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Participación por los suelos al cierre de urnas en Cataluña: solo ha votado el 53,54% de los electores
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Participación por los suelos al cierre de urnas en Cataluña: solo ha votado el 53,54% de los electores

De un récord histórico en la participación registrada en 2017, las elecciones catalanas de este 14-F han cerrado batiendo la marca del mayor absentismo en las urnas si se tienen en cuenta los comicios de las últimas cuatro décadas

Foto: Miembros de una mesa electoral con equipos de protección sanitaria (EFE)
Miembros de una mesa electoral con equipos de protección sanitaria (EFE)

​​La previsión se ha cumplido. Tal y como apuntaban las últimas encuestas publicadas en la campaña electoral de estos comicios autonómicos en Cataluña, la tercera ola del coronavirus SARS-CoV-2 ha marcado distancia en lo que a la participación en las urnas se refiere con las elecciones al Parlament celebradas en 2017, cuando la presencialidad en los colegios tocó techo y ascendió hasta más de un 81% en la noche electoral del 21-D. Mientras que hace tres años, con la discusión pública sobre la independencia de Cataluña en su punto álgido, se registró el dato de participación más alto en unas autonómicas, en esta convocatoria se ha hecho récord a la baja, con un descenso notorio en el ejercicio de derecho a voto de quienes están censados en la región que el 'conseller' de Acción Exterior, Relaciones Institucionales y Transparencia, Bernat Solé, ha atribuido en el segundo avance de participación de la jornada, el publicado a las 18:00 horas, al contexto de la emergencia sanitaria y al aumento masivo, en un 350%, del voto por correo.

Así, al cierre de los locales electorales a las 20:00 horas de la tarde, se han sumado 269.586 votos tramitados por correo, de forma presencial en una oficina de Correos o de manera telemática, una opción que por primera vez se ha facilitado para animar al electorado a votar desde casa sin necesidad de tener que desplazarse. Sin embargo, en esta coyuntura y con el 100% de los votos escrutados, solo el 53,54% de los electores ha depositado su papeleta en las urnas este 14 de febrero, lo que supone una caída de más de 28 puntos si se compara este resultado con el obtenido en 2017 el 21-D. "La peor participación de la historia de la democracia en Cataluña", ha señalado lnés Arrimadas, la presidenta de Ciudadanos, al atender a la prensa en esta noche electoral, en la que ha expresado que no se ha conseguido movilizar al voto constitucionalista. Se trata pues, tal y como ha recalcado Arrimadas, del peor dato de presencialidad en las urnas en unas autonómicas, si se tiene en cuenta las celebradas en los últimos 40 años.

Desde que se convocaron los comicios para renovar el Parlament de Cataluña después de la inhabilitación de Quim Torra, la participación ciudadana ha estado en el punto de mira. La incertidumbre se abría paso ante una escasa movilización del electorado catalán, que apuntaba a un escenario incierto de resultados electorales en el que la permanencia del bloque independentista en el Palau de Generalitat estaba en duda, aunque finalmente ERC, JxCAT y la CUP han conseguido sumar los suficientes escaños como para garantizar la mayoría absoluta en el Parlament y el continuismo hacia la independencia, a pesar de que el PSC se ha desmarcado como la primera fuerza política. Tras el primer avance de participación, en el que se hicieron públicos los datos de votantes hasta la 13:00, se confirmaron ciertas sospechas, con una caída de 12 puntos en la participación; en el segundo dato, que se publicó a partir de las 18:00, las cifras empeoraron: a dos horas del cierre de colegios, la participación sobrepasaba tan solo el 45%, lo que implicaba una fuerte caída de más de 22 puntos con respecto a 2017.

Con el 100% de las mesas comunicadas, el segundo avance de participación mostraba que el 45,72% de los electores catalanes había acudido ya a las urnas, frente al 68,46% de los que lo habían hecho en 2017; unos datos que recordaban a los de 2006, pues a esa misma hora habían votado más o menos la misma proporción de electores —y con los colegios cerrados, los votos contados y definitivos, la participación total se quedó en el 59,2%—. Aunque a algo de distancia, también se asemejaban a los de 2010, cuando la participación definitiva tampoco llegó a alcanzar el 60%.

El primer avance, que se publicó pasadas las 13:00 horas y que recogía los datos de participación hasta esa hora, ya mostraba una clara caída con respecto a los últimos comicios, los de 2017, cuando a esta misma hora ya habían participado casi el 34,7% de la población con derecho a voto. Con el 100% de las mesas comunicadas, la participación a esa hora era del 22,78%, unos 12 puntos por debajo del mismo dato de las elecciones del 2017. La provincia de Tarragona era la que, a mediodía, se encontraba más rezagada en cuanto a participación en el proceso electoral; hasta las 18:00, solo habían acudido a las urnas el 42,84% de los electores, frente al casi 69% que ya había depositado su voto en 2017. Sin olvidar que en los últimos comicios se alcanzó una participación histórica (del 81% en la noche electoral, luego rebajada ya con los datos definitivos al 79%), la caída era muy considerable incluso en las dos provincias donde la participación en esos instantes era mayor: Lleida (46,4%) y Girona (47,28%), donde había caído 19,6 y 21,2 puntos, respectivamente.

