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Primera prueba de fuego para Sánchez en la frontera de los 20 escaños de Iceta
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IMPLICACIÓN TOTAL EN UNA CAMPAÑA INTENSA EN CATALUÑA

Primera prueba de fuego para Sánchez en la frontera de los 20 escaños de Iceta

El líder afronta en esta segunda etapa de reinado su primer examen. La coordinación con el candidato ha sido total. Este 21-D se espera la primera subida desde 1999. La duda es si será espectacular

Foto: Pedro Sánchez y Miquel Iceta, con Eva Granados y Pepe Borrell, el pasado 17 de diciembre en el acto central de campaña del PSC, en Barcelona. (Reuters)
Pedro Sánchez y Miquel Iceta, con Eva Granados y Pepe Borrell, el pasado 17 de diciembre en el acto central de campaña del PSC, en Barcelona. (Reuters)

Pedro Sánchez suele expresar con cierto deleite que está en su "segunda vida". Política, se entiende. La que comenzó tras las primarias del pasado 21 de mayo en las que se llevó por delante a su eterna enemiga, Susana Díaz, y reconquistó el poder del PSOE. Pues esa "segunda vida" se juega ahora en la frontera psicológica de los 20 escaños. Si el PSC de su amigo y aliado Miquel Iceta iguala o supera esa representación en el Parlament, respirará aliviado. Habrá superado un examen difícil y con cierta nota. Si se desliza por abajo, aun superando los 16 diputados y el 12,72% de 2015, el peor resultado histórico del partido hermano, sabrá a poco, será ineludible la sensación de cierto pinchazo, pese a que se trate de la primera subida en votos y asientos desde 1999. No es previsible que, ocurra lo que ocurra, vuelvan las tormentas internas, pero estas elecciones del 21-D sí darán una primera medida del 'efecto Sánchez' y de si los socialistas pueden soñar con una recuperación real en un territorio que tradicionalmente había sido talismán, granero de votos y llave de La Moncloa: Cataluña. Claro que toda valoración de las urnas habrá que ponerla en relación con lo que le suceda al resto de fuerzas constitucionalistas. Porque si los independentistas revalidan su mayoría absoluta, la lectura crítica será insoslayable.

[ACTUALIZACIÓN: Ciudadanos gana en votos y escaños, pero la mayoría absoluta se la lleva el independentismo]

Los pronósticos de PSOE y PSC se han ido tiñendo conforme se consumía la campaña. De la euforia de las semanas que siguieron a la convocatoria de los comicios, en aplicación del artículo 155 de la Constitución, y en las que algunas encuestas —en particular, la de Gesop para 'El Periódico'— vaticinaban un empate entre Miquel Iceta e Inés Arrimadas, se ha pasado a una mayor prudencia. En Ferraz y en Nicaragua, la sede central del PSC en Barcelona, ya se da por hecho que, salvo milagro de última hora, Ciudadanos quedará por encima —la duda es cuánto— y que Iceta se moverá en el entorno de los 19-21 escaños. Si obtiene 23 diputados, o 25 o más, se considerará un triunfo histórico, dada la posición tan baja de la que partía. Esa contención no quiere decir que no impere el optimismo: por la respuesta recibida y por los llenos de los actos, sobre todo en el mitin central, con José Luis Rodríguez Zapatero y Josep Borrell como estrellas invitadas, el pasado domingo en Barcelona: unas 5.000 personas, algo nunca visto desde 2010.

Las dos direcciones confían, no obstante, en poder lanzar el mensaje de que el PSC es el partido que más avanza proporcionalmente e insisten en que en realidad solo hay tres opciones: o hay 'president' independentista, o el 'president' es Iceta o se va a segundas elecciones hacia el verano. Que Arrimadas pueda alcanzar el Palau de la Generalitat, insisten, es un imposible, porque los constitucionalistas jamás sumarán por sí mismos, por lo que en la ecuación tendrían que entrar los 'comuns', que han jurado y perjurado que jamás la auparán a la jefatura del Govern.

