas valencianos.
Todo eso es política ficción, porque por ahora no entra en los planes ni de Puig ni de Sánchez perder el poder en la Comunidad Valenciana. La autonomía es un laboratorio de gestión compartida de fuerzas de izquierda tratando de preservar el poder y a la vez implementar sus políticas, como actualmente están haciendo el PSOE y Podemos para el conjunto de España. Pero Montón estaba en la recámara de un plan B potencial de Sánchez si la cosa se torcía en el territorio. La polémica del máster podría cercenar de cuajo esa posibilidad si la ministra se ve forzada a dejar el puesto y pasar a un segundo plano. Sería uno de esos golpes de los que es difícil, por no decir imposible, recuperarse en política.
Pedro Sánchez tiene una nueva ministra en la picota. El primer titular de cartera que tuvo que salir a dar explicaciones sobre la existencia de irregularidades en su trayectoria personal y profesional fue Màxim Huerta. El ya ex responsable de Cultura fue forzado a dimitir tras destapar El Confidencial que había usado una sociedad instrumental para eludir el pago de impuestos y que tuvo que desembolsar una multa de 300.000 euros. Ahora es su prometedora ministra de Sanidad, la también valenciana Carmen Montón, la que se estrenó este lunes teniendo que someter al escrutino de los medios de comunicación la limpieza del proceso académico de su título de Máster en Estudios Interdisciplinares de Género en la Universidad Rey Juan Carlos. Según desveló 'eldiario.es', la ministra obtuvo el certificado en el centro público de forma irregular, algo que ella niega.
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