Al darse a conocer los avances de participación durante la jornada, el 'conseller' Bernat Solé ha querido insistir en que el descenso de participación responde al contexto de la pandemia y también al voto por correo, que se añade una vez se cierran los colegios. "Recuerden que estamos comparando estos datos con los de las elecciones de 2017, las que más participación han tenido en la historia", subrayó, indicando que si la comparación se hiciera, por ejemplo, con las de 2010, la diferencia es solo de un 3%. Asimismo, cuando quedaba todavía margen para depositar el sobre electoral en la mesa correspondiente, Solé ha querido recalcar la seguridad que se ha implementado en las mesas para animar al electorado a participar en el proceso que, no obstante, ha definido como enmarcado "en un contexto excepcional". "No podemos bajar la guardia y hasta el último momento, hasta el final del recuento, tenemos que extremar las medidas de seguridad".

El dato de las 13:00, el más bajo desde que hay registros

El primer avance mostraba los datos de participación más bajos desde que hay registros, con una cifra bastante alejada de las de los últimos años: las elecciones al Parlament de 2012, 2015 y 2017 habían conseguido llevar, en la primera tanda de votación (hasta las 13:00) a un tercio de los electores, siendo el de 2015 el mayor dato, más del 35%. La provincia en la que se notó más la diferencia con respecto a los números de las últimas elecciones era Barcelona, donde solo 22% de los electores había acudido a las urnas hasta ese momento, frente al 34,6% que lo hizo en 2017; también Tarragona sufrió una caída considerable, pasando del 35,1% que había votado aquel 21-D posterior al referéndum independentista del 1 de octubre al 22,6% este 14 de febrero, más de doce puntos menos que entonces.

En el otro lado se encontraban Girona y Lleida, donde la caída era menor aunque significativamente inferior a la de los últimos comicios a la misma hora: en la primera había caído algo más de once puntos (24,2% de participación en 2021) mientras que en la segunda, la variación era de poco más de diez puntos (24% en 2021). La caída media, de unos 12 puntos, no fue vista por la Generalitat como una sorpresa; Solé aseguró que "era previsible" esta bajada de participación, similar, tal y como ha dicho, a las de otros procesos electorales que han tenido lugar también en el contexto de una pandemia global.

"La bajada de participación es asimilable a lo que ha ocurrido en otros procesos en esta misma situación", explicó, haciendo alusión a las elecciones de País Vasco y Galicia que se convocaron en julio de 2020. "El hecho de haber situado una franja de votación para personas vulnerables también hace que a esta hora haya habido una densidad inferior de votación", señaló asimismo; desde las 9:00 de la mañana y hasta las 12:00 quedaba establecida una franja horaria para que pudieran votar las personas de "colectivos de riesgo y más vulnerables", como ancianos o personas con patologías.

«No hay que menospreciar el voto por correo (+350%) para entender esta caída»

El tercer punto que, según Solé, ha provocado la caída de participación es el incremento del voto por correo. "No hay que menospreciar este dato: hay una subida del 350% del voto por correo que, como bien saben, se cuenta una vez que se cierren las urnas". El recuento de votos arranca con el cierre de los colegios electorales y es precisamente en ese momento cuando se incorpora el voto por correo, por lo que una vez que se suma varía en mayor o menor medida el dato de participación: en el caso de 2021 ya se esperaba que esa variación fuera más que considerable, teniendo en cuenta que la presentación del voto por correspondencia de este 14-F ha marcado un récord histórico.

Cataluña viene de un dato histórico en cuanto a participación: en torno al 80% de los catalanes con derecho a voto acudieron a las urnas el 21 de diciembre de 2017 cuando, a pesar de que las fuerzas independentistas tuvieron suficiente apoyo como para formar gobierno, ganó de manera efectiva el partido dirigido por Inés Arrimadas, Ciudadanos, pasando de los 25 escaños que tenía hasta entonces a un total de 37. La fuerza más votada no pudo, sin embargo, liderar el Parlament. Este año, los comicios se presentan con mucha incertidumbre: pocas horas antes de la apertura de los colegios un tercio de los electores no tenían claro su voto; a esto se suma que por primera vez en diez años el bloque independentista concurre con la sospecha de que existe la posibilidad de que un partido no soberanista ocupe la presidencia de la Generalitat: Ciudadanos no lo logró en 2017, pero en 2021 no parece descabellado que esto ocurra.

​​La previsión se ha cumplido. Tal y como apuntaban las últimas encuestas publicadas en la campaña electoral de estos comicios autonómicos en Cataluña, la tercera ola del coronavirus SARS-CoV-2 ha marcado distancia en lo que a la participación en las urnas se refiere con las elecciones al Parlament celebradas en 2017, cuando la presencialidad en los colegios tocó techo y ascendió hasta más de un 81% en la noche electoral del 21-D. Mientras que hace tres años, con la discusión pública sobre la independencia de Cataluña en su punto álgido, se registró el dato de participación más alto en unas autonómicas, en esta convocatoria se ha hecho récord a la baja, con un descenso notorio en el ejercicio de derecho a voto de quienes están censados en la región que el 'conseller' de Acción Exterior, Relaciones Institucionales y Transparencia, Bernat Solé, ha atribuido en el segundo avance de participación de la jornada, el publicado a las 18:00 horas, al contexto de la emergencia sanitaria y al aumento masivo, en un 350%, del voto por correo.

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