Es noticia
¿Tienen futuro los zoos? Bioparc hace caja y exporta el modelo “sin jaulas” a Casablanca
  1. España
  2. Comunidad Valenciana
consolida beneficios tras varios años al límite

¿Tienen futuro los zoos? Bioparc hace caja y exporta el modelo “sin jaulas” a Casablanca

Un ex ejecutivo de Gallina Blanca que trabajó para los Ruiz Mateos consolida un grupo con recintos en Valencia y Fuengirola con perspectiva conservacionista y explora nuevas compras

Foto: Un grupo de jirafas de la zona de la Sabana en el recinto de Valencia. (Bioparc)
Un grupo de jirafas de la zona de la Sabana en el recinto de Valencia. (Bioparc)

¿Tienen futuro los zoológicos urbanos? ¿Cabe un modelo de negocio basado en la muestra de animales en cautividad en una sociedad cada vez más sensibilizada con el bienestar de las especies y la protección de la naturaleza? Visitar ejemplares de especies exóticas o lejanas a la fauna autóctona sigue siendo una rutina ineludible en la agenda turística de las grandes capitales europeas, pero cada vez más los visitantes buscan encontrar razones que justifiquen el arresto de los animales. Unos pocos recintos urbanos en España presumen de ajustar su oferta lúdica a un modelo “sin jaulas” o de “zooinmersión” en el que aparentemente se justifica la presencia de ejemplares en cautividad por motivaciones educativas y conservacionistas, por más que sigan teniendo en ‘cartera’ gorilas o felinos, para los que un recinto cerrado siempre será una suerte de prisión de cartón piedra.

Inaugurado en 2008, en el inicio del estallido de la crisis económica, y después de haber modificado algunas de sus características tras recibir quejas de organizaciones animalistas, el Bioparc de Valencia es uno de los grandes zoos urbanos que se ha apuntado a la lista conservacionista y de función educativa. Figura en el puesto duodécimo de la selección de los 25 mejores parques zoológicos del mundo elaborada por el portal especializado en turismo Trip Advisor y desde hace dos ejercicios presenta una cuenta de resultados que permite a sus promotores otear nuevos mercados y plantearse nuevas adquisiciones.El recinto valenciano puede presumir de tener por debajo en valoración de viajeros internautas a zoos como el de Berlín. Sólo otro animalario español, el Loro Parque de Tenerife, le supera en opiniones positivas, aunque sin duda la presencia de orcas en su oferta es un factor determinante.

placeholder Teimoso, uno de los dos leones machos del Bioparc. (Bioparc)
Teimoso, uno de los dos leones machos del Bioparc. (Bioparc)

Ubicado sobre una parcela de 100.000 metros cuadrados de propiedad municipal cedida en concesión por el Ayuntamiento de Valencia, el año pasado consolidó un Ebitda positivo de 2,6 millones (que espera elevar a 3,2 millones en 2016) y unos beneficios netos de 1,3 millones de euros, según datos aportados por la empresa. Atrás parecen haber quedado años de verdadera incertidumbre en plena recesión cuando los números no alcanzaban para cubrir la deuda de 45 millones de euros que, junto a 25 millones de recursos propios, sirvieron para levantar el parque con una inversión total de 70 millones de euros. Apenas dos años después de abrir, la empresa gestora Rain Forest Valencia se vio obligada a refinanciar su deuda con el ‘pool’ bancario.

De Gallina Blanca a Fuengirola

Detrás de Bioparc no hay un gran grupo participado por fondos de inversión al estilo de Parques Reunidos (gestora del Zoológico de Madrid) o una empresa pública como Barcelona Serveis Municipal (BSM), en el caso del zoo de la capital catalana. Sus promotores son José Maldonado, un aficionado a la fauna silvestre con intereses en dos farmacias, y Bartolomé Pons, un consultor de origen mallorquín afincado en Madrid que se especializó en reconducir empresas en crisis ejercer de director general en grandes compañías como Gallina Blanca o Ibis. Pons fue también director de Bodegas Garvey, la alcoholera jerezana que pasó a manos del Estado en la primera expropiación de Rumasa y que los Ruiz Mateos lograron recuperar años después. Pons apenas estuvo tres meses en la empresa fabricante de brandy, justo antes de la intervención estatal en 1983.

placeholder Bartolomé Pons, con su hijo en Etiopía. (EC)
Bartolomé Pons, con su hijo en Etiopía. (EC)

Maldonado y Pons iniciaron su aventura zoológica a principios de este siglo tras rescatar de la quiebra del zoológico de Fuengirola (hoy Bioparc de Fuengirola), un pequeño recinto malagueño que el año pasado facturó nueve millones de euros y ha sido rentable casi desde el primer ejercicio de su reactivación. No en balde, parte de los beneficios de Fuengirola han servido para tapar agujeros en Valencia cuando las cuentas se han torcido en los años de recesión.

La espina del Oceanogràfic

El pequeño imperio zoológico construido en esto años les ha llevado a tratar de explorar nuevos mercados. En alianza con el gigante italiano Costa Edutainment, fracasaron en el intento de adjudicarse la gestión del Oceanogràfic de la Ciudad de las Ciencias de Valencia, un contrato que recayó en manos de Avanqua (Aguas de Valencia y Acuario de Canadá). Pero sí lograron hacerse con el contrato para el diseño y dirección de obra de la remodelación completa del Zoológico de Casablanca en Marruecos, un proyecto de dimensiones similares al de Valencia desarrollado por la filial Rain Forest Diseño que está siendo ejecutado por la constructora marroquí Travaux Generaux de Construction de Casablanca (TGCC). Rain Forest aspira a poder gestionar el parque, de propiedad pública, una vez construido. Este y la posible compra de otro zoológico de tamaño medio en España que está en negociación, son los proyectos inmediatos de los promotores del Bioparc, según fuentes de la empresa.

¿Tienen futuro los zoológicos urbanos? ¿Cabe un modelo de negocio basado en la muestra de animales en cautividad en una sociedad cada vez más sensibilizada con el bienestar de las especies y la protección de la naturaleza? Visitar ejemplares de especies exóticas o lejanas a la fauna autóctona sigue siendo una rutina ineludible en la agenda turística de las grandes capitales europeas, pero cada vez más los visitantes buscan encontrar razones que justifiquen el arresto de los animales. Unos pocos recintos urbanos en España presumen de ajustar su oferta lúdica a un modelo “sin jaulas” o de “zooinmersión” en el que aparentemente se justifica la presencia de ejemplares en cautividad por motivaciones educativas y conservacionistas, por más que sigan teniendo en ‘cartera’ gorilas o felinos, para los que un recinto cerrado siempre será una suerte de prisión de cartón piedra.

Noticias de Comunidad Valenciana Parques Reunidos Familia Ruiz-Mateos Valencia Noticias de África
El redactor recomienda