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Las elecciones se juegan en 140.000 electores que votan por primera vez
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EL VOTO JOVEN ES MAYORITARIAMENTE SOBERANISTA

Las elecciones se juegan en 140.000 electores que votan por primera vez

El resultado de las elecciones catalanas puede ser tan justo, que al final serán decisivos los votos de quienes han cumplido 18 años y nunca antes han votado. Son casi 140.000

Foto: Votaciones en el colegio electoral Infant Jesús de Barcelona. (EFE)
Votaciones en el colegio electoral Infant Jesús de Barcelona. (EFE)

Solo hay una cosa clara. El resultado electoral en Cataluña se juega en un puñado de votos. O lo que es lo mismo: la mayoría parlamentaria que elegirá al próximo presidente de la Generalitat dependerá de unas miles de papeletas que, probablemente, saldrán de los nuevos electores -más de 136.000- por haber cumplido los 18 años de edad antes del 21 de diciembre, y sobre los que no hay, obviamente, constancia de lo que votaron anteriormente.

Su importancia en términos cuantitativos es relevante. Pero también en términos cualitativos. Hay que tener en cuenta que, según la última estimación de voto del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre Cataluña, la relación entre voto joven y posiciones soberanistas-nacionalistas es evidente. Según el CIS, el partido preferido por los jóvenes con edades comprendidas entre 18 y 24 años es claramente la ERC de Oriol Junqueras (23%), seguida de la CUP (14,9%) y, por último, Catalunya en Comú-Podem (11,3%). Dentro de los partidos que respaldan el actual marco constitucional, la primera opción es Ciudadanos (9,7%).

Lo que dice el censo oficial -que confecciona el Instituto Nacional de Estadística- es que 136.444 electores tendrán derecho a participar en una elecciones por primera vez en su vida tras haber alcanzado la mayoría de edad respecto de las elecciones autonómicas de 2015. Representan apenas el 2,5% de los 5,55 millones de catalanes con derecho a voto, pero su importancia puede llegar a ser significativa habida cuenta de que los restos (la asignación de escaños de mayor a menor en función del número de votos) van a ser decisivos. Sobre todo teniendo en cuenta la sobrerrepresentación de tres de las cuatro provincias catalanas en cuanto a número de escaños en relación a la población: Tarragona, Girona y Lleida.

Foto: El presidente del PP, Mariano Rajoy, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y el líder de Ciudadanos, Albert Rivera. (EFE)

Y estas tres provincias -donde el soberanismo es más fuerte que en Barcelona- no solo han visto crecer de forma más intensa su población (aunque el número de escaños por circunscripción no ha sido alterado al aplicarse la ley electoral de 1980), sino que también han aumentado de forma significativa el número de nuevos electores.

En Tarragona -donde en las anteriores autonómicas la coalición JxSi (suma de Convergència y ERC) obtuvo el 41,6% de los votos- el número de nuevos electores asciende a 14.225, lo que representa casi el 40% de los que que logró el PP en esa provincia. En Girona, por su parte, están en condiciones de votar 13.208 nuevos electores, mientras que en Lleida se han incorporado al censo 7.299 electores. En estas dos provincias, la mayoría independentista es absoluta: un 56% en el primer caso y un 55% en el segundo, lo que da idea de la importancia que tienen ambas circunscripciones para el soberanismo.

Más población, menos escaños

En Barcelona, que con diferencia es la provincia más relevante en términos de escaños (85), el número de nuevos electores asciende a 101.712, pero hay que tener en cuenta que esa provincia está claramente infrarrepresentada en términos de distribución de escaños. Y es, precisamente, la circunscripción donde los soberanistas obtienen sus peores resultados (el 36% en 2015) y, por el contrario, los constitucionalistas los mejores (un 41% hace dos años la suma de Cs, PSC y PP).

Foto:  Un ciudadano coge una papeleta en un colegio electoral del centro de Barcelona. (EFE)

Tampoco son irrelevantes los votos de catalanes en el extranjero. El censo electoral refleja, en concreto, que el número de electores catalanes residentes en el extranjero asciende a 224.844, lo que supone el 4% del total. La distribución por países de destino está muy repartida, siendo Francia (29.344), Argentina (25.700) y Alemania (15.321) los territorios con más no residentes catalanes.

El otro factor relevante a efectos electorales tiene que ver con la participación. Y lo que se sabe es que a medida que ha aumentado la tensión independentista en los últimos años, la abstención ha sido menor. O lo que es lo mismo, el proceso soberanista ha sacado a muchos electores de uno y otro signo de sus casas, lo que hace pensar que el 21-D (tras los sucesos de octubre) aumente la participación. Eso es lo que sucedió en las elecciones autonómicas de 2015, cuando la participación fue equivalente al 74,95%. Es decir, 13 puntos más que la media de los 11 comicios celebrados desde 1980, cuando Cataluña tuvo su primer Parlament.

Solo hay una cosa clara. El resultado electoral en Cataluña se juega en un puñado de votos. O lo que es lo mismo: la mayoría parlamentaria que elegirá al próximo presidente de la Generalitat dependerá de unas miles de papeletas que, probablemente, saldrán de los nuevos electores -más de 136.000- por haber cumplido los 18 años de edad antes del 21 de diciembre, y sobre los que no hay, obviamente, constancia de lo que votaron anteriormente.

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