De la euforia de las primeras semanas se ha pasado a la prudencia. Se espera que Cs supere al PSC, pero aun así hay optimismo por la buena acogida

En el comité electoral del PSC, que ha pilotado con maestría el secretario de Organización, Salvador Illa, se habían alimentado las expectativas en el primer tramo del camino hacia el 21-D. Ayudaban las encuestas e influyó, como advertía este miércoles, en la jornada de reflexión, una de sus integrantes, el "espejismo" de que el partido ocupaba buena parte del espacio de debate. Ferraz y Nicaragua estaban listas para la batalla apenas convocados los comicios, estaban "solos en la precampaña", mientras que el bloque separatista andaba perdido y daba vueltas a cómo concurría, si por separado o juntos. El PSC supo componer unas candidaturas transversales, con democristianos y viejos comunistas, defendió propuestas controvertidas (quita de la deuda, Hacienda federal) e hizo bandera de la reforma constitucional. Pero, una vez registradas las listas y arrancada la campaña oficial, el espacio del PSC se achicó. La lucha real había llegado.

Foto: Miquel Iceta, junto al exministro Pepe Borrell y el eurodiputado Javi López, este 21 de diciembre en Barcelona. (EFE)

Mensaje "catalanista" y de "reconciliación"

En el esprint final, los socialistas acusaron la polarización y el llamamiento al voto útil. Los últimos sondeos —los publicados en España y los lanzados a partir del pasado sábado en Escocia o Andorra— dibujaban la consolidación del auge de Ciudadanos y la estabilización de ERC como primera fuerza del bloque secesionista, aunque seguida de cerca por Junts per Catalunya. "Y en este último tramo, el de la apelación al voto útil, es posible que lo haya explotado con mayor éxito Cs no moviéndose de su baldosa" de combate duro contra el 'procés', admitía un alto mando del PSOE.

En Ferraz y Nicaragua admiten que Arrimadas ha podido explotar más el voto útil, y por eso Iceta se fajó en el esprint final en los ataques a Rivera

El despegue de la formación naranja fue contrarrestado con una pila de ataques por parte del candidato. Si en la mayor parte de este camino del 21-D Iceta, por consejo de sus asesores, se había afanado en construir un perfil presidencial, lejos del barro, emergiendo como la figura de consenso, líder de una candidatura "transversal", "catalanista" y de "reconciliación" entre catalanes, en la recta final tuvo que remangarse. Se vio obligado a desenfundar la espada y entrar al cuerpo a cuerpo contra Albert Rivera (y mucho menos contra Inés Arrimadas), tarea que hasta entonces había encomendado a sus compañeros de partido, a los oradores del PSOE y, especialmente, a Sánchez. A la lucha sin cuartel contra los secesionistas, y con vistas a arrebatar apoyos a Arrimadas, también se empleó a fondo el exministro Pepe Borrell.

Miquel Iceta cree que solo el PSC asegura la "reconciliación" frente a la "revancha" de Cs

Iceta importó la expresión "media naranja" para calificar a Cs, reivindicó su "catalanismo" frente al "caos" de los independentistas y el "giro a la derecha" que supondría Cs, llamó "demócrata de pacotilla" a Rivera. Y en Cornellà, en su último mitin de campaña, en la localidad en la que comenzó hace treinta años su carrera institucional, lanzó su "último grito" para su partido, porque su papeleta representa la "reconciliación" real, "sincera y genuina", y no la "revancha" que persiguen los de Rivera. En el sanedrín electoral del PSC habían percibido que tenían que subrayar el perfil "de derechas" de Cs y contrarrestar el mensaje más amable de Arrimadas, insistiendo por tanto en su oferta de "concordia, convivencia y experiencia", como gustaba de decir Sánchez. El primer secretario intentaba presentarse así como la única oferta no independentista y de izquierdas, defensora convencida de la reforma constitucional y confiable frente al "experimento" que encarnaría la formación naranja. Además, para "maximizar" el voto y convencer de que la papeleta útil era la suya, subrayó que solo había tres alternativas: o 'president' separatista, o él o bien nuevas elecciones, repetición que él no propiciará.

