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Sánchez se da un baño de "imperio gay" en el ecuador de la batalla por ser segundo
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marcha del orgullo y mitin central en valencia

Sánchez se da un baño de "imperio gay" en el ecuador de la batalla por ser segundo

El líder del PSOE cierra filas con Ximo Puig resignados al 'sorpasso' de Compromís-Podemos pero con dos escaños en juego que pueden ser claves para dirimir la Presidencia del Gobierno

Foto: Mónica Oltra, Ximo Puig y Pedro Sánchez, en la manifestación del Orgullo Gay en Valencia, este 18 de junio. (EFE)
Mónica Oltra, Ximo Puig y Pedro Sánchez, en la manifestación del Orgullo Gay en Valencia, este 18 de junio. (EFE)

La Presidencia del Gobierno depende de un puñado de votos. Decenas de escaños están el aire en estos momentos en toda España y de la asignación de esos restos en virtud de la 'ley D'Hondt' dependerán las mayorías posibles en un Congreso de los Diputados que todo indica que volverá a estar fragmentado. El PSOE es uno de los partidos que más se juega en esta cita electoral, no sólo por si su candidato Pedro Sánchez es capaz o no de alcanzar La Moncloa, sino porque, de no lograrlo, tendrá que verse en la tesitura de elegir entre pactar con Pablo Iglesias o dejar que el Partido Popular siga gobernando, aunque sea condicionándolo a una salida por la puerta de atrás Mariano Rajoy. En los dos casos, los socialistas se adentran en un túnel de incertidumbre de ignotas consecuencias para su futuro.

Ese estado político hamletiano y atormentado sólo tiene una vacuna: ganar las elecciones o, en su defecto, ser segundos y aspirar a reclamar apoyos de terceros. Ninguna de las encuestas conocidas hasta ahora vaticinan el primer escenario y son varias las que ya alumbran que cada vez resulta más complicado el segundo, como la realizada por DYM para El Confidencial, según la cual Unidos Podemos ya aventaja al PSOE tanto en votos como en escaños.

Un par de estos escaños claves para configurar mayorías y legitimar aspirantes a la Presidencia del Gobierno está en la Comunidad Valenciana. Aquí, los socialistas tienen en el aire una de las tres actas obtenidas en Alicante el 20-D (que podría pasar a manos del PP) y la posibilidad de intentar arrancar algún otro diputado en Valencia, algo que parece muy complicado por el empuje de A la Valenciana (la coalición de Compromís, Podemos y Esquerra Unida, la marca autonómica de IU).

Procedente de Barcelona, Pedro Sánchez visitó Valencia toda la tarde de este sábado con la intención de tratar de afianzar sus posiciones en un cierre de filas con el barón Ximo Puig, con quien la relación es y ha sido fría desde la elección del primero como secretario general, pese a las escenificaciones de reconciliación. Aunque el candidato del PSOE es el que más se juega en la cita electoral, el ‘president’ también hará su propia lectura. Lo que en España es una incógnita por despejar, si habrá o no ‘sorpasso’ de Podemos, en la Comunidad Valenciana se da por hecho consumado y ya sólo queda saber cuál será la distancia entre los dos bloques de izquierda y si la coalición de Mónica Oltra logrará o no rebasar también al PP. La fortaleza de Puig y la papel de la federación socialista valenciana en el Gobierno de la Generalitat se medirán en este test.

Un Orgullo empañado por la masacre de Orlando recorre el centro de Valencia

Con Oltra, Montiel o Cantó

El candidato del PSOE se montó una jornada vespertina de respaldo al colectivo LGTB y una cena mitin con más de tres mil militantes y simpatizantes en L’Umbracle de la Ciudad de las Ciencias diseñado por Santiago Calatrava. El “imperio gay”, como lo describió con ánimo despectivo el arzobispo y cardenal Antonio Cañizares, celebró una multitudinaria marcha del Orgullo colorista, festiva y reivindicativa con final de fiesta nocturna en la Plaza del Ayuntamiento. Sánchez se situó a la cabeza de la manifestación, que compartió con el propio Puig y dirigentes de Compromís como Mónica Oltra o Joan Baldoví y de Podemos, como Antonio Montiel. Igualmente, el cabeza de lista de Ciudadanos, Toni Cantó, se sumó a la marcha junto con el resto de candidatos al Congreso y al Senado, según informó la formación que lidera Albert Rivera.

La marcha de este año tuvo una significación especial, no solamente porque ha coincidido con la campaña electoral y todos los partidos menos el Partido Popular se han sumado a ella para pescar votos. La matanza del Club Pulse en Orlando por la locura fanática de Omar Siddique Mateen y su medio centenar de asesinatos en el local tienen muy sensibilizado al colectivo homosexual.

La convocatoria se produce además en el contexto local de las polémicas declaraciones del arzobispo de Valencia, que en días posteriores negó en público que su advertencia sobre el “imperio gay” tuviera una connotación homófoba.

Sánchez se dejó ver comprometido con el coletivo LGTBI de la Comunidad Valenciana pero su agenda se completaba con el encuentro político con los suyos en L’Umbracle. La federación socialista eligió este recinto tras descartar el Parque del Oeste previsto inicialmente porque, según explicó, se les había quedado pequeño por las reservas solicitadas, en torno a 4.000. En línea con trasladar la imagen de campaña austera, en esa ocasión no ha habido demostración de fuerza con macromitin en la Fonteta de Sant Lluís con 8.000 personas, como ocurrió hace seis meses. De hecho, a excepción del acto con 6.000 personas celebrado este viernes por A la Valenciana con el 'all stars' del universo podemista (Pablo Iglesias, Mónica Oltra, Ada Colau, etc.), la tónica general en la Comunidad Valenciana ha sido la de encuentros modestos, justa cartelería e imagen de austeridad. No obstante, la cena-mitin de Sánchez en Valencia se convirtió en el acto más concurrido hasta ahora de la campaña socialista.

Ximo Puig apela al orgullo socialista: "Un socialista y una socialista nunca se resignan. Sin el PSOE no hay cambio". Y avisa: "Un voto a Rajoy es un voto indigno"

El acto sirvió para poner en evidencia que la debacle que vaticinan las encuestas encorajina a las bases socialistas. Si Sánchez venía tocado anímicamente se metió una buena inyección de orgullo socialista. "Un socialista y una socialista nunca se resignan", lanzó Ximo Puig en su encendida intervención, como también recordó la cabeza de lista por Valencia, Ana Botella. "No es igual que gobierne la derecha que la izquierda. Si todos los partidos fuéramos iguales ahora los pensionistas valencianos tendrían copago farmacéutico", insistió para delimitar el papel del PSOE: "Sin el Partido Socialista no hay cambio. Es el actor fundamental del cambio y la transformación social, de la mejora y de la igualdad".

Pedro Sánchez, a su llegada a la Ciudad de las Ciencias, donde el PSOE ha celebrado su mitin central en Valencia. (Reuters)

Puig no cargó directamente contra Podemos, de cuyo respaldo parlamentario depende su Gobierno autonómico. Pero sí apeló al votante de izquierdas para que elija la vía del puño y la rosa frente a la opción podemista. "No darle una oportunidad a Rajoy, que nadie se equivoque, es votar a Pedro Sánchez, es votar al Partido Socialista". El 'president' fue muy duro contra el jefe del Ejecutivo en funciones y contra su partido, y negó que representase la opción moderada una formación que mintió sobre el 11-M o que utilizó el terrorismo para atacar al PSOE: "¿Eso es ser moderado? ¡Ni un voto moderado para los radicales de la derecha!", gritó. Puig no pudo ser más contundente: "Un voto a Rajoy es un voto indigno".

"Yo soy un socialista de verdad"

"El cambio está muy cerca. El poner punto final al Gobierno de Rajoy está muy cerca. Por eso hace falta un PSOE fuerte, ganador, que seamos la primera fuerza como en 1982 y 2004", se sumó Pedro Sánchez. Como viene siendo habitual, el candidato socialista cargó contra Pablo Iglesias, al recordar que tras el 20-D proponía "controlar los jueces, los fiscales y los espías". "Yo soy un socialista de verdad", señaló Sánchez al señalar su preferencia por las políticas y las áreas sociales.

Ximo Puig: "Un voto a Rajoy es un voto indigno"

Tampoco Mariano Rajoy se libró de la estopa. "Y hay cosas que se pueden tener o no tener, pero hay cosas que no se pueden tener en B, que es la diligencia, la honestidad y el compromiso, y eso Rajoy no lo tiene y el PSOE, sí", dijo el candidato socialista.

El cuarto en discordia, Albert Rivera, no mereció ni una alusión de Sánchez. ¿Desprecio o señal de hacia dónde miraría el aspirante tras el 26-J si su partido le dejase seguir al frente? La respuesta, en una semana.

La Presidencia del Gobierno depende de un puñado de votos. Decenas de escaños están el aire en estos momentos en toda España y de la asignación de esos restos en virtud de la 'ley D'Hondt' dependerán las mayorías posibles en un Congreso de los Diputados que todo indica que volverá a estar fragmentado. El PSOE es uno de los partidos que más se juega en esta cita electoral, no sólo por si su candidato Pedro Sánchez es capaz o no de alcanzar La Moncloa, sino porque, de no lograrlo, tendrá que verse en la tesitura de elegir entre pactar con Pablo Iglesias o dejar que el Partido Popular siga gobernando, aunque sea condicionándolo a una salida por la puerta de atrás Mariano Rajoy. En los dos casos, los socialistas se adentran en un túnel de incertidumbre de ignotas consecuencias para su futuro.

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