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La cuenta 409 y los profundos cajones llenos de facturas sin pagar en Valencia
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MULTA DE EUROPA POR EL DÉFICIT OCULTO VALENCIANO

La cuenta 409 y los profundos cajones llenos de facturas sin pagar en Valencia

En marzo de 2012 el cuerpo de interventores en pleno de la Generalitat Valenciana revisaba contrarreloj en todos los cajones de la Conselleria de Sanidad. El hallazgo es conocido

Foto: Imagen de archivo del hospital valenciano La Fe de Valencia. (EFE)
Imagen de archivo del hospital valenciano La Fe de Valencia. (EFE)

En marzo de 2012 el cuerpo de interventores en pleno de la Generalitat Valenciana revisaba contrarreloj en todos los cajones de la Conselleria de Sanidad. Con una tableta o un ordenador portátil dotado con una hoja de cálculo iban anotando todas las facturas impagadas que encontraban. Al final se afloraron más de 300.000 facturas por valor de 1.734 millones de euros. Junto a otro buen montón de facturas no contabilizadas que sumaban un total de 2.500 millones, se enviaron al Ministerio de Hacienda para que las pagara.

Era el primerplan de pago a proveedores que puso en marcha Cristóbal Montoro, procedimiento extraordinario al que decidió acogerse a la desesperada una Generalitat que acumulaba impagos de forma sistemática. El caos era ingente. Había deudas de más de dos años a proveedores sanitarios. Y lo que era peor. El sistema de comprar sin dinero se había institucionalizado, especialmente en un departamento que nunca tenía presupuesto suficiente para atender las necesidades básicas. Es decir, no se trataba de que se tardara en pagar: es que eran gastos que no tenían ni consignación presupuestaria, por lo que, legalmente incluso, ni se podían pagar.

Cuando Hacienda presentó a Bruselas los datos del plan de pago a proveedores -lo que supuso un incremento del déficit que Europa tuvo que aprobar- a los eurofuncionarios les llamó la atención la cantidad que presentaba la Comunitat Valenciana, y en especial esos varios miles de millones de los que no tenía noticia. ¿De dónde salía aquella deuda? ¿Por qué se le había ocultado? Pusieron el grito en el cielo. Era una manipulación consciente y reiterada de las estadísticas del déficit por parte de la Generalitat. Eso tendría consecuencias.

La Comisión Europea finalmenteha sido magnánima. La multa podría haber sido muy superior, pero se ha quedado en solo 19 millones de euros. Peroelhecho de que se sancione es mucho más relevante que la cantidad: Es la primera vez que Bruselas multa a uno de sus socios por manipular las estadísticas.

¿Qué son las facturas en el cajón?

Sin embargo, la existencia de facturas en los cajones en sanidad no era un dato oculto. De hecho, en los sucesivos informes de la Sindicatura de Comptes se alertaba del incremento imparable que se estaba registrando año tras año, hasta alcanzar los 3.500 millones en 2012, la última legislatura de Francisco Camps.

El sistema era el siguiente: cuando un hospital o centro sanitario tenía necesidad de comprar algún bien y ya no tenía dinero porque se había agotado el presupuesto destinado por la Generalitat, se procedía a la compra. Esa factura, como no podía pagarse porque no tenía una línea en el presupuesto a la que asignarse, se guardaba en un cajón a la espera de mejores tiempos o de su regularización mediante una generación de crédito.

La falta de financiación suficiente para la Conselleria de Sanidad se fue agravando con los años. Había más instalaciones, más servicios a prestar pero el dinero del departamento no se modificaba sustancialmente. Y aunque al cierre de cada ejercicio se ponía en evidencia que habían faltado cientos o miles de euros (los que se acumulaban en las facturas impagadas) el presupuesto para el año siguiente no se incrementaba en esa cifra.

"Eso provocaba que cuando empezaba el año y ante la presión de los proveedores, se iban pagando las facturas anteriores acumuladas y en tres meses se había consumido prácticamente el presupuesto de ese año… Y la cosa iba a peor", explica un funcionario que vivió como aquella práctica se convertía en rutina. Daba igual que fueran medicamentos para los hospitales que partidas de gasas o de sueros. Todo lo que se necesitaba se compraba para evitar un desabastecimiento en un servicio básico y la factura se guardaba.

Unos gastos que no existían

Formalmente, y aunque existen los informes de la Sindicatura de Comptes que alertaban de la existencia de estos gastos sin presupuesto, las facturas en el cajón, al no estar contabilizadas, ni existían ni suponían una deuda registrada ni un gasto contraído. En resumen: no afectaban al déficit.

Pero al intentar pagarlas hubo que regularizarlas, sacarlas a la luz de golpe fue demasiado para Bruselas que vio un intento de ocultarle la verdad. La realidad es mucho más peregrina: la Generalitat no tenía dinero para pagar lo que gastaba. Pero si no hacía esas compras, los hospitales no podrían funcionar.

La cuenta 409

No fue hasta la llegada de Juan Carlos Moragues a la Conselleria de Hacienda cuando se instauró un sistema para controlar los gastos sin consignaciónpresupuestaria, que es como técnicamente se llama a las facturas en el cajón. Se creó la cuenta 409, que es un apunte en el presupuesto al que van a parar todos esos gastos sin respaldo. El hecho de que se anoten implica que ya están reconocidos, con lo que pese a ser un cajón sin dinero, al menos se sabe que la deuda existe y computa en el déficit.

Otra cosa es que se haya puesto coto a los problemas de financiación de la sanidad valenciana. La infrafinanciación que padece la Generalitat hace que sea imposible aumentar el presupuesto de esta conselleria hasta poder evitar que se le acabe el dinero a mitad del año. Pero ese es un problema distinto. El del nuevo sistema de financiación autonómico.

En marzo de 2012 el cuerpo de interventores en pleno de la Generalitat Valenciana revisaba contrarreloj en todos los cajones de la Conselleria de Sanidad. Con una tableta o un ordenador portátil dotado con una hoja de cálculo iban anotando todas las facturas impagadas que encontraban. Al final se afloraron más de 300.000 facturas por valor de 1.734 millones de euros. Junto a otro buen montón de facturas no contabilizadas que sumaban un total de 2.500 millones, se enviaron al Ministerio de Hacienda para que las pagara.

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