Foto: Centro penitenciario de Estremera. (EFE)

No habrá investidura de un independentista

Los disparos a Ciudadanos han sido constantes, pero también se han ido modulando. Lo que no ha cambiado, desde el primer momento, es la negativa rotunda de Iceta a investir a un candidato 'indepe' o a dejarse investir él mismo por los apoyos de ERC. Y también ha rechazado la fórmula patrocinada por los 'comuns' de Ada Colau, una reedición del tripartito, con el argumento de que en las urnas se juzga la ejecución de un Gobierno, y ahora no pueden volver al Palau aquellos que llevaron a Cataluña al "desastre". El pasado lunes dijo a las claras que su propuesta es una "investidura transversal" que le haga jefe del Govern con los votos del PSC, Ciudadanos, PP y los 'comuns'.

Iceta ha ahondado en su perfil presidencial, como candidato experimentado y fiable, pero no brilló en los debates y afrontó la polémica de los indultos

Lo hacía también para despejar todo tipo de dudas sobre sus compañeros de viaje, ya que Arrimadas se ha hartado en campaña de agitar el fantasma de un nuevo tripartito. Esa es una alternativa rechazada por Iceta y por el propio Sánchez, consciente de que cualquier entente con ERC podría hundir sus expectativas en el resto de España en las siguientes convocatorias electorales.

Foto: Uno de los pósteres de Inés Arrimadas lanzado por Ciudadanos en la campaña del 21-D. (EFE)

Las urnas de este jueves medirán también el impacto de los últimos hitos de la campaña. De un lado, su propuesta de pedir el indulto de los dirigentes separatistas que resulten condenados, planteamiento que el primer secretario rectificó y calificó de "prematuro", consciente de que sus palabras habían incomodado al PSOE e incluso a parte del PSC. Aunque su análisis era producto de un "ataque de sinceridad" y podían servir para acercarse al caladero de los 'comuns', algunos dirigentes de su partido admitían en privado que había sido un "patinazo" que servía en bandeja las críticas de Cs, que ha abanderado un discurso más visceral contra los soberanistas.

Josep Borrell confía en la victoria de Iceta para "evitar que el odio nos envenene"

El cansancio hacía mella en los candidatos en los últimos días. Y también en Iceta. En sus mítines finales se hizo algo más plomizo —en Cornellà se desató y bailó al fin, eso sí— y su actuación en los debates de La Sexta y TV3 no fue brillante. En la cadena de Atresmedia —prioritaria para el PSC, pues ahí están sus votantes potenciales— siguió a pies juntillas los consejos de sus estrategas de no enzarzarse en peleas con los otros aspirantes para pulir su perfil presidencial. Pero lo hizo a costa de parecer desaparecido en algunos momentos del programa. Los debates no son su formato estrella, justificaban en su núcleo duro, al que no le dolían prendas en reconocer que Arrimadas "estuvo bien, muy bien".

Sánchez-Iceta, Ábalos-Illa

Lo que ocurra esta noche no será un resultado imputable únicamente al PSC. De ahí que sean asimismo unos comicios claves para Sánchez. Primero, porque son los primeros tras su triunfo en las primarias. Dos, porque se trata de Cataluña, una comunidad que tradicionalmente era un fértil granero de votos socialistas para las generales y que se quedó casi yermo a partir de 2011. Tres, porque la implicación de Ferraz en esta campaña ha sido total. Sánchez e Iceta hablan prácticamente a diario. Ambos condujeron con éxito y de forma coordinada las difíciles negociaciones con Mariano Rajoy sobre la aplicación del 155. Y ambos se han compenetrado en este viaje hacia el 21-D, evitando disonancias y ruidos. La participación del secretario general ha sido más limitada que en 2015 —cinco jornadas en total, ocho actos, por los 10 días que estuvo hace dos años—, precisamente para dejarle más margen para lucir su traje presidencial. Pero a cambio, las líneas estratégicas han sido compartidas por las dos direcciones, a través de los dos líderes y de sus escuderos, Salvador Illa y José Luis Ábalos.

No se esperan convulsiones internas salvo catástrofe, con la que no se cuenta en ningún caso. Ferraz recuerda el respaldo total del PSOE al PSC

En Ferraz destacan que la posición del PSC cuenta con el total respaldo del PSOE, como se comprobó en el comité federal del pasado 11 de noviembre. De ahí que, según los cálculos de la cúpula de Sánchez, el resultado de las urnas no será penalizado internamente, salvo que fuera catastrófico (mantener los 16 diputados o bajar), cosa que nadie espera y ninguna encuesta vaticina. "Todo el mundo sabe que Cataluña es una plaza difícil. Veníamos de dos tripartitos, de la defensa del derecho a decidir, del peor resultado histórico... Ahora el PSC está en las posiciones del PSOE, aun manteniendo su autonomía, y habrá subida con seguridad", subrayan desde el entorno de Sánchez, que no se cansa de repetir que el de este 21-D será el primer ascenso en votos y escaños que los socialistas catalanes experimentan desde 1999. Aunque en aquel año Pasqual Maragall se anotó 52 escaños (y un 37,85% de sufragios), 18 más que en 1995.

Sánchez a Rajoy: "No eres un gran partido en España siendo anécdota en Cataluña"

"Estamos convencidos de que vamos a romper la tendencia histórica de bajada y estamos muy contentos con el desarrollo de la campaña —aprecian en el puente de mando del comité electoral del PSC—. Estamos satisfechos del mensaje, del trabajo hecho... y todo puede pasar, porque las encuestas siguen dando un alto porcentaje de indecisos o de electores que no confiesan su voto". En la cúpula de Iceta se preparan así para la celebración en cualquier caso. Pero todo resultado a partir de 20 escaños será acogido con júbilo. Más aún, lógicamente, si se toca o se supera la barrera de los 25 asientos del Parlament o si la distancia con Cs es corta.

Foto: Pedro Sánchez abraza a Miquel Iceta, ante Zapatero, Josep Borrell y otros dirigentes en el acto central de campaña del PSC, el pasado domingo en Barcelona. (Flickr | Borja Puig)

Más fácil llegar a La Moncloa

En previsión de que el dato final no sea tan lucido como se preveía, e indudablemente porque este 21-D se juega mucho más que la ubicación de cada partido en el podio, en Ferraz y en Nicaragua insistían en las últimas jornadas en que lo importante es que el bloque independentista no sume mayoría absoluta, fijada en 68 diputados. La disyuntiva, como se ha encargado de repetir el primer secretario, es continuar hacia el "desastre" o "cambiar de rumbo". Sánchez lo decía con claridad meridiana este martes en la SER: "Lo más importante es lo que podemos hacer los no independentistas. ¿Qué podemos hacer? Uno, ponernos de acuerdo porque si hay una mayoría parlamentaria alternativa al independentismo, es de obligado cumplimiento que nos pongamos todos de acuerdo para que haya un Gobierno diferente en Cataluña. Y dos, pase lo que pase en Cataluña, lo que es importante es que abramos un proceso de reflexión y actualización de nuestro pacto constitucional". No cerraba así la puerta a una eventual investidura de Arrimadas, opción muy improbable para los socialistas salvo que Iceta, Cs y PP alcanzasen mayoría absoluta por sí mismos, sin necesitar a los 'comuns'.

PSOE y PSC insisten: es clave que los 'indepes' no consigan la absoluta. Solo hay tres opciones: o 'president' separatista, o Iceta o nuevas elecciones

En caso de que Iceta lograra su sueño de convertirse en 'president', Sánchez lograría un importante espaldarazo a sus propias aspiraciones, como reconocen fuentes muy próximas. No solo el conflicto catalán podría reconducirse. Con un socialista en el Palau se podría reanimar el granero tradicional de voto para las generales.

Fin de una campaña sin favoritos

¿Y qué ocurre si el PSC se queda en 20 escaños o algo menos? Se sentirá cierta desazón aunque, como inciden en Ferraz, todo dependerá de cómo queden el resto de actores constitucionalistas. Si no hay mayoría 'indepe', correrá una sensación de alivio. Pero si ERC, JxCAT y la CUP tocan la cifra mágica de los 68 escaños, los dos grandes partidos, PP y PSOE, tendrán un problema. Porque se leerá que los promotores de la aplicación del 155 han fracasado y los soberanistas han salido reforzados del envite. "Estas elecciones van más allá de cada partido. Se juega en términos de bloque. Y si tuviéramos que valorar aisladamente cómo queda cada partido, el PP tendría que suicidarse [por sus malos pronósticos]. Estos comicios se juegan en clave de España, y no tanto de partidos", recalcan en Ferraz.

Foto: Inés Arrimadas junto a Carles Puigdemont en el Parlament. (EFE)

Las del 21-Dno serán unas autonómicas más. Ni para España ni, desde luego, para el PSOE y el PSC. Habrá previsiblemente subida. La incógnita es si habrá cava para celebrar una remontada histórica.

Sánchez acompaña a Iceta en la primera reunión de análisis de datos y pactos

PSOE y PSC seguirán la jornada electoral por separado. Miquel Iceta vota en el colegio electoral instalado en la Universitat de Barcelona a las 11 de la mañana. El candidato vivirá con su equipo el fin de la votación y el escrutinio en la sede central del PSC, en la calle de Nicaragua de la capital catalana. Pedro Sánchez, por su parte, seguirá la noche electoral en el cuartel general de la calle de Ferraz, en Madrid, acompañado también de miembros de su ejecutiva. Se espera que la comparecencia posterior a los resultados corra a cargo, por parte del PSOE, de su secretario de Organización, José Luis Ábalos.

En los comicios autonómicos del 27 de septiembre de 2015, cuando Iceta logró salvar los muebles y venció los malos pronósticos, sí salió Sánchez desde Ferraz. Ahora el momento es distinto. Las expectativas son más altas, de ahí que la subida puede saber a poco si es más raquítica, si se salta, por ejemplo, de 16 a 18-19 escaños.

El viernes 22 no está prevista ejecutiva del PSOE. Iceta sí reunirá a su dirección en Nicaragua a última hora de la mañana. A la cita, según confirmaron fuentes de la cúpula, acudirán Sánchez y parte de su ejecutiva, encabezada por la vicesecretaria general, Adriana Lastra, y el número tres, Ábalos. En principio, no habrá reunión de la ejecutiva de Sánchez y del comité federal hasta después de Reyes. En Barcelona, se analizarán los datos y se darán los primeros pasos para los pactos poselectorales. Iceta ya prometió que consensuará con el PSOE su política de alianzas, aunque la decisión última es del PSC. 

El candidato dedicó la jornada de reflexión a varias tareas: se compró gafas nuevas (se deshace así de las que tenía de varilla roja, seña de identidad estos años), estuvo en Nicaragua en la copa de Navidad con los trabajadores del PSC y luego se fue a ver con sus amigos al cine la última película de la saga ‘Star Wars’: 'Episodio VIII: los últimos Jedi'. 

Pedro Sánchez suele expresar con cierto deleite que está en su "segunda vida". Política, se entiende. La que comenzó tras las primarias del pasado 21 de mayo en las que se llevó por delante a su eterna enemiga, Susana Díaz, y reconquistó el poder del PSOE. Pues esa "segunda vida" se juega ahora en la frontera psicológica de los 20 escaños. Si el PSC de su amigo y aliado Miquel Iceta iguala o supera esa representación en el Parlament, respirará aliviado. Habrá superado un examen difícil y con cierta nota. Si se desliza por abajo, aun superando los 16 diputados y el 12,72% de 2015, el peor resultado histórico del partido hermano, sabrá a poco, será ineludible la sensación de cierto pinchazo, pese a que se trate de la primera subida en votos y asientos desde 1999. No es previsible que, ocurra lo que ocurra, vuelvan las tormentas internas, pero estas elecciones del 21-D sí darán una primera medida del 'efecto Sánchez' y de si los socialistas pueden soñar con una recuperación real en un territorio que tradicionalmente había sido talismán, granero de votos y llave de La Moncloa: Cataluña. Claro que toda valoración de las urnas habrá que ponerla en relación con lo que le suceda al resto de fuerzas constitucionalistas. Porque si los independentistas revalidan su mayoría absoluta, la lectura crítica será insoslayable.

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