De mano derecha de Zaplana a príncipe del supermercado ecológico

En el 51 de la calle Mayor de Madrid, a un paso del Mercado de San Miguel, ha abierto esta semana la tercera tienda en la capital de España de una de las pocas cadenas de supermercados de alimentación ecológica que existen en el país. Supersano es una empresa muy modesta, con otros siete establecimientos ubicados en la Comunidad Valenciana y Murcia, y apenas 40 trabajadores. Un negocio más, como muchos de los que cualquier emprendedor trata de levantar un día sí y otro también en un entorno que no se caracteriza precisamente por ofrecer agilidad para la puesta en marcha de actividades empresariales.

La singularidad de Supersano, además del sector en el que se enmarca, está en su único accionista. Jesús Sánchez Carrascosa no fue cocinero antes que fraile, pero sí periodista y político antes que concienciado empresario ecologista. En 1995, cuando Eduardo Zaplana dio su primer gran salto político tras ser nombrado presidente de la Generalitat Valenciana, decidió recurrir a uno de sus amigos de la infancia, compañero de pupitre en Cartagena, localidad natal de ambos. Tras colaborar juntos en el diseño de la campaña electoral, nombró a Sánchez Carrascosa secretario general de Presidencia y, más tarde, le obsequió con la dirección de la televisión autonómica Canal 9, un cargo del que dimitió en 1997 y por el que tuvo que desfilar ante los tribunales por la contratación de programas con una empresa montada por dos de sus subordinados.

Durante unos pocos años, Sánchez Carrascosa disfrutó de las mieles del poder, multiplicado además por su matrimonio (ahora ya disuelto) con María Consuelo Reyna, la que fue directora de 'Las Provincias', el entonces influyente diario conservador de la ciudad de Valencia. En 1997 pasó a dirigir una televisión local propiedad de su exmujer y en 2000 rescató la cabecera del 'Diario de Valencia' para montar un periódico. Cuando Francisco Camps alcanzó la presidencia autonómica, ya con Zaplana en Madrid como ministro de José María Aznar, fue uno de los muchos zaplanistas que se enfrentó a cara de perro con el nuevo líder regional. A él le costó la ruina económica y, en parte, el divorcio. Tanto la televisión como el periódico quebraron y tuvieron que cerrar.

Refugiado en Alicante, Sánchez Carrascosa, que ahora tiene 58 años, decidió entonces dedicarse a una de sus pasiones de juventud, el ecologismo y la alimentación ecológica. Montó una primera tienda en 2009 y volvió a casarse. “Lo que daña a las personas es el poder y el dinero. Los transforma y saca lo peor de ellos. Hay que tener unas condiciones fuertes. A mí durante unos años me cegó”, confiesa a El Confidencial.

La cifra de negocio crece a ritmos del 20% y este año la previsión de facturación es de 3,2 millones. Notable si se tiene en cuenta su corta presencia en el mercado

Lo que comenzó como un pequeño establecimiento es ya un pequeño imperio de diez tiendas repartidas por Madrid, Valencia, Alicante, Albacete, Elche y Murcia. Todas son rentables. La cifra de negocio crece a ritmos del 20% y este año la previsión de facturación es de 3,2 millones de euros. No es muy elevada, pero sí notable si se tiene en cuenta que Supersano comenzó como una pequeña tienda de productos ecológicos hace poco más de cinco años. “No tengo la fuerza ni la genialidad de Juan Roig (dueño de Mercadona), pero es mi ilusión desde que tenía 18 años”, explica. “Intento seguir el modelo Zara. Todo el espacio lo dedicamos a sala de ventas. No hay almacén y reponemos permanentemente”. Su vocación es seguir creciendo y abrir una media de entre cuatro y cinco supermercados al año. Tiene el respaldo financiero del Triodos Bank, el banco que asegura dar créditos sólo a proyectos considerados “éticos”, de corte social y medioambiental. “Ofrecen intereses bajos y no piden garantías hipotecarias”, señala Sánchez Carrascosa.

A la estela de los vendedores de Caprabo

Sánchez Carrascosa sigue la estela de Veritas, la otra cadena de supermercados ecológicos que existe en España. Fundada en fechas similares a las de Supersano por Silvio Elías, esta marca radicada en Barcelona cuenta con más de una treintena de tiendas en Cataluña, País Vasco, Baleares y Andorra, y aspira a posicionarse en Madrid el próximo año. Elías forma parte de una de las familias expropietarias de Caprabo, la cadena de supermercados que Eroski compró en 2007 por la friolera de 1.300 millones de euros. Si Sánchez Carrascosa es el príncipe de los supermercados ecológicos, Elías es el rey. Veritas espera facturar ese año por encima de los 40 millones de euros y tiene en plantilla a casi 200 trabajadores.

La razón de este crecimiento exponencial de las dos empresas está en la evolución de los hábitos y la cultura de los consumidores. España es el país de Europa con mayor producción de alimentos ecológicos. Cuenta con 1,6 millones de hectáreas de cultivo dedicadas a esta actividad. Según el informe más reciente del Ministerio de Agricultura, hay 4.664 empresas dedicadas a actividades industriales ecológicas, de las que 3.894 están relacionadas con la producción vegetal y 770 con la producción animal.

Sánchez Carrascosa: "Lo que daña a las personas es el poder y el dinero. Los transforma y saca lo peor de ellos. A mí durante unos años me cegó"

Sin embargo, esta fiebre productiva, muy dirigida a la exportación hacia los mercados del norte de Europa, no tenía correlación con el consumo en nuestro país. Pero esto está empezando a cambiar. Según el departamento que dirige Isabel García Tejerina, ya son un tercio los consumidores que adquieren productos ecológicos con etiquetas identificativas. “La frecuencia del consumo ha aumentado de media hasta más de dos veces por semana y, además, el 25% los toma casi a diario”, explica el mismo informe.

Sánchez Carrascosa cree que es en urbes como Madrid donde su negocio tiene mayor potencial. “En las grandes ciudades se vive peor. Y la tendencia natural es compensar la mala vida con la alimentación”. Según explica, su modelo empresarial resuelve dos problemas, cercanía y precio. “Nuestro formato funciona porque abrimos tiendas de barrio”. Y explica uno de los secreto de su éxito: buscar la proximidad de los establecimientos con mercados municipales o supermercados tradicionales como Mercadona o Carrefour Market. “Somos como los paquistaníes con la fruta”, concluye.