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Elisenda Alamany, número 2 de los 'comuns', hija de andaluza y un votante de la CUP
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Elisenda Alamany, número 2 de los 'comuns', hija de andaluza y un votante de la CUP

Su trayectoria política se enmarca en el municipalismo, donde ha ido desarrollando una serie de principios, liderazgos y discursos que a día de hoy forman parte del libro blanco de Catalunya en Comú

Foto: La portavoz de Catalunya en Comú, Elisensa Alamany, durante una comparecencia pública. (EFE)
La portavoz de Catalunya en Comú, Elisensa Alamany, durante una comparecencia pública. (EFE)

Elisenda Alamany Gutiérrez (Hospitalet de Llobregat, 1983), número dos de Xavier Domènech en las elecciones catalanas del 21-D, se ha curtido en la política local, los movimientos sociales -antifascistas en su juventud- y el activismo ecléctico entre calles e instituciones, siempre con la máxima de que estas últimas estén al servicio de la sociedad civil para la transformación social. Profesora de secundaria y filóloga, esta hija de una andaluza y un catalán votante de la CUP, según confesaba -al menos hasta que aparecieron en escena los 'comuns'-, con 25 años fue elegida como concejal de Castellar del Vallès.

Su trayectoria política se enmarca en el municipalismo “desde abajo”, donde ha ido desarrollando una serie de principios, liderazgos y discursos que a día de hoy forman parte del libro blanco de Catalunya en Comú, formación que contribuyó a impulsar junto a viejos conocidos como Ada Colau y Xavier Domènech. La crítica a los “complejos” de la izquierda clásica, la apelación a las mayorías sociales, “que pueden ser tanto de izquierdas como de derechas pero que tienen puntos en común”, los liderazgos compartidos, la búsqueda constante de consensos, ser bisagra entre las calles y las instituciones o el lema “ofrecemos soberanía popular” son ideas fuerza del relato de Alamany previo a Podemos y los 'comuns'.

Con epicentro en Castellar tejió una 'networking' en la que destacan protagonistas de la fundación de Podem, primero, y de Catalunya en Comú, después

Desde que en 2007 fundó junto a otro grupo de vecinos la candidatura L'Altraveu per Castellar, rompiendo esquemas al hacerlo como una agrupación de electores, independiente y no adscrita a ningún partido político, Alamany ha perseguido el cambio desde lo particular a lo general. No en vano, defiende como una de las principales características de los liderazgos -“compartidos” como condición previa- la coherencia entre la praxis política y la vida personal.

Con epicentro en Castellar tejió una 'networking' en la que destacan nombres protagonistas de la fundación de Podem, primero, y de Catalunya en Comú, después. A su lado ha permanecido siempre Gemma Ubasart, la primera secretaria general de Podem, quien dimitió tras las elecciones del 27-S solo ocho meses después de haber sido elegida por los inscritos. “Una persona clave para mí tanto en los ámbitos político como personal”, llegó a decir Alamany, pues fue quien la empujó a dar el salto a la política institucional.

placeholder Elisenda Alamany y Gemma Ubasart, durante una rueda de prensa  L'Altraveu en 2011. (L'Altraveu)
Elisenda Alamany y Gemma Ubasart, durante una rueda de prensa L'Altraveu en 2011. (L'Altraveu)

A Domènech lo conoció en el 2008, a raíz de la construcción de la candidatura alternativa en Castellar del Vallès. Entonces él aún era profesor de historia en la UAB y siempre había estado ligado a las luchas municipalistas que les llevaron a coincidir de la mano de Gemma Ubasart. Más tarde, su implicación en Procés Constituent hizo que coincidiesen en más de una ocasión y estableciesen una relación de amistad. “Siempre me ha sorprendido su pósito político y esa naturalidad en todo lo que hace que lo sitúa tan lejos de los políticos prefabricados a los que estamos tan acostumbrados”, dice de él Alamany. A Colau la conoció a través de su trayectoria en Observatorio DESC y su lucha por una vivienda digna. Su primer contacto fue en una charla, donde Alamany le pidió ayuda con el programa sobre vivienda para llevar en la candidatura de Castellar. Más tarde impulsó la PAH y, como explica la número dos de los comuns, "cristalizó toda su potencia como altavoz de lo que había permanecido invisible durante tanto tiempo".

El vértigo que sintió en aquellos primeros momentos pronto mudó en un liderazgo natural y una obsesión por replicar la experiencia municipalista en otras localidades, escalarla al ámbito comarcal y finalmente llevarla al Parlament. Desde su entorno destacan su capacidad para generar consensos, comunicar, mantener la coherencia y su entrega “sin esperar nada a cambio”.

En el municipalismo ha pasado por varias fases. Entre ellas destaca la decisión de hacer piña con la CUP, integrando Altraveu per Castellar en las denominadas Candidaturas Alternativas del Vallès (CAV), que sumaron sus votos a los 'cupaires'. En las elecciones catalanas de 2012esta confluencia de candidaturas apuesta por apoyar a la CUP, que se presenta por primera vez a las autonómicas, aunque sin pedir explícitamente el voto.

En la asamblea fundacional de los 'comuns' se encargó de defender el texto original del grupo promotor frente a una enmienda independentista

A través de un comunicado valoraban positivamente que la CUP representaba un movimiento de base, asambleario y aglutinante de numerosos movimientos sociales, que defiende un programa “de renovación y radicalidad democrática, crítico con el sistema económico actual y que propone alternativas a la actual situación de crisis agravada por la estafa económica que estamos sufriendo con la complicidad de la mayoría de partidos políticos con representación institucional”.

La propia Alamany hacía balance de su experiencia municipalista en un libro colectivo publicado en 2014, donde reconocía a este respecto “la consideración de opciones políticas como la CUP, que trabaja para la radicalización democrática”. Ideológicamente evita encasillarse, y es que sus proyectos políticos se centran en rechazar los carnés, aunque en ocasiones se ha presentado como independentista. Ya en un acto de campaña del 26-J celebrado en Sabadell, junto al candidato Xavier Domènech, afirmaba desde el escenario: “A veces nos preguntan por qué un independentista vota a En Comú Podem, pues porque nos da la gana”.

En la asamblea fundacional de los 'comuns' se encargó, en cambio, de defender el texto original del grupo promotor frente a una enmienda independentista. Eso sí, justificándolo como válido desde una posición cercana al independentismo, y para lo que argumentó que “estamos en una lógica parlamentaria que sólo deja, para el relato independentista, un modelo de estado que sería una réplica de España, que está liderado por Convergencia, y que está en las antípodas del cambio y de la realidad que nosotros queremos, creemos que el proceso se encuentra en un punto muerto y nosotros queremos cambiar esta situación”.

placeholder Alamany, junto a los otros tres ediles de Decidem Castellar, Jordi Uyà, Conxi Gracia, Joan Moyà. (DC)
Alamany, junto a los otros tres ediles de Decidem Castellar, Jordi Uyà, Conxi Gracia, Joan Moyà. (DC)

Durante las negociaciones poselectorales de las las últimas autonómicas, Alamany firmó junto a otro grupo de reconocidos activistas catalanes un manifiesto, encabezado por la monja Teresa Forcades y el economista Arcadi Oliveres, que reclamaba a la CUP que no invistiese a Artur Mas como 'president'. Bajo el título 'Por un giro a la izquierda', el texto reclamaba "la investidura de un 'president' que refleje una triple voluntad de cambio: libertad política, justicia social y radicalidad democrática", lo que no cumpliría el ahora 'expresident'. Por otro lado se ponía el foco en la corrupción y los recortes, acusando a los convergentes de haber gestionado un proceso "donde demasiado a menudo se ha confundido país y partido".

Profesora de secundaria y filóloga, Alamany es hija de una andaluza y un catalán votante de la CUP

Ya en 2015, tras la irrupción de Podemos en el panorama político, Altraveu modificó el puzle de las confluencias, formando candidatura junto a Podem, Procés Constituent y EUiA, adoptando el nombre actual de Decidim Castellar y con un logotipo en el que posteriormente se inspiró Catalunya en Comú. El salto al nivel autonómico comenzaba a fijar sus cimientos después de años de deliberación y ensayo y error mirando a este objetivo, o al menos en algunas de la cabezas del denominado municipalismo.

Sólo una fuerza política que incluya todas las sensibilidades presentes en Catalunya, defiende Alamany, puede aspirar a gobernar un país "afortunadamente mestizo y plural". Y ese es el proyecto que encarna CatECP, añade. "Creo que Cataluña tiene que mirar de tú a tú España, ser ese motor de cambio y de vanguardia que la ha caracterizado históricamente. Eso se puede defender desde posiciones confederalistas e independentistas, como la mía", subraya. Una conclusión a la que llega, dice, después de cinco años debatiendo sobre el estatus político de Cataluña y sobre binomios que no representan la pluralidad existente en la sociedad. "Lo que nos une es la construcción de un horizonte ilusionante con más capacidad de autogobierno al servicio de la gente", remacha.

Alamany siempre tuvo claro este proyecto. En su texto del libro 'Nous lideratges en moments de canvi. Reflexions sobre lideratge i transformació social', editado por la fundación Jaume Bofill y coordinado por Marc Parés -que ahora concurre en la lista de los 'comuns' al 21-D, y Joan Subirats -nuevo comisionado de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona tras la ruptura con el PSC- escribía: “Me gustaría poder seguir cambiando cosas en Castellar y que estos cambios también se pudieran producir en otros municipios y que estos cambios también los hiciéramos llegar al Parlament, desde abajo. Sin embargo, creo que no se puede generar ningún proceso de transformación sin saber transmitir esperanza, que es una de las cosas de las que hablamos mucho en las candidaturas alternativas últimamente”.

Los proyectos de cambio en el ámbito municipal siempre se han hecho cuando mayorías progresistas amplias han sido capaces de liderarlos

De su experiencia municipalista y los "proyectos de cambio" que se han desarrollado históricamente en el ámbito muncipal destaca que siempre se han hecho cuando mayorías progresistas amplias han sido capaces de liderarlos. Una lección que dice no se debe olvidar para encarar la próxima legislatura tras el 21-D. "Lo que aprendí en Castellar es que sólo estando al lado de la gente se resiste mejor a ofensivas autoritarias y se avanza realmente en la conquista de más derechos para todos".


Para la número dos de los 'comuns', “sin ambición ni ilusión no se va a ningún sitio”. Así lo ha expresado siempre coincidiendo con la filosofía del “asaltar los cielos” que posteriormente Pablo Iglesias puso en circulación durante la asamblea fundacional de Podemos. En el libro anteriormente citado, reconocía que “a veces me dicen que soy una suicida porque no tengo en cuenta el contexto, pero soy de las que opino que, independientemente del contexto, en las próximas elecciones debemos ser capaces de obtener cuatro regidores, porque más representatividad significa más posibilidades de cambio. Es decir, no un fin en sí mismo, sino tener más capacidad de presión”.

Elisenda Alamany Gutiérrez (Hospitalet de Llobregat, 1983), número dos de Xavier Domènech en las elecciones catalanas del 21-D, se ha curtido en la política local, los movimientos sociales -antifascistas en su juventud- y el activismo ecléctico entre calles e instituciones, siempre con la máxima de que estas últimas estén al servicio de la sociedad civil para la transformación social. Profesora de secundaria y filóloga, esta hija de una andaluza y un catalán votante de la CUP, según confesaba -al menos hasta que aparecieron en escena los 'comuns'-, con 25 años fue elegida como concejal de Castellar del Vallès.

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