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El independentismo calcula que puede acaparar dos tercios de diputados con una alta abstención
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la clave para Illa: el cinturón de barcelona

El independentismo calcula que puede acaparar dos tercios de diputados con una alta abstención

El independentismo ve un rayo de esperanza para poder batir a sus oponentes. "Es cierto que se ha hecho mucho hincapié en superar el 50% del voto, pero, si no se supera, no pasa nada"

Foto: Un operario procede a colocar las mesas, cabinas y urnas en el Mercado del Ninot de Barcelona. (EFE)
Un operario procede a colocar las mesas, cabinas y urnas en el Mercado del Ninot de Barcelona. (EFE)

De repente, la coyuntura social, sanitaria y política de Cataluña ha dado esperanzas al independentismo. De esgrimir la evolución de la pandemia como obstáculo para las elecciones a encontrar una ventana de oportunidad. Su táctica para imponerse al bloque constitucionalista es esta: movilizar totalmente a su electorado y dejar que la abstención se cebe en los partidos apegados a la Constitución. Si baja la participación, el soberanismo prevé un resultado histórico. La legitimación de la vía unilateral estaría cerca.

Los partidos que apuestan por la separación de Cataluña del Estado están echando el resto. Se acerca el momento de ir a votar y quieren desinflar las expectativas del gran favorito, el candidato socialista Salvador Illa. Durante las últimas 48 horas se ha comprobado la intensidad del ataque: especulaciones sobre si se ha vacunado al negarse a hacer un test de antígenos antes del últilmo debate en TV3 (una decisión del exministro de Sanidad sin duda controvertida) y la firma de un acuerdo contra cualquier pacto con él. Illa lo ha llamado "la foto de Colón del independentismo".

Ante esta situación, una fuente del sector independentista explica a El Confidencial que, aunque las encuestas dan como ganador al socialista Salvador Illa, habrá que esperar hasta el recuento de todos los votos para conocer si se confirman los pronósticos. “El PSC tiene mucho voto de gente mayor en el cinturón metropolitano de Barcelona. Si esas personas cogen miedo al contagio y se quedan en casa, haciendo subir la abstención, los socialistas pueden pegarse un castañazo. Por eso, es muy difícil prever cómo irán estas elecciones. En un contexto normal, Illa lo tendría mucho más fácil, pero, en las actuales circunstancias, no puede cantar victoria todavía”.

Foto: Fotografía tomada en una concentración independentista. (EFE)

En otras palabras: el voto útil que arrastra el candidato socialista no le bastaría para batir a sus oponentes independentistas. Es un hecho que el PSC, en estos momentos, atrae una parte de los antiguos votantes de Ciudadanos, una parte del nacionalismo moderado no independentista y una parte incluso de votantes de ERC (se calcula que unos 38.000 votos de Esquerra pueden huir hacia el PSC). Eso aumenta exponencialmente las expectativas de Salvador Illa. Pero si paralelamente pierde votos en su granero, se encontrará en una situación de lo comido por lo servido. La clave de un buen resultado socialista está, precisamente, en mantener una participación alta en Barcelona y alrededores y convencer a sus votantes de cierta edad que no deben quedarse en casa.

Ante esta situación, el independentismo ve un rayo de esperanza para poder batir a sus oponentes. “Es cierto que se ha hecho mucho hincapié en superar el 50% del voto en estas elecciones, pero, si no se supera, no pasa nada. Ese hito es solamente un referente político sin mayor importancia, aunque psicológicamente se pueda tener en cuenta y pueda representar un revulsivo”, reconocen las fuentes.

Para un sector del soberanismo, no obstante, superar ese límite es crucial, porque el independentismo más exacerbado, extremista y supremacista se consideraría legitimado con un “mandato ciudadano” de separarse de España. Es decir, tomaría unas elecciones autonómicas como plebiscito. En las últimas elecciones, la suma de los votos de JxCat, ERC y CUP llegó al 47,5% de los sufragios. Los sondeos para el 14-F le auguran una bajada, ya que entre JxCat y ERC, que antes superaban el 43%, ahora oscila entre el 38 y el 42%. Ahora necesita estimular a su potencial electorado para superar sus límites y no perder pistonada.

Llegar a dos tercios de la cámara

El mensaje que circula entre independentistas es optimista e insta a la movilización extrema: “Se calcula que, en total, habrá unos tres millones de votos, un millón menos que hace ahora tres años. Eso hace que sea una oportunidad de oro para reforzar la mayoría independentista y superar la barrera del 50% de los votos que han marcado los partidos”, advierten los independentistas en un mensaje que está siendo enviado masivamente a los activistas secesionistas.

Foto: Los últimos presidentes de la Generalitat, Quim Torra y Carles Puigdemont. (EFE)

A partir de ahí, los cálculos son fáciles: “Si los 2,2 millones de catalanes que votaron a los partidos independentistas en el 2017 lo vuelven a hacer, el independentismo arrasaría en las elecciones y podríamos llegar a ocupar dos tercios de la cámara”, señala el mensaje. La suposición no va errada. La abstención perjudica, tradicionalmente, al constitucionalismo, ya que en la última década el elector secesionista ha estado movilizado al máximo.

En las últimas autonómicas de diciembre de 2017, con una mayor afluencia a las urnas (hubo un récord histórico de participación de casi el 80%), ganó Ciudadanos contra todo pronóstico, a pesar de la tensión mantenida en el banco soberanista a causa del referéndum del 1 de octubre de ese año, de la huelga convocada, de la declaración parlamentaria de independencia y del victimismo desplegado como consecuencia de la aplicación del artículo 155 de la Constitución interviniendo la autonomía. Ello quiere decir que si la abstención baja, el constitucionalismo se ve beneficiado, ya que, tradicionalmente, el independentismo acude de manera masiva a las urnas.

El mensaje que circula esta semana trata de encender los ánimos. “Hagamos que estas elecciones que nos han impuesto los tribunales españoles se les giren en contra y sirvan para ampliar la mayoría en el Parlament. Así que no importa a qué partido votes, mientras votes independentista”, subraya en negrita el texto del mensaje. En conclusión, pues, el independentismo encomienda su victoria a la abstención… del constitucionalismo.

De repente, la coyuntura social, sanitaria y política de Cataluña ha dado esperanzas al independentismo. De esgrimir la evolución de la pandemia como obstáculo para las elecciones a encontrar una ventana de oportunidad. Su táctica para imponerse al bloque constitucionalista es esta: movilizar totalmente a su electorado y dejar que la abstención se cebe en los partidos apegados a la Constitución. Si baja la participación, el soberanismo prevé un resultado histórico. La legitimación de la vía unilateral estaría cerca.

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