Los soberanistas de ERC y JxCAT se olvidan de la Ley de Transitoriedad en sus programas
La Ley de Transitoriedad Jurídica fue anulada por el Tribunal Constitucional (TC), igual que la Ley del Referéndum. Sus contenidos fueron claves para poner en fuga a las empresas
Las personas adultas tienen una frase mágica para sobrevivir a situaciones incómodas: "Esto no ha pasado". Pues con la Ley de Transitoriedad ha sucedido algo así. Se ha convertido en un instrumento para evaluar el grado de independentismo de cada formación soberanista. En el caso de JxCAT es como si la Ley de Transitoriedad no se hubiese aprobado nunca aquel 7 de septiembre. ERC la recuerda pero luego aparca cualquier desarrollo futuro en la nueva legislatura. Y solo la CUP reivindica recuperar ese texto legal en su programa para las elecciones del 21-D.
La Ley de Transitoriedad Jurídica fue anulada por el Tribunal Constitucional (TC), igual que la Ley del Referéndum. Sus contenidos fueron claves para poner en fuga a las empresas, ya que creaba un marco de fuerte inseguridad jurídica en la que no se sabía qué norma prevalecía en el territorio, si la española o la catalana.
Así, en el caso de JxCAT, la Ley de Transitoriedad ni se menciona en el programa electoral. Tampoco es extraño. El cabeza de lista, cuando era presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, nunca fue partidario de aprobarla y de hecho se resistió a ello hasta el último minuto. Al final la presión de la CUP consiguió sacar adelante la Ley de Transitoriedad, la cual tenía que servir para desplegar todo el aparato legal de la nueva república independiente. Algo que Puigdemont y los suyos prefirieron no hacer cuando tras la DUI optaron por irse de fin de semana.
En el programa de JxCAT la candidatura del 'expresident' se compromete a "continuar, de acuerdo con el mandato democrático del 27 de septiembre y el 1 de octubre, la construcción de la República catalana. Disponer de un Estado es el único instrumento para mejorar la cohesión social (proteger a las personas), aumentar la prosperidad (proteger el territorio, el medio y la economía) y disponer de un marco institucional óptimo en beneficio de los 7,5 millones de catalanes". Pero ninguna mención a que se ejecutaría a través de la polémica ley, sin duda el acto más independentista que llevó a cabo el Parlament encabezado por Carme Forcadell.
Abandonando la unilateralidad se defiende, en cambio, "abrir un diálogo con el estado español. Queremos hablar de todo, como siempre hemos dicho. Priorizamos la vía del diálogo, como siempre hemos hecho; reafirmando siempre nuestro derecho a la autodeterminación, amparado en los tratados internacionales firmados por el Estado español, que prevalecen en la propia constitución".
La referencia de ERC
Mientras JxCAT obvia la Ley de Transitoriedad, ERC la reivindica en su programa pero solo como obra de gobierno. En el programa del partido de Oriol Junqueras y Marta Rovira se recuerda que "la Ley de Transitoriedad jurídica y fundacional de la República permite a la ciudadanía conocer la vinculación del Sí al Referéndum a la vez que dota de seguridad jurídica el periodo transitorio hacia el Estado independiente, sin condicionar políticamente ni ideológicamente. La ley ampara a los ciudadanos y también las personas jurídicas, entidades y empresas con vínculos con la administración, garantizando la integración del personal funcionario".
En el programa de ERC se mantiene la voluntad de independizar Cataluña, pero esta vez la vía es la negociación con el Gobierno, no la unilateralidad
En opinión de ERC, esta ley "mantiene la mano extendida a la negociación y acuerdo con el Estado español en materias fundamentales como la nacionalidad, la deuda pública y las pensiones". Sin embargo, la plantea como algo ya pasado, no como una promesa de futuro.
Cara a la legislatura se compromete a "impulsar un gran diálogo de país, que con vocación constituyente y voluntad democrática, ensanche aún más, por medio de instrumentos y procesos participativos de deliberación social, la amplia mayoría ciudadana a favor de hacer realidad la República catalana". Es decir, la República catalana ya ha sido declarada y, por tanto, no hay que repetir la DUI. Sin embargo, sí que hay que concretarla.
Para ello el único medio que reconocen los republicanos es "emplazar a España, al tiempo que las instituciones europeas, para lograr una negociación a través de la cual, en pie de igualdad y sin ninguna renuncia previa por parte del Parlament y el Govern, se haga posible el acceso de Cataluña a la plena independencia y la efectiva y pacífica articulación democrática de la República catalana". Se renuncia a la unilateralidad y se fía todo al diálogo con el Gobierno español. Lo más parecido a una rectificación que se puede esperar del independentismo.
La CUP no olvida
La que no olvida es la CUP. En su programa para el 21-D sí que se reivindica la Ley de Transitoriedad como un futuro instrumento de gobierno. En el punto 85.2 de sus compromisos electorales se recogen como primeras medidas "el despliegue de un plan de proclamación de la voluntad de construcción de la República Catalana, el desarrollo de la Ley de Transitoriedad, la convocatoria de la Asamblea Constituyente y el impulso de los decretos republicanos iniciales —detallados en dicha Ley de Transitoriedad—, así como el impulso inmediato de medidas orientadas a ampliar los derechos de la mayoría trabajadora y popular y el desarrollo de las leyes aprobadas en el Parlament y suspendidas por el TC".
La Ley de Transitoriedad funciona así como un termómetro para calibrar las verdaderas intenciones independentistas de las formaciones concurrentes en estos comicios.
Las personas adultas tienen una frase mágica para sobrevivir a situaciones incómodas: "Esto no ha pasado". Pues con la Ley de Transitoriedad ha sucedido algo así. Se ha convertido en un instrumento para evaluar el grado de independentismo de cada formación soberanista. En el caso de JxCAT es como si la Ley de Transitoriedad no se hubiese aprobado nunca aquel 7 de septiembre. ERC la recuerda pero luego aparca cualquier desarrollo futuro en la nueva legislatura. Y solo la CUP reivindica recuperar ese texto legal en su programa para las elecciones del 21-D.
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