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¿Será Valencia la nueva Barcelona? Cómo las élites locales cortejan a CaixaBank y Sabadell

El banco de Jordi Gual prepara un consejo asesor territorial y Josep Oliu va camino de asentarse en la Asociación Valenciana de Empresarios. La burguesía local, agitada por las nuevas sedes

Foto: Gonzalo Gortázar, en el centro, en la presentación de resultados de CaixaBank en Valencia. (EFE)
Gonzalo Gortázar, en el centro, en la presentación de resultados de CaixaBank en Valencia. (EFE)

La fuga de sedes de CaixaBank o Sabadell ha sido un golpe psicológico para los sectores catalanistas (‘indepes’ o no). Las dos entidades, emblemas clásicos de la economía de Cataluña, mantendrán en su tierra de origen sus estructuras operativas y sus equipos directivos, al menos por el momento. Pero, aunque la convivencia se mantenga en el hogar, la ruptura formal de este matrimonio histórico erosiona la autoestima colectiva en no pocos ámbitos catalanes. Las emociones encuentran un terreno fértil en lo simbólico. Y escuchar al consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, presentar unos resultados fuera de las moquetas de la avenida Diagonal y decir que el cambio de sede social “no es temporal” lanza un mensaje contundente sobre la posición de la entidad, del mismo modo que el Sabadell ha dejado claro que ha buscado refugio en Alicante con vocación de permanencia.

CaixaBank no ha dudado en escenificar sin complejos su nueva condición de emigrante. El lunes, su presidente, Jordi Gual, mantuvo una reunión previa con el ‘president’ valenciano, Ximo Puig, en el Palau de la Generalitat en Valencia que se prolongó durante más de una hora. “Muy cordial y muy bien”, explicaban desde la entidad. Gual puede haber sido uno de los más reacios a la hora de buscar seguridad jurídica fuera de Cataluña, pero una vez tomada la decisión, el banco ha ido a por todas. Para este martes, desplazó a más de 100 periodistas desde Madrid y Barcelona para enseñarles su nueva casa, el mítico edificio proyectado por Javier Goerlich que fue sede del malogrado Banco de Valencia, engalanado para la ocasión con cartelería corporativa y la bandera estelada de Joan Miró ubicada junto a la europea, la valenciana y la española en la puerta de acceso principal.

placeholder El antiguo edificio del Banco de Valencia, engalanado con la cartelería de CaixaBank. (Reuters)
El antiguo edificio del Banco de Valencia, engalanado con la cartelería de CaixaBank. (Reuters)

A partir de ahora, este edificio de la calle Pintor Sorolla, que durante el 'boom' inmobiliario albergó una y mil reuniones entre el que fuera consejero delegado del Banco de Valencia Domingo Parra y empresarios locales para diseñar pelotazos, será el escenario de los consejos ordinarios, de la presentación de resultados y de las juntas de accionistas de la entidad catalana. “Si el consejo de administración hubiera querido decir que el traslado es temporal, lo hubiera dicho, y no lo ha hecho”, resaltó este martes Gortázar, quien justificó la elección por razones de “estabilidad” y “confianza” en la Comunidad Valenciana.

En público, se lamenta la salida de sedes; en privado, se trabaja para consolidarlas. Se echaba de menos la plaza financiera

Aunque los resultados trimestrales se presentarán en Madrid el viernes, el Banco Sabadell también ejercitará su propia teatralización este jueves en Alicante, con una comida de sus consejeros y su presidente, Josep Oliu, con Puig. La relación de Gual con Puig todavía está por trabajarse, pero con Oliu las cosas son distintas. Ambos se conocen desde hace años e incluso comparten jornadas estivales en Morella, pueblo de Castellón del que fue alcalde el barón socialista y donde veranea el presidente del Sabadell.

Foto: El consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar

En un conflicto tan bipolar como el catalán, las mudanzas se perciben con cierta euforia contenida entre las élites valencianas, tanto políticas como empresariales, que ven la llegada de bancos un gran empujón en términos de imagen para un autonomía que había cultivado en los últimos años fama de cuna de la corrupción por los casos que salpican al Partido Popular, y que aún no ha cerrado la herida de la pérdida de su sistema financiero propio (Bancaja, Banco de Valencia y CAM). En este contexto, desde Ximo Puig hasta los líderes empresariales, ninguno ha dudado en cortejar a sus nuevos inquilinos financieros. En público, se lamenta la salida de sedes; en privado, se trabaja para consolidarlas. Se echaba de menos la plaza financiera.

placeholder Ximo Puig (i) conversa con el presidente de CaixaBank, Jordi Gual. (EFE)
Ximo Puig (i) conversa con el presidente de CaixaBank, Jordi Gual. (EFE)

Los patrones valencianos se han puesto a disposición de los bancos. El Colegio de Registradores y la Confederación Empresaria Valenciana (CEV, adscrita a la CEOE) se han ofrecido para agilizar todos los trámites administrativos necesarios para formalizar los cambios de sedes, al tiempo que las cámaras de Comercio asesoran a todo aquel empresario catalán que lo pide en la búsqueda de soluciones. “Lo que está ocurriendo no nos gusta a nadie, pero hay que posicionarse porque si no, lo harán otros. Creemos que si se mantiene la conflictividad en Cataluña, habrá una segunda oleada de fugas y ya no será solamente de sedes sociales”, señalan fuentes patronales valencianas.

El banco de Jordi Gual prepara un consejo asesor territorial y Josep Oliu va camino de asentarse en la Asociación Valenciana de Empresarios

Ahora queda saber cómo se integrarán (si lo hacen) los máximos ejecutivos bancarios en las estructuras de las élites locales, deseosas de estrechar vínculos como en su día hizo la burguesía catalana con sus bancos. El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, por ejemplo, siempre tuvo claro que para conservar la masa crediticia y los depositantes heredados de Bancaja debía hacer de Valencia su segunda residencia profesional tras Madrid. 'Goiri' visita regularmente la Comunidad Valenciana, ha desplegado diversos planes de responsabilidad social y ha sido sensible a las opiniones de los patronos locales, hasta el punto de sumarse a la batalla en favor del corredor mediterráneo, de asociar el banco a la CEV que preside Salvador Navarro e integrarse en la influyente Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), el club privado presidido por Vicente Boluda al que solamente se accede por invitación.

placeholder El edificio de CaixaBank, con las banderas de la UE, de España, de la Comunidad Valenciana y del banco.
El edificio de CaixaBank, con las banderas de la UE, de España, de la Comunidad Valenciana y del banco.

Sabadell, primero, y CaixaBank, después, también han terminado por asociarse a la CEV como herederas de la CAM y el Banco de Valencia, y desarrollan programas sociales. En ámbitos empresariales se especula con que AVE abrirá sus puertas a los presidentes de los dos bancos migrantes. Oliu ya ha participado en varias reuniones del ‘lobby’ comandado por Boluda y Juan Roig (presidente de Mercadona y accionista del Sabadell), por lo que no sería de extrañar una mayor implicación con esta asociación. Queda por conocer cómo se moverá Gual. De entrada, CaixaBank prepara un consejo territorial asesor en el que prevé dar cabida a empresarios locales, según ha podido saber El Confidencial. Es uno de los proyectos que tiene en mente el nuevo director territorial, Xicu Costa, un ejecutivo de banca procedente de la territorial de Baleares que ha sustituido a Bibiano Martínez, elevado ahora a una dirección ejecutiva adjunta a la Dirección de Negocio.

"Creemos que si se mantiene la conflictividad en Cataluña, habrá una segunda oleada de fugas. Y ya no será solo de sedes sociales", dicen los patronos

Sabadell y CaixaBank juegan en la Champions de la banca en España como cotizantes del Ibex 35. Pero no son las únicas entidades que han elegido Valencia como nuevo domicilio social. También lo ha hecho Banco Mediolanum, filial del italiano Gruppo Mediolanum, especializado en asesoramiento financiero. Aunque abre sus puertas a todo tipo de clientes y servicios, está muy entroncado con pequeños y medianos inversores, lo que lo vincula con una parte de la burguesía valenciana.

placeholder Joaquín Maldonado, responsable de Banco Mediolanum en Valencia y Madrid. (Alberto Sáiz)
Joaquín Maldonado, responsable de Banco Mediolanum en Valencia y Madrid. (Alberto Sáiz)

Mediolanum y la burguesía valenciana

Joaquín Maldonado, director de Banco Mediolanum en la Comunidad Valenciana y también en la zona centro de España, es el mejor representante de ese vínculo. Maldonado forma parte de una de las familias clásicas de la burguesía valenciana. Es descendiente de Joaquín Maldonado Almenar, uno de los fundadores de la Bolsa de Valencia, que estuvo ligado a la Derecha Regional Valenciana (versión local de Unió Democràtica de Catalunya). Maldonado se encarga de tratar de hacer crecer la cartera de clientes de Mediolanum, un banco que tiene en la Comunidad Valenciana su segundo mercado más importante, casi al mismo nivel que en Cataluña.

El patrimonio total que gestiona y administra Mediolanum es de 4.494 millones de euros. En Cataluña está el 29,6%, y en la Comunidad Valenciana el 27,5%. Los porcentajes son similares en cuanto a número de clientes, 115.000 en total, de los cuales el 32,1% está en tierras catalanas y el 27,5%, en el vecino del sur. Este reparto tiene correlación también en el número de asesores financieros (que denomina internamente 'family bankers'), un ejército de 862 autónomos que trabaja en exclusiva para el banco de origen barcelonés gestionando las carteras de sus clientes. Todo esto explica que la entidad haya elegido el edificio que ocupa en la céntrica calle Roger de Lauria (en plena City local) para ubicar su razón social en su huida de la crisis independentista de Cataluña.

La fuga de sedes de CaixaBank o Sabadell ha sido un golpe psicológico para los sectores catalanistas (‘indepes’ o no). Las dos entidades, emblemas clásicos de la economía de Cataluña, mantendrán en su tierra de origen sus estructuras operativas y sus equipos directivos, al menos por el momento. Pero, aunque la convivencia se mantenga en el hogar, la ruptura formal de este matrimonio histórico erosiona la autoestima colectiva en no pocos ámbitos catalanes. Las emociones encuentran un terreno fértil en lo simbólico. Y escuchar al consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, presentar unos resultados fuera de las moquetas de la avenida Diagonal y decir que el cambio de sede social “no es temporal” lanza un mensaje contundente sobre la posición de la entidad, del mismo modo que el Sabadell ha dejado claro que ha buscado refugio en Alicante con vocación de permanencia.

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