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El desahucio del 'Santísima Trinidad', el 'artefacto flotante' que divide a Alicante
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retirado del paseo marítimo el 7 de julio

El desahucio del 'Santísima Trinidad', el 'artefacto flotante' que divide a Alicante

La Autoridad Portuaria dice que no es seguro mantenerlo a flote ni como atracción turística. Su propietario asegura que el ayuntamiento quiere hundirlo por motivos estéticos

Un buque de acero revestido de madera de 2.500 toneladas, con un total de 2.400 metros cuadrados y cuatro plantas —reproducción del 'Santísima Trinidad', que se hundió en la batalla de Trafalgar en 1805—, podría acabar en un desguace o incluso hundido frente a la costa si no se arregla el litigio que mantienen la Autoridad Portuaria de Alicante y su propietario, Rafael Ibáñez, un empresario madrileño afincado en Murcia.

Vea todas las fotos del barco, antes y después del traslado

La copia del barco histórico fue construida hace 12 años, consiguió certificado de “buque atracado a puerto” y matrícula en Algeciras (pinche aquí para ver el documento), y, tras una etapa en Málaga, se instaló en el paseo marítimo de Alicante en 2011, alojando un restaurante y un bar de copas. “Los propietarios eran hosteleros y no le dedicaron ningún mantenimiento. Al limpiarlo a fondo, se abrió un poro de cuatro milímetros. Se asustaron, no tenían sistema de achique de aguas y me lo vendieron. Yo metí buzos, reparé la avería, sustituí la tornillería y lo hice estanco con doble casco”, dice Ibáñez.

Por el trato inicial —la compra del 'Santísima Trinidad'— pagó solo un euro. Después, afirma, se vio obligado a desembolsar “una importante suma” por la propiedad de la sociedad (Navío Santísima Trinidad SL) a cuyo nombre estaban registrados los permisos de explotación. Los problemas empezaron pronto y el pequeño armador lo achaca todo a una suerte de persecución orquestada por el tripartito de izquierdas que gobierna Alicante. "Quieren que nos llevemos el barco porque no les ha gustado nunca", dice.

placeholder Objetos acumulados en el interior del barco. (EC)
Objetos acumulados en el interior del barco. (EC)

Un informe de la Capitanía Marítima señaló carencias de seguridad que llevaron a la Autoridad Portuaria de Alicante (APA) a negar una nueva concesión tras haber caducado la primera a finales de 2016, instando a su traslado del muelle en el que se ubicaba para evitar daños personales, o que se escorase y colisionase con otras embarcaciones de la marina interior.

Sin velas ni motor

Ante la negativa del propietario, explican fuentes del puerto, la APA acudió a los juzgados, que ordenaron el traslado de lo que hoy es un “artefacto flotante”, pues la réplica del 'Santísima Trinidad' fue reclasificada como tal en abril de este año, ya que no puede navegar sin un remolque, al no disponer de velas, motor, ni centro de mando. “El juez entendió que era peligroso y autorizó el traslado al muelle 7 a la espera de que el dueño se lo llevase. El barco se vendió para desguace. Esa era la finalidad. Ya sabían que no podía estar allí", señalan.

placeholder Uno de los salones del interior del barco. (EC)
Uno de los salones del interior del barco. (EC)

La versión de Ibáñez es radicalmente distinta a la de las autoridades. Él asegura haber realizado dos peritajes independientes firmados por técnicos navales (pinche aquí para ver el documento) que certificarían la flotabilidad y estanqueidad del barco. “He reparado y salvado el buque y ahora no nos dejan abrirlo. Nosotros no queremos volver a abrir el restaurante, sino hacer un museo naval con fines turísticos, una cafetería y una tienda de 'souvenirs”, dice. “Además, un artefacto flotante no necesita un certificado de navegabilidad, que es lo que nos piden”, insiste. Y pide tiempo hasta otoño para efectuar una inspección en seco que, asegura, ya tiene apalabrada en un astillero.

Pero el proceso que lleva hacia el desguace del buque sigue adelante. La madrugada del 4 de julio, las autoridades lo sacaron del paseo marítimo y lo trasladaron a un muelle exterior. “Se lo llevaron dando golpes contra las palmeras y ahora está mucho peor que antes. El mástil de proa casi está partido y los costados los han machacado. La plataforma de entrada se les ha caído al agua y ni siquiera se puede acceder. Además, han cortado la luz, de manera que si se abre una vía de agua, no se va a poder achicar. Está en una zona donde sufre muchos más golpes de mar y con profundidad suficiente para hundirlo, que yo creo que es lo que están buscando”, dice.

El mástil de proa casi está partido y los costados los han machacado. La plataforma de entrada se les ha caído al agua y ni siquiera se puede acceder

En la Autoridad Portuaria aseguran que si sigue corriendo el tiempo e Ibáñez no saca la réplica del recinto portuario, tendrán que devengarle también los gastos por la “estancia irregular” y acudirá de nuevo a los tribunales para que ordenen su retirada. Mientras tanto, el propietario ha recurrido las decisiones en los tribunales al tiempo que ha pedido ayuda a dos ministerios (Cultura y Turismo), asegurando que en el ayuntamiento quieren deshacerse del barco a toda costa al considerarlo un símbolo de la Armada que no representa a la ciudad y contamina la imagen del paseo marítimo con su presencia.

Vea todas las fotos del barco, antes y después del traslado

Desde el Ayuntamiento de Alicante se desmarcan de la responsabilidad en la toma de decisiones de la Autoridad Portuaria, señalan que la polémica queda fuera de sus competencias y niegan que existan motivaciones políticas en la polémica del 'Santísima Trinidad'. No obstante, fuentes cercanas a la alcaldía de Gabriel Echávarri admiten que hay “miembros de la corporación a los que no les gustaba el barco y otros a los que sí”, pero que “lo que está claro es que no vamos a permitir que algo pueda poner en riesgo la vida de las personas”.“Si la Autoridad Portuaria ha decidido que la embarcación no puede seguir prestando la actividad, es porque existe un informe de Capitanía Marítima que afirma que no cumple con las medidas necesarias de seguridad”, concluyen.

Un buque de acero revestido de madera de 2.500 toneladas, con un total de 2.400 metros cuadrados y cuatro plantas —reproducción del 'Santísima Trinidad', que se hundió en la batalla de Trafalgar en 1805—, podría acabar en un desguace o incluso hundido frente a la costa si no se arregla el litigio que mantienen la Autoridad Portuaria de Alicante y su propietario, Rafael Ibáñez, un empresario madrileño afincado en Murcia